Una nueva jornada dominical en la que el esforzado grupo de los Nenazas, se reunían a las 9 de la mañana, como es su costumbre, para recorrer esas rutas empinadas, pedregosas, sinuosas y todo tipo de osas que se os ocurran.
Si la semana anterior, Antonio nos preguntaba ¿Dónde coño os habéis metido?, en ésta nueve Nenazas nueve, eligieron dicha mañana para sudar un poco, y compartir unas horas pedaleando en compañía.
Ocurrió como otras tantas veces, que como no venía el guía habitual, no se tenía claro porque caminos transitar y cual sería nuestro destino. En principio la idea fue ir al Rock in Rio, aunque por diversas circunstancias, veréis donde acabamos y porqué.
La salida la oficial de los últimos tiempos, por el Cerro del Telégrafo para calentar músculos y acabar de despertar a los más perezosos.
Al llegar a la Laguna del Campillo, cruzamos bajo el puente del metro, para seguir adelante por la carretera del Puente de Arganda a Chinchón y empezar la subida por nuestro conocidísimo camino Vaáamono.
El problema es que nuestro conocido camino no lo conocemos nosotros solos, porque nada más pasar bajo el puentecito donde empiezan las primeras rampas, un numeroso grupo nos abordaba por nuestra izquierda y llenaba el camino con más ruedas de las que os podríais imaginar.
La decisión más rápida y acertada estaba clara, abandonar el camino y subir por la empinada cuesta del Monte de los Cerros Concejiles, y así librarnos del numeroso pelotón.
En esas rampas empezaba a pasar factura en algunos un periodo largo de inactividad, que solo se soluciona con esfuerzo y constancia. Hay que seguir en la brecha.
El punto de encuentro, de foto de grupo y de regreso a casa de los dos primeros Nenazas en volverse para casa fue la vía verde.
Pelotón de la jornada
Foto: Marqués
Desde allí cruzándola, y cambiando de destino, seguimos subiendo en dirección al cementerio de mascotas de Arganda, por detrás del Hospital de dicha localidad.
El siguiente punto de reunión, de avituallamiento y como no de cháchara, las mesas de la Dehesa del Carrascal.
Foto: Marqués
Foto creativa con el desayuno de Trancas, con magdalenas y platanito
Foto: Trancas
Había dudas de por donde realizar la vuelta, y todo quedó más claro cuando el numeroso grupo de la mañana hizo de nuevo acto de presencia junto a nosotros. La decisión volvernos cuanto antes sobre nuestros pasos y evitar los caminos por dónde los otros ciclistas hicieran su recorrido.
Salimos rápido, aunque eso no fue suficiente para alejarnos de ellos, puesto que a la par salieron los primeros del numeroso pelotón, con algún fantasma por medio haciendo cabriolas por las cunetas para demostrar poderío frente al resto.
En el primer cruce de caminos, se produjo la separación que sería definitiva, el otro grupo se iba por la izquierda y nosotros a la derecha por una empinada cuesta que habíamos bajado a la ida.
De nuevo la reunión en el cruce de la vía verde, donde se produjo una nueva separación del grupo. Dos iniciamos la vuelta a casa bajando hacia Arganda y La Poveda, y el resto siguieron ruta por la vía verde hacia arriba para llegar a la parte alta del Vaáamono y bajar a tumba abierta hacia el Puente de Arganda.
Según comentaron después, hubo pinchazo de Trancas y el Profe volaba cuesta abajo para sorpresa de alguno.
Calzas y el que os escribe, nos lo tomamos más tranquilo, con paradas para fotos, para llamadas telefónicas y al llegar a la Laguna del Campillo, el grupo se juntaba por unos instantes. Solo quedaba la subida a casa.
Lugar de la primera caída de David
Foto: Marqués
Entre las flores en la Finca de El Piul
Fotos: Marqués
Se me olvidaba, cuando nos ibamos para casa a las 13:30 h, salía el segundo turno de la mañana. Un poco tarde, ¿no? por el pueblo.
Cada uno sabrá cómo y por donde subió, porque hubo desbandada general hasta el Camelot, final de una ruta de poco más de 50 km para los más osados y unos 46 km para los tranquilos. Los primeros ya nos contarán.
Ciao.
Había dudas de por donde realizar la vuelta, y todo quedó más claro cuando el numeroso grupo de la mañana hizo de nuevo acto de presencia junto a nosotros. La decisión volvernos cuanto antes sobre nuestros pasos y evitar los caminos por dónde los otros ciclistas hicieran su recorrido.
Salimos rápido, aunque eso no fue suficiente para alejarnos de ellos, puesto que a la par salieron los primeros del numeroso pelotón, con algún fantasma por medio haciendo cabriolas por las cunetas para demostrar poderío frente al resto.
En el primer cruce de caminos, se produjo la separación que sería definitiva, el otro grupo se iba por la izquierda y nosotros a la derecha por una empinada cuesta que habíamos bajado a la ida.
De nuevo la reunión en el cruce de la vía verde, donde se produjo una nueva separación del grupo. Dos iniciamos la vuelta a casa bajando hacia Arganda y La Poveda, y el resto siguieron ruta por la vía verde hacia arriba para llegar a la parte alta del Vaáamono y bajar a tumba abierta hacia el Puente de Arganda.
Según comentaron después, hubo pinchazo de Trancas y el Profe volaba cuesta abajo para sorpresa de alguno.
Calzas y el que os escribe, nos lo tomamos más tranquilo, con paradas para fotos, para llamadas telefónicas y al llegar a la Laguna del Campillo, el grupo se juntaba por unos instantes. Solo quedaba la subida a casa.
Lugar de la primera caída de David
Foto: Marqués
Entre las flores en la Finca de El Piul
Fotos: Marqués
Se me olvidaba, cuando nos ibamos para casa a las 13:30 h, salía el segundo turno de la mañana. Un poco tarde, ¿no? por el pueblo.
Cada uno sabrá cómo y por donde subió, porque hubo desbandada general hasta el Camelot, final de una ruta de poco más de 50 km para los más osados y unos 46 km para los tranquilos. Los primeros ya nos contarán.
Ciao.