El
destino de esta etapa no estaba claro nada más salir, había que ir improvisando
por el camino para llegar a algún sitio, ¿dónde?, daba igual el caso es
compartir sensaciones y hacer una etapa cómoda para estar de vuelta a una hora
prudencial.
La
idea surgió después de recoger a David en su rotonda habitual y no era muy
original, ir al Rock in Rio en Arganda, eso sí, por un camino improvisado para
no cruzar por el puente de las avispas, que últimamente está un tanto
perjudicado.
Una
vez en la laguna de El Campillo entramos por la carretera de Chinchón, como en
dirección a nuestro archiconocido camino Vaáamono, aunque esta vez este no era
el camino elegido para subir hasta nuestro destino.
Una
vez pasamos los últimos edificios de RNE y poco antes de llegar a la altura de
la laguna de las Madres, giramos a la izquierda para atravesar un camino por el
que GPS nos llevó alguna vez y así alcanzar el polígono de Arganda como punto
siguiente de la ruta.
Allí
Gavilán, con muchas prisas, tomó las de Villadiego y retornaba
al hogar. Compromisos varios le hacía darse la vuelta y allí aprovechamos para
hacer la primera de las fotos de pelotón.
Pelotón al completo
Foto: Marqués
Los demás continuamos hacia delante, alcanzando muy rápido la zona del Hospital del Sureste, en Arganda. Allí circulamos un rato hacia arriba por el camino paralelo a la vía verde de Morata, aunque tampoco era el lugar elegido para nuestra ruta.
Lo
siguiente fue cambiar de rumbo y girar a la izquierda para subir hacia el
Parque de la Dehesa del Carrascal, por el que también habíamos pasado en la
jornada previa el domingo anterior.
Poco
antes de iniciar las últimas rampas antes del parque, se notaba un gran
movimiento de personal por las caminos y por el medio de los pinos que rodean
esta pista. Una vez arriba todavía era más evidente que algo estaba ocurriendo
por la zona. Mucha gente con vestimenta de hacer deporte, iban de acá para
allá, con mapas en las manos, como buscando algo.
Llegamos
a la conclusión que sería una prueba de orientación o algo parecido. Si tenéis
algo de interés, pinchar en el siguiente enlace y veréis que este fin de semana
tuvo lugar el XXI Campeonato Ibérico de Orientación.
La
pausa en la Dehesa del Carrascal fue breve pero intensa, mucha gente de todo
tipo, edad y aspecto se movían por la zona, aunque después fue mucho peor cuando
nos cruzamos con un chorro de gente que venía por el camino por el que íbamos
hacia el Rock in Rio, o todavía peor cuando superamos la zona donde parece que
empezaba la prueba y coincidimos con una fila considerable de coches que
acudían al evento dejando una polvareda considerable a su paso, por la que nos
tocó atravesar sin más remedio.
Una
vez pasado todo este escollo, llegamos al Rock in Rio, haciendo la parada del
platanito en la explanada del parking de este lugar de eventos musicales.
Barritas, plátanos, risas, charletas, en fin, ya nos conocéis.
Los que llegamos hasta arriba
Foto: Marqués
Nos
quedaba por delante una zona muy conocida por el grupo, las canteras de Morata,
el camino del Piolín, los olivares que rodean los caminos allá donde mires y
así hicimos la penúltima reunión de grupo nada más cruzar bajo el puente
metálico de la vía verde.
A
tumba abierta bajaron algunos por el Vaáamonos hacia la carretera de Chinchón,
aunque Elevator lo pasaba peor por molestias estomacales, que hicieron que bajáramos
cada uno a nuestro ritmo.
La
última reunión en el cruce del camino con la carretera de Arganda, con la
carreterita como último tramo antes de iniciar la subida del pueblo hasta
nuestros hogares.
En
esa zona el pelotón se estiró de nuevo y ya no se volvería a unir al completo. Eso
sí, una vez en el pueblo el Profe y Josemari esperaron a los dos retrasados
para realizar la subida en pelotón hasta el lugar donde elegimos en esta
ocasión para la toma de cerecitas.
Un
poco cansados de las últimas experiencias en la elección de local, volvimos a
parar antes de finalizar la etapa esta vez y de nuevo en el Bar Miró, en la ripense
avd. Pilar Miró. La verdad es que en la anterior ocasión salimos contentos y en
esta de nuevo volvimos a acertar con el sitio.
Bar Miró
Foto: Marqués
Unas
cuantas cerecitas, a las que el Profe todavía convaleciente no se quedó, nos
hicieron recuperar las fuerzas necesarias para completar los 50 km que marcaba
mi cuentakilómetros a llegar a casa.
Este
domingo que viene anuncian lluvias, por lo que la etapa está en el aire, nunca
mejor dicho. Aunque ya sabéis, si hay un hueco entre las nubes, allí estará el
pelotón Nenaza para buscar su sitio por esos caminos que tanto nos gustan. Si el tiempo nos deja y si no igual también, acudiremos a ver el nuevo local de la plaza, el Bar de Chapu. Espero se nos trate que nos merecemos.