25 de agosto de 2013, resurge el pelotón Nenaza


Algo parece que cambia en el ambiente, es para no creérselo. Las previsiones de asistencia a la etapa superaba con creces las expectativas, visto lo ocurrido en las últimas semanas. La gente se va incorporando y eso se nota, además del ánimo del personal que parece que sube poco a poco.
A la cita den una dominical acudimos 8 Nenazas, al que se unió poco después una nueva incorporación al grupo, David colega de paddel de Elevator que repite en una de nuestras rutas, esperemos se mantenga.
La hora de salida eran las 8:30 h., a las que puntualmente acudimos todos, no hubo que esperar a nadie más de la cuenta.  
Había dudas en el recorrido a realizar, pero el personal está bajo de forma y a falta de los gallos del pelotón, el Profe eligió ruta, al Cerro de los Ángeles.
La salida por la pista que rodea al Cerro del Telégrafo entre los pinos, donde Locomotoro con dos compañeros hacia unas carreritas. No aprenderás Javi, correr es de cobardes, mejor encima de la bici que a pedalillo, pero cada uno ……
Bajamos hacia el pueblo, recogiendo a David en los alrededores del auditórium Miguel Ríos y sin pausa hacia el pueblo, que había que cruzar la A-III para encaminarnos hacia los edificios de la Escuela de Protección Civil por la pista asfaltada que recorre la ribera del río Manzanares aguas arriba.
El siguiente paso adentrarnos en la senda de los charcos, ese camino que discurre en paralelo al antiguo Canal del Manzanares y que parece horrorizar a algunos disgustados tener que bajarse de la bici en algunas ocasiones. Ahora en verano una o ninguna para los más intrépidos.
Por ahí nos fuimos, cruzando el arroyo de Valdemingómez montaditos sobre la bici. Primer punto cruzado sin problemas. Más adelante el segundo punto, que en verano se seca casi completamente, salvo un charquito pequeño persistente, donde no hubo problemas, ni debía haberlos.
 
Por la senda de los charcos
Foto: Marqués

El tercer punto es el más problemático, es un arroyo que no se seca en ningún periodo del año y que además mantiene unas zonas muy embarradas, aunque mucho menos que en otros momentos. Allí el Gavilán, ojo avizor, avisaba: “Hay un bicho muy grande por ahí corriendo”. Pues nada que me bajé de la bici y miré donde se movían las hierbas para dar con el susodicho animal. Un precioso Sapo común huía como despavorido de nuestra presencia, el cual fue fotografiado y liberado sin daño. Como debe ser.
 
 
 



Sapo común
Fotos y video: Marqués

 
Poco más adelante llegamos a la Cañada Real  Galiana, donde se gira a la izquierda para pasar junto a la Depuradora Sur, la finca de la Torrecilla de Iván Crispín y el vallado con vacas lecheras tras cruzar el río Manzanares. Después cruzar la carretera M-301 y encaminarnos hacia nuestro destino.
 






Ruta tras pasar la Depuradora Sur
Fotos y video: Marqués

Parece mentira pero en el primero de los cruces la mayor parte del pelotón siguió recto por enésima vez, sin recordar el camino correcto. Esas memorias, compañeros. Mientras esperábamos su vuelta, Rulo, el Sargento y yo, pudimos disfrutar del precioso vuelo de un ave muy extraña y particular, el Chotacabras cuellirrojo. Bueno o eso creo porque yo lo vi muy bien pero mis dos compañeros de observación no sé si lo vieron bien. Ya me contaréis si visteis esto o no.
 
Chotacabras cuellirrojo
Foto: Delfín González

 
Seguimos adelante para zigzaguear junto a carreteras, túneles y puentes, para cruzar la M-50, la línea del AVE y todo tipo de vías de circulación motorizada. Y así llegamos hasta la carretera que une la pedanía getafense de Perales del Río con el Cerro de los Ángeles y la A-IV, para después adentrarnos en los pinares de este Cerro.   
   
Llegando al Cerro de los Ángeles
Foto: Marqués

El Cerro de los Ángeles es un cerro testigo situado en el término municipal de Getafe. Su fama reside en que ha sido tradicionalmente considerado como el centro geográfico de la península ibérica, aunque no existe consenso científico sobre el lugar exacto y el método de cálculo a considerar para determinar dónde está dicho centro.
Sobre la explanada situada en la cima del cerro se encuentran la Ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, del siglo XIV, y el Monumento al Sagrado Corazón, construido en 1919 inaugurado por el rey Alfonso XIII.
 
Sagrado Corazón
Foto: Marqués

 
Corre que te corre y despistando al personal recorrimos el pinar de repoblación de pinos carrascos que rodea a esta zona religiosa. La mayor parte del grupo eligió la carretera como forma de acceso a la cima, salvo Gavilán y Calzas que escogieron una pista de tierra que iba directa hacia arriba, pero tuvieron que salir a los aparcamientos atravesando la zona de los aseos. Mala elección.
Esta vez decidimos hacer la parada del platanito en un lugar diferente al habitual, en vez de pararnos en el aparcamiento situado frente a la iglesia, subimos más arriba para hacerlo en la zona más alta y desconocida hasta la fecha.
 
Pelotón de la jornada
Foto: Marqués

 


Marqués y Profe
Fotos: Profe y Marqués


Allí estuvimos como siempre repostando alimentos, bebida e incluso, como no, unas risas entre bromas del  personal. El humor que no falte nunca.
Pero parecía que había prisas en el pelotón, pues rápidamente se inició el regreso. Sin pausa y sin tregua deshicimos el camino andado hasta llegar a la M-301, y al poco de cruzarla hubo desbandada. Ante las protestas de la ida el camino elegido para la vuelta era la pista que discurre junto a la finca de La Aldehuela, esa pista que tanto me disgusta por su bacheado constante.
Pues nada que los que iban por delante desatendieron las llamadas de los de detrás, con los que algunos nos quedamos rezagados y despistados, incluso el Sargento tuvo que volverse un tramo de camino recorrido. Parece que los de delante decidieron volver por la senda de los charcos y sin esperar a los de detrás salieron disparados hacia Rivas. Yo me creí que no habían tomado esa ruta y entendía que habrían ido por otro lado para salir a la pista de La Aldehuela y llegarían más tarde hasta la zona de Protección Civil.
El Sargento se fue para delante, y por detrás quedamos Rulo y yo. Me entretuve un tanto por el camino con cosas varias, ya me conocéis. El caso fue que cuando pudimos hablar por móvil con Josemari, vi que estábamos muy retrasados y a una distancia imposible de recuperar. Parece que la subida por el pueblo fue caótica, prácticamente cada uno por su lado, un desastre.
El caso fue que a la cita de las cerecitas en el ZOCO solo acudimos Josemarí, el Sargento y yo mismo. Era muy pronto cuando llegamos, antes de las 12 h. y con 54 km recorridos concluyó una etapa con un final de desastre, con la mayoría en su casa sin el disfrute final que se merece toda etapa de los Nenazas.
En fin, otra vez será.      

18 de agosto de 2013, el regreso más esperado


Era el día, después de tanto, tanto tiempo de falsas alarmas y mañanas en las que el Sargento decía que iba a volver a acompañarnos en nuestras salidas dominicales, de una vez por todas cumplió y allí estaba como un clavo a la hora de la partida de la etapa. La vuelta de uno de los grandes…….

La gente sigue de vacaciones, eso es evidente, pero pensar en que cada vez queda menos, pronto estaréis todos en casita al pie del cañón y sin excusas creíbles para no subirse a la bici. Todo acaba y el verano está de capa caída, aunque no lo parezca por los calores que estamos sufriendo estos días.

Quedábamos convocados el domingo a las 8:30 h., tempranito que la calorina da más miedo que los fríos invernales, o eso parece. A la cita nos plantamos 5 de los más valientes, es decir, todos los que quedábamos en Rivas.

La decisión de la etapa fue rápida y unánime, algo suave y rápido que algunos no están para más trotes. Y nos fuimos de nuevo Cristo de Rivas abajo en busca de las riberas del Jarama, para remontar el río hacia tierras más altas.

Rápidamente llegamos hasta el paseo de los  Chopos, en San Fernando, lugar muy concurrido de paseantes matutinos, aunque espacioso para no coincidir con ninguno ni molestar a nadie. Después viene la parte más sinuosa y molesta de esta ruta. Caminos con barro de los riegos al maíz, casicas junto al rio, zonas con la vegetación incendiada y  polígonos de mala muerte hasta llegar al parque fluvial junto al barrio de la Estación en Coslada.   

 
Por la vega del río Jarama
Foto: Marqués


Nada más cruzar la A-II, se llega a los alrededores de La Muñoza donde entramos en la vía pecuaria SR-71 a modo de pista que recorre los campos entre el río Jarama por su margen derecha y las pistas de Aeropuerto de Barajas. El recorrido lo conocéis casi todos, pocos recuerdo que no lo conozcan aún.

Como bien dice el Profe, es la ruta perfecta para gorditos y ciclistas de talla grande que quieren hacer poco recorrido, además bien suave. Aunque aun así no creáis que nos cruzamos con demasiados esforzados de la ruta, o la gente está de vacaciones o descansando en días de calor. Aunque está ruta es de las más agradecida para estos días, recordar que en muchos de sus tramos vas metido entre la vegetación de ribera con árboles de gran porte en muchos casos.
 
Junto a las pistas del aeropuerto
Foto: Marqués


Hicimos una paradita en el puente metálico que cruza el río Jarama hacia el polígono de Paracuellos, la gente no lo conocía y es bueno saberlo por si se hace necesario en alguna ocasión. Una pasarela de madera un tanto ruinosa colocada bajo el puente parece servir para cruzar más rápido, yo no me fiaría mucho.

 
En el puente metálico del río Jarama
Foto: Marqués


Nada más incorporarnos de nuevo a la ruta, toca cruzar el arroyo de las Zorreras. Casi todos los hicimos por el agua, aunque alguno se bajó y usó los bloques de hormigón para no mojarse. Quede constancia del evento en el video que tenéis debajo.
 
El Sargento cruzando el arroyo de las Zorreras
Video: Marqués


La ruta continua hacia delante, cruzando de nuevo otro arroyo, el de la Vega, que esta vez cruzamos por el puente de cemento habitual, hasta alcanzar el final de las pistas del aeropuerto bajo la M-50.

Allí decidimos hacer la parada del platanito, pues el sol cascaba de lo lindo y era mejor guarecerse que morir achicharrados. Unas ricas viandas de diferente calibre, unas cuantas charlotadas de temas varios, imaginar de que, y a seguir que nos quedaba la vuelta.
 
La merienda del Sargento
Foto: Marqués


La vuelta como siempre más rápida, que el tiempo apremia. El arroyo de la Vega Gavilán y yo lo cruzamos esta vez por el agua, que como dijo Elevator, a los Jabalíes les gustan mucho los charcos y el de las Zorreras esta vez todos por el agua, sin los reparos de la ida.
 



Cruzando el arroyo de las Zorreras
Fotos: Marqués


Los árboles no fueron librando de parte del calor y el ritmo se fue acelerando poco a poco. Un sustillo a modo de derrape del Sargento según contó pudo cambiar la mañana. En una de las curvas entró atravesado como él solo sabe hacer y dos ciclistas que venían de frente palidecieron al verle de frente. Un poco exagerado ¿no?


Pelotón de la jornada
Foto: Marqués
 
En San Fernando, a la altura de la zona polideportiva, nos separamos del  río huyendo de los caminos sinuosos y embarrados, tomando un tramo de la circunvalación para acercarnos de nuevo al río por el paseo de los Plátanos y el de los Chopos.

Solo quedaba por delante el Cristo de Rivas, donde se desarrolló el final de la etapa. El grupo iba compacto hasta la primera rampa, y en ese momento surgió Elevator que con un fuerte acelerón derramó, como él dijo, escapándose por delante. A su rueda, al final dejándole tirado por detrás, tiró el Gavilán y los demás no tuvimos más remedio que subir a nuestro ritmo que no estábamos para demarrajes.

Hasta arriba como era previsible llegó en cabeza el Gavilán, seguido no demasiado lejos por Elevator, yo por el medio, quedando el Sargento y el Profe más retrasados dado su peor estado de forma. Ya lo recuperarán y volverán por sus fueros.

Las cerecitas tras los 54 kilómetros recorridos, en un bar del Barrio de la Luna, creo recordar que se llama 12 Rosas, o algo así. Pero de nuevo pinchamos en hueso, saliendo más escaldados que otra cosa. Lo que echamos  de menos aquellos días del Camelot.  

 
Una famélica Urraca que vino a comerse unas patatillas y se colocó a nuestros pies sin verguenza
Foto: Marqués


Como primicia contaros que en septiembre se abrirá de nuevo el Camelot. Me cuentan que el ex-yerno del dueño de La Rotonda. Esperemos que vuelvan por sus fueros y nos dediquen todo los que nos merecemos.

Ciao, Nenazas.  

11 de agosto de 2013, una ruta tranquila hasta Gózquez

Ya sabéis, viene el verano y unos por aquí otros por allá, unos van otros vienen. Y el pelotón se nos queda bajo mínimos como es de esperar, aunque la verdad es que llevamos una temporadita que no hacemos cubos con asa, y un pelotón  decente lleva tiempo sin formarse.

A los pocos que quedamos por casa, se nos unió David, un colega de paddel de Elevator que hizo su bautizo con nosotros en una etapa tranquila y suave por la vega de los ríos Jarama y Manzanares.

La hora de partida fue las 8:30 h., para huir de los calores de final de la mañana, y puntuales a la cita estábamos los 3, Jokin, Elevator y el que os escribe estas letras. Eso si, Jokin mermado por la ausencia de su montura que por un defecto en el cuadro ha viajado al norte para ser reparada o sustituida. Los asturianos tienen la respuesta.

En su lugar hizo un mixto con la bici de Avispa, que amablemente cedió la suya para permitir que Jokin no se quedara en casa. Seguro que él se lo agradece y los demás también por permitirnos disfrutar de su compañía.

Bajamos hacia el punto de encuentro con David en los alrededores del Miguel Ríos, tal y como lo hacemos en muchas ocasiones, y allí nos esperaba sin demora.

El resto de la etapa lo conocéis a la perfección. Protección Civil, Casa Eulogio con su barrera y cadena incluidas, el desprendimiento y la pista de la Presa del Rey hasta los alrededores de la Warner. No puedo dar muchos detalles que no sepáis, lo repetido aburre y no tengo ganas de hacerlo.

Pelotón de la jornada en el desprendimiento
Foto: Marqués


El pelotón en dos partes llegó hasta las cercanías de la Warner, donde nos hicimos unas instantáneas. Sobre todo David, que quería que su mujer viera que había llegado hasta allí, sin foto no es lo mismo.



En los alrededores de la Warner
Fotos: Marqués

Allí la primera negociación, para darnos la vuelta por donde vinimos o seguir adelante por los pinares de Gozquez. La decisión fue rápida y unánime, p’alante muchachos.

La parada del platanito en el interior de la finca de Gózquez de Arriba, a la sombrita que se está más fresquico. Allí ha reponer fuerzas, líquidos y otras viandas.

Vaya con el caminito que rodea el pinar, la han pasado una máquina y han dejado fuera tierra suelta y fina que no deja rodar como es debido. Seguro que lo han hecho por joder la marrana y si ha sido así, lo han conseguido.









Por el pinar de Gózquez
Fotos: Jokin


Con dificultades varias llegamos hasta la rampa empinada en los alrededores del vertedero de Pinto. Y allí tuvimos que poner pie a tierra 3 de los 4 intrépidos ciclistas.

Jokin se atascó en la arena, David y yo también, no pudiendo llegar hasta arriba. Pero surgió el espíritu más duro de Elevator que fue esquivando las zonas arenosas y se plantó arribita como un campeón. Había que contarlo que si no se me enfada.

Continuamos hasta llegar a la carretera de San Martín para bajar por el carril bici para pasar junto al convento de las monjas que hay junto al arroyo Culebro, para salirnos del carril y tomar el camino de La Aldehuela.

Por el carril bici de la carretera de San Martín
Foto: Marqués


Maldito camino que vuelve a estar hechito mierda, con baches , hoyos y rodadas de todos los colores y tamaños. El camino que más odio.



Jokin con el sillín de la bici cada vez más bajo
Fotos: Marqués


Hasta Casa Euologio llegamos estirados, con Jokin-Avispa por delante y por detrás el trío restante. Allí a David se le notaba un tanto cansado, no está acostumbrado a tantos kilómetros y eso se nota.   

Al cruzar la barrera en Casa Eulogio
Foto: Marqués


Llegamos hasta el pueblo en pelotón casi compacto, con un David cada vez más cansado pero que seguía nuestros pasos sin pararse, es de elogiar.

Hicimos una breve parada en la fuente del Miguel Ríos, donde algunos se refrescaron incluso los pies. El calor era ya más que evidente y la prisa grande por llegar hasta casa.

En la parte final de la avd. Pilar Miró nos separamos de nuestro acompañante, que tiró hacia el parque Bellavista y nosotros tres terminamos la subida hasta el pinar del Cerro del Telégrafo y muy pronto en casa.

Concluimos la etapa de 56 kilómetros tomando unas cerecitas en La Rotonda gracias a la cortesía de Jokin. Te debemos otra, señor.


Una cerecita en La Rotonda
Foto: Jokin
 
Después en la piscina, degustación de cerecitas varias e incluso de una botelluca de sidrina asturiana en compañía de Casper que vino como un rayo a la invitación del Parque Sindical. Que si no, no es lo mismo.

Isidrín, que bien la tiras
Foto: Casper


Nos vemos, Nenazas.