22 de junio de 2014, ruta por los pueblos del este

El pelotón, o al menos una parte de él, tenía ganitas de hacer una etapa grande. La semana anterior, de la que no va a haber crónica, un grupo de Nenazas participaron en una ruta organizada por SalgadoBike que en principio iba a pasar por una de las subidas que más le ponen a Jokin y como al final variaron el recorrido tenía ganas de ir en esa dirección.


Avispa con su avispa
Foto: Marqués


Así para comenzar bajamos por el Cristo de Rivas para girar hacia Mejorada del Campo y salirnos de la carretera a la altura de los Viveros Don Pedro.

Así empezaba nuestra toma de contacto con la tierra, circulando por el monótono camino que va directo a la laguna del pueblo en Velilla de San Antonio, igual que hicieron en la ruta de los hermanos Salgado.

Una vez en Velilla tocaba cruzar algunas calles del municipio para ir en busca de las primeras cuestas hacia la localidad de Loeches.

Primero había que cruzar el arroyo Pantueña, que baja desde Valverde de Alcalá o quizás desde Corpa. Esta vez hubo dudas en el pelotón y nadie se atrevió a cruzarlo por to’l medio, por si las moscas. Cruzamos toditos todos por los tablones que hay a la derecha del vado.

Como iba diciendo tocaba subir a Loeches y claro por ese camino no hay más remedio de subir por la Senda de Clavi. Lugar donde nuestro querido compañero David tuvo una caída en la que se rompió la clavícula del hombro. Fue hace mucho tiempo y ya está olvidado.

El pelotón se estiró como en tantas ocasiones, aunque la llegada a lo alto no fue demasiado larga, llegamos todos muy cerca unos de los otros.

Atravesamos Loeches, aunque hicimos una breve paradita, el Gavilán tenía que  sacar dinero del cajero de la Caixa y se metió dentro montado en su bici. Vaya tela.


Gavilán en laCaixa
Foto: Marqués


Una vez con la pasta en sus manos seguimos adelante en busca de nuestro reto de la jornada, la subida del Colombiano.

Antes de empezar la primera cuesta sorpresa, nos encontramos con Luismi padre de alumnos del Colegio Los Almendros, al que ya nos cruzamos una vez hace unas semanas por la Vía Verde y que tenía ganas de compartir ruta con nosotros.

Así sin pensarlo más subimos por el Colombiano. El pelotón se estiró un tanto aunque de nuevo la distancia de llegada de los Nenazas a la parte de alta tampoco se demoró mucho. Goteando llegamos arriba con la lengua rozando el suelo pero con ganas de seguir adelante. Mención especial para el Profe que inexplicablemente se bautizaba en esta subida. No debió coincidir nunca cuando la subimos y lo habíamos hecho unas pocas veces.
















Subida del Colombiano
Fotos: Jokin



La llegada de Avispa a lo alto del Colombiano
Video por Jokin


Nos quedaba por delante un buen trecho para llegar al siguiente pueblo, Pozuelo del Rey. Pero en un rato ya estábamos cerca de él. Los de delante hicieron parada en la zona habitual de avituallamiento, el cementerio municipal del municipio.

Pero el otro Luismi que ya había hecho una etapa que pasaba por Pozuelo sugirió acercarnos a un parquecillo en el interior del pueblo. Un acierto, pues la sombra de sus grandes árboles y sobre todo la fuente venían al pelo para el descanso.

Un rato estuvimos charlando, llenando las botellas y haciéndonos fotos. Otros ciclistas de distintas localidades del entorno coincidieron con nosotros en el parque con los que intercambiamos conversación y experiencias.


Pelotón de la jornada en Pozuelo del Rey
Foto: Marqués


Una vez concluido el avituallamiento seguimos adelante con nuestra ruta. En esta ocasión el siguiente pueblo por el que íbamos a pasar era Campo Real. Para llegar hasta allí se circula por un camino con sendas muy chulas, en concreto me gusta mucho cuando pasamos entre los taludes de lo que sin duda fue el paso de una vía de tren. Habría que investigar pero no puede ser de otra forma.

Llegamos a Campo Real pero no atravesamos el pueblo. Bordeamos por una carretera de circunvalación para llegar hasta la Ermita de la Virgen de las Angustias.

Cerca de ella sale el camino que baja hacia nuestro siguiente municipio, Arganda del Rey. Esa bajada la conocéis todos a la perfección, la senda del Botillo, conocida por mi incidente en el que se quedó mi muslo adornado con un gran moratón producto de un ostión de campeonato. También la recordamos por otra caída, en este caso con protagonismo de Josemari que un día de Navidad en compañía de Avispa, también acabó con sus huesos por el suelo y tuvo que ser rescatado cuando llegaba a la laguna de El Campillo.

La bajada acaba en Los Mijares, un barrio de Arganda, por el que pasamos rápidamente cogiendo la carretera hacia La Poveda. Algún miembro del pelotón acusaba mucho su inactividad y pedía acortar la ruta lo máximo posible.

Una vez en La Poveda giramos hacia el puente de las avispas aunque no lo cruzamos, volvimos hasta Rivas por la margen izquierda del río Jarama para llegar hasta el Puente de Arganda y así alcanzar Rivas pueblo.

Allí la anécdota de la jornada, Rulo en un alarde de dominio de la bici no sacó a tiempo sus pinreles de los pedales de su bici y se dio un costalazo curioso entre las risas de los que vivimos en directo su torpe caída.


Rulo por los suelos
Foto: Marqués


De la subida poco que contar, el pelotón casi compacto por las calles del pueblo, con Jokin por su lado habitual y Avispa rezagado a cola de pelotón. Allí nos despedimos del otro Luismi que no tenía que subir hasta lo alto y tomaba otra dirección diferente a la nuestra.

Al Chapu llegamos en varios grupo, las últimas cuestas pasaron factura. Hice espera en el parque del Cerro del Telégrafo charlando con un conocido y esperé la llegada de Avispa para hacer el último tramo con él.

La etapa concluyó con casi 60 kilómetros y un buen sabor de boca, una jornada de ciclismo con todas las letras.


Ruta de la jornada
Por Avispa


Gracias compañeros, un placer de compartir una nueva ruta con vosotros.  

8 de junio de 2014, a la Fuente de la Casa de Vacas

Era uno de esos días señalados en el calendario, al menos para alguno de nosotros. Una jornada en la que se barruntaba algo grande, cumplir una meta y un destino.

El sábado por la tarde sonaban los teléfonos para adelantar la partida de la mañana, en vez de convocarnos a las 9 de la mañana, ELEVATOR, si señores estáis leyendo bien, proponía hacer salida a las 8 y media.

Así fuimos contactando los que teníamos idea de salir para que nadie se quedara colgado media hora después.

De esa misma forma el Profe y yo ya pactamos nuestro destino, el que pudiera o quisiera que se viniera y quien no, se volviera cuando quisiera.

El destino era la Fuente de la Casa de Vacas, en la Casa de Campo, un lugar que tengo grabado en el corazón y que el Profe tenía muchas ganas de conocerlo,

Así partimos 5 de los más valientes Nenazas a sabiendas que ninguno no nos acompañaría hasta el final.

El pelotón partió subiendo río Manzanares arriba por la margen izquierda, usando la muy conocida “senda de los charcos”.

Sin ningún problema llegamos hasta la Cañada Real Galiana, donde Jamones cumplia cupo y regresaba hacia casa. Elevator se quedó con las ganas aunque fue convencido por el Gavilán para seguir hasta el Calderón y volverse juntos, un pacto de caballeros.

Así seguimos río arriba para pronto alcanzar el Parque Lineal del Manzanares, el Nudo Sur y el Madrid Río.

En el Parque Lineal del Manzanares nos marcamos una frivolité. En vez de tomar el camino habitual nos metimos por un paseo con el firme de tablones por el que parecíamos un tren de mercancías de esos que hacían ruido en el pasado, es la gran Avenida de los Sentido, que al final desemboca en la Plaza Verde, una especie de teatro clásico diseñado para el descanso y relajación de los viandantes.


La Plaza Verde
Foto: Marqués


Un buen panorama durante nuestro recorrido, aunque se notaba que la gente no había madrugado demasiado para salir a pasear.


El Estadio Vicente Calderón, para los atléticos
Foto: Marqués


Poco después de pasar el Calderón, bajo el puente de San Isidro, se quedaban Gavilán y Elevator. Aprovechaban para el platanito y el Profe y yo seguíamos adelante para no perder demasiado tiempo que quedaba un poco por delante.




Bajo el Puente de San Isidro
Fotos: Marqués


Seguimos hasta la Puerta del Rey, donde se entra en la Casa de Campo. Se celebraba el día de las Fuerzas Armadas y había stands de todos los cuerpos de seguridad del estado y del ejército.

Aprovechamos para recoger obsequios a modo de mapas antiguos y cuadernos del Instituto Cartográfico del Ejército. Viene bien conservar mapas de tiempos pasados como recuerdo de lo que quedó atrás.














Celebración del Día de las Fuerzas Armadas
Fotos: Profe


Una vez en la Casa de Campo tomamos el Paseo del Embarcadero, girando hacia la Puerta de las Moreras, siempre por asfalto.

Seguimos por asfalto y empezamos una corta subida. A mitad hicimos una breve parada, quería que el Profe conociera la mayor parte de sitios por donde pasábamos.

En primer lugar pasamos por el Estanque del repartidor, ahora vacío y seco, con mucha agua antaño.

Volvimos a la carretera asfaltada, siguiendo hacia arriba y dejando el Cerro Morán y el Cerro Garabitas a  nuestra derecha. En este último hay una torre de vigilancia para incendios y seguramente sea el lugar más elevado de este espacio natural.

Una vez en lo más alto, en la zona conocida como los Cuatro Caminos, dejamos la carretera asfaltada para iniciar una bajada hacia el arroyo de Antequina. Allí disfrutamos de la observación del Puente de las Garrapatas, la Reja de Antequina aunque para ser fiel a la realidad, el estado del agua te hace pensar lo que estamos haciendo con todo cuanto tocamos los humanos.


En la Reja del arroyo de Antequina
Foto: Marqués


Después seguimos por el camino en dirección hacia nuestro destino final. Cruzamos el puente sobre la vía de tren y al fondo se divisaba la reja que separa la Casa de Campo de la Carretera de Castilla. Poco antes giramos a la derecha y bajando una corta cuesta llegábamos a la Fuente.

Una vez en ella estaba cumplido el reto. Al Profe se le veía contento y yo no podía estarlo menos. Tenía la espinita clavada de acompañarme hasta allí y allí estábamos.

Descansamos un rato junto a la fuente a la sombra de los árboles que rodean la fuente, bebimos agua aunque nos dijeron que era mejor no hacerlo, comimos el platanito y disfrutamos del momento, mientras no dejaban de pasar ciclistas. Unos paraban y otros no.


En la Fuente de la Casa de Vacas
Foto: Marqués


Había que salir presurosos de vuelta, aunque a sabiendas de que sería más rápida que la ida. Bajando entre la vía del tren y la Carretera de Castilla, en paralelo a ellos, pasando junto al Taller de Cantería y terminando la bajada junto al Puente de los Franceses.

Para salir de la Casa de Campo solo nos quedaba ir hacia la Puerta de las Moreras, el Lago, el Paseo del Embarcadero y salir por la Puerta del Rey.


Mapa de la Casa de Campo con recorrido marcado en amarillo


El camino de vuelta fue prácticamente el mismo que el de ida, aunque cruzamos el río un par de veces para evitar aglomeraciones, aunque es verdad que había mucha gente pero pensábamos que aun iba a haber mucha más.

La vuelta casi no tiene nada que contar, a buen ritmo fuimos deshaciendo lo andado por la mañana y pronto llegábamos a Rivas.

El último escollo como siempre, la subida por las calles del pueblo para completar los 83 kilómetros con los que concluíamos la etapa.

Eran las 13:45 h y satisfechos nos plantábamos en casa con una sonrisa dibujada en nuestras caras, planeando futuras etapas al infinito y más allá. Semos asin.

Profe, esta te la dedico como no podía ser de otra forma.

1 de junio de 2014, tocaba ascensión a Vallequillas

Un domingo más, una ruta más. Salimos de nuevo y como nos ocurre a menudo últimamente sin destino fijo y fuimos cambiando sobre la marcha.

La idea era hacer una ruta suave, pero eso es imposible cuando en el pelotón va incluido Jokin, que siempre pide más.

Nos dirigimos a hacer la ruta de los cortados, para seguir hasta la Warner, el vertedero de Pinto y regresar hacia el río Manzanares llegando a Rivas por Casa Eulogio.


Barrera en Casa Eulogio, con cartelito nuevo
Foto: Marqués


Pero nada más pasar el desprendimiento y circulando por la pista asfaltada, surgió el cambio.
A regañadientes de alguno cambiamos de ruta y ¿a qué no imagináis donde acabamos? Evidentemente cruzando el río Jarama y ascendiendo por esa cuesta tan empinada que hay cerca del puente sobre el río, la subida de la urbanización Vallequillas.

A trote cochinero fuimos subiendo, sin prisa pero sin pausa para llegar hasta arriba sin poner pie a tierra en ningún momento.






Llegando a lo alto de Vallequillas
Fotos: Jokin


Jokin nos esperaba en el lugar habitual, aunque esta vez no hicimos la parada del platanito en él, pues seguimos camino adelante para hacer el reposo en Valgrande. La fuente cuando llega el calor viene bien para recargar los depósitos de agua.


Pelotón de la jornada
Foto: Marqués


Una vez allí, y si no recuerdo mal por el tiempo que ha pasado, bajamos hasta la carretera para hacer ruta hasta Morata, pasando por el pueblo sin parar y haciendo subida hacia la cementera por la Vía Verde.

La bajada la hicimos por donde acostumbramos últimamente, por el camino que empieza en la parte alta del Vaáamono y que discurre en paralelo a la Vía Verde. Un camino tranquilo y sin apenas sobresaltos que te lleva de nuevo a la Vía Verde un poco más arriba del Hospital del Sureste.

Atravesamos el polígono, La Poveda y llegamos a la orilla del Jarama. Sin cruzar el puente de las avispas, por la margen izquierda de este río bajamos hacia el Puente de Arganda, el de hierro, donde hicimos reunión para completar la etapa subiendo por las calles de Rivas hasta llegar a nuestras casas.

Y termino como empezaba, un domingo más, una etapa más.

Hasta la vista. 

25 de mayo de 2014, de nuevo y por enésima vez por las lomas de Arganda

Una nueva cita para el pelotón Nenaza en la que fuimos improvisando por aquí y por allá para completar un recorrido los más ameno posible, con dureza justa y suficiente. Guarros pero valientes.

Resumiendo pues la memoria te juega malas pasadas cuando los de acá para allá parando en lugares que todos conocéis.

Bajamos por el pueblo hasta la Laguna de El Campillo, para cruzar la A-3 y circular un tramito por la carretera de Chinchón. A la altura de la Laguna de las Madres giramos a la izquierda, la idea era subir hacia los Cerros Concejiles pero por ese camino que te deja sobre la última cuesta abajo que te lleva hasta la Vía Verde.

Es un camino que a algunos nos cuesta recordar cuando no nos acompaña GPS, pero que tanteando poco a poco, siempre damos con él.
















La subida y el pelotón
Fotos: Jokin, Josemari y Marqués


Hasta arriba llegamos goteando, pero lo hicimos todos. Una vez allí la bajada hasta la Vía Verde donde nos dejaba Jamones.

Después tocaba subir, por las cuestas hacia el Parque de la Dehesa del Carrascal, donde hicimos parada y fonda, descansando un poquito.


En la Dehesa del Carrascal
Foto: Marqués


Después nos fuimos hasta el Rock in Río, porque Paco no lo conocía y debíamos hacer una visita para que lo viera y quedara retratado delante del cartel que hay a su entrada.


En el Rock in Río
Foto: Marqués


Luego bajada hasta la Vía Verde aunque la esquivamos en la mayoría de su trazado. Bajamos por el camino en paralelo a esta Vía para llegar hasta los alrededores del Hospital del Sureste, para continuar hacia el puente de las avispas, sin cruzarlo para recorrer la margen izquierda del río Jarama hasta el Puente de Arganda donde no nos quedaba más que subir el pueblo para llegar hasta el Chapu, donde celebramos como es de rigor que habíamos cumplido realizando una nueva y completa etapa. 

18 de mayo de 2014 en la ruta de los indios nos fuimos al Gurugú

Era otro día de esos para marcar en el calendario, el Atleti había ganado la liga y así la parte colchonera del pelotón Nenaza estaba eufórica.

La idea de algunos era hacer un paseo triunfal hacia el Calderón, pero ese día era una utopía hacer ese tipo de etapa.  GPS había planificado ruta y no iba a dejar pasar esta oportunidad para llevarnos a presentarla en sociedad.

Salíamos en buen número, hacía mucho tiempo que no se presentaba un pelotón tan numeroso y colorido.


Por la calle de las Cañadas
Foto: Marqués


David nos esperaba en su rotonda pero la salida estaba dirigida para bajar por el Cristo de Rivas. En vez de esperarle el grupo a que subiera y enlazara, GPS tuvo la feliz idea de bajar nosotros y recogerle para hacer una pequeña incursión por los caminitos de los cortados para enlazar de nuevo con el Cristo de Rivas. 

Ese fue el primer fallo, el grupo se deshizo despistados los de atrás y para enlazar de nuevo los de delante tuvieron que esperar a los demás. Casi media hora perdida, un fiasco.

Después una nueva pérdida. Bajando por la carretera del Cristo, en la curva nada más pasar la entrada a la ermita, GPS cruza la carretera y se mete por una senda que sube hacia el cerro. Una subida empinadísima y muy técnica. Lo dice uno que la ha subido andando y se hace a duras penas.

Josemari que iba detrás se dio cuenta a tiempo y se volvió para seguir por la carretera. De los demás ninguno hicimos ademan de seguirle y nos bajamos por la carretera. Abajo tuvimos que hacer la segunda espera para que el aventurero se volviera a unir al grupo.




Bajando por la carretera del Cristo de Rivas
Fotos: Marqués

La ruta continuó hacia San Fernando, cruzando el puente del Moco y pedalenado hacia los Huertos de Ocio y llegando hasta el Palacio de la Aldovea, ya en Torrejón de Ardoz.


Campos de amapolas junto al río Henares
Foto: Marqués


Pasamos como tantas y tantas veces junto al Parque Europa y nos dirigimos hacia la senda del Corzo, en la ribera del río Henares.

La siguiente reunión junto al puente que cruza dicho río, es un lugar de referencia y allí nos detuvimos un ratillo para juntar a todos los miembros del pelotón.


Una vez cruzado el puente y cruzado bajo la carretera, en vez de girar a la izquierda camino del Cerro del Viso hicimos la subida dejando este monte a nuestra izquierda por un trazado en parte conocido pero en otra parte totalmente nuevo para enlazar con la carretera que baja desde este cerro hacia Torres de la Alameda. El resto del camino si sería nuevo para el pelotón y era el que generosamente GPS había buscado para llegar hasta nuestro destino final.

El camino recorría la ladera sur del Viso por abajo hasta llegar a unos barrancos preciosos que bajan en dirección a Alcalá de Henares. Un sitio muy bonito no apto para los que tenemos vértigo.




Barranco junto al Cerro del Viso
Foto: Marqués


GPS delante del barranco
Foto: Marqués



Los indios están contentos con su atleti campeón
Foto: Marqués

La ruta seguía adelante en dirección al Gurugú donde pronto llegaríamos. Allí cruzamos la carretera y con un tramo mixto de carretera y caminos seguimos hacia nuestro destino final.






Ruta por el Gurugú
Fotos: Marqués



Video por los caminos del Gurugú
Por David


Rodeando el pinar del Parque Natural de los Cerros de Alcalá de Henares, por arriba siempre y sin dejar la cuerda llegamos hasta el punto más alejado a la salida. Un lugar con vistas espectaculares desde donde se divisa entera la ciudad complutense y todos los campos de la campiña hacia el norte de esta gran urbe. A nuestra izquierda el Cerro del Viso y por la derecha el Ecce Homo. 




Cerro del Viso
Foto: Marqués


Ecce Homo
Foto: Marqués


Hicimos una breve parada donde decidimos por donde regresar a casa. Había dos alternativas, una bajando por el pinar para volver a subir el Gurugú y volver por donde habíamos venido o simplemente hacer vuelta siguiendo nuestros pasos en dirección contraria.





Pelotón en lo alto del Parque Natural de los Cerros de Alcalá de Henares
Fotos: Marqués


La vuelta fue vertiginosa, tardamos muchísimo menos que a la ida. Por la carretera volábamos, bajando hacia el Henares también. 

El grupo se despedazó un poco, con algún miembro del pelotón que tiró p'alante y no lo vimos hasta llegar al Chapu y el resto esperándonos para llegar en compacto hasta la subida por la carretera del Cristo de Rivas.



Collage conmemorativo de la Ruta de los Indios al Gurugú
Por David


Ruta de la jornada 
Por Avispa  

Gracias a GPS por hacernos disfrutar de una nueva ruta. Otro día haremos la completa, prometido.