27 de noviembre de 2011, de nuevo a Campo Real

Una nueva mañana de ruta en la que de inicio, y tras la ausencia de GPS, no había nada programado. Así que tocaba improvisar de nuevo.

De esta forma y por aclamacón popular decidimos realizar la ruta a Campo Real, esa que a algunos tanto les gusta y a otros solo de pensar en la cuesta con piedras, les hace odiarla.

La iglesia de Campo Real
Foto: Marqués

La salida de los cinco valientes Nenazas, por detrás del Cerro del Telégrafo, para bajar hasta el pueblo y llegar a la laguna de El Campillo. Allí y por la ruta tradiconal entre el rio Jarama y la laguna, llegamos al puente del Tren de Arganda. Lo cruzamos como de costumbre y subimos rio arriba por el camino que pasa por el azud de este rio.

Después de cruzar la carretera entre La Poveda y Velilla de San Antonio, seguimos subiendo entre olivares y viñas hasta cruzar la R-III junto al peaje.

Entonces tocaba seguir por la ruta, que a partir de ahora se va a llamar camino de "cuidado con los tiros", porque de nuevo y como la última vez que lo recorrimos, la España profunda estaba presente. Multitud de escopeteros, esta vez acompañados de Hurones, iban acompañando nuestro pedalear con un sin fin de disparos en busca del Conejo despistado o que huye de este carnívoro doméstico.

Una vez llegamos a la carretera entre Arganda y Loeches, se produjo la disgregación del pelotón, pues un par iniciaron el regreso a casa, dejándonos a los otros tres solos ante el peligro y la cuestecita pedregosa.

Pelotón de la jornada
Foto: Marqués

La subida normal, con Lemond por delante y Josemari perseguido por el que escribe. La cuesta final en Campo Real subida en plan campeón por Lemond, con quiebro callejero de Josemari y con incidente en mi bicicleta, que una vez más tuvo un atasco en la cadena que me tuvo un rato atareado hasta poder liberarla y subir por la carretera de la derecha.

En la plaza del ayuntamiento nos volvimos a juntar, y después del platanito, vuelta para Rivas.

Marqués y Lemond en la plaza de Campo Real
Foto: Josemari

Los tres de Campo Real
Foto: Marqués

El camino de regreso por la calle empinada que sube a la ermita junto a la carretera. Una vez de nuevo en el camino, iniciamos una bajada vertiginosa, muy tranqula en principio y pedregosa abajo, cada vez está en peor estado y cuesta más bajarla sin caerse.

La barrera y la puerta de hierro que nos encontramos a continuación estaban como la última vez abiertas, con un cartel que anuncia que está precintada. Por una vez, una valla ilegal, que debió costar un riñón, permanece abierta como siempre debió estar.
El resto ya lo conoceis, pues por repetida y por seguir el camino a la contra de la subida, no hace falta más pistas para reconocerlo.

En el azud del Jarama
Fotos: Josemari

El final y tras la subida desde el pueblo después de 52 km., como no podía ser menos, en el Camelot.

Allí nos unimos con el Holandés, que prepara la incorporación de un nuevo Nenaza al grupo, Aurelio. Habían salido media hora después que nosotros e hicieron la ruta de los cortados hacia la Warner. La paella no faltó entre las tapas.

Nada más que decir que echamos en falta a algunos, ¿qué os pasa se os trago la tierra?. Y que esperemos que el próximo domingo seamos unos pocos más rodando por los caminos del Sureste.

20 de noviembre de 2011, por miedo al barro a Morata por la via verde

Poco quedará en el recuerdo y memoría de las rutas de los Nenazas de Rivas, el desarrollo de esta etapa, por lo habitual y socorrida que resulta en las salidas donde se complica el transito por los caminos o por los cuerpos que tras algún que otro sarao, no dan más de lo que dan.

Se juntó el mini pelotón a eso de las 9:10 h, tras una noche donde la lluvia había sido la protagonista, lo que seguro que hizo a más de uno el quedarse calentito en la cama. Se nota quien son los más aguerridos del pelotón de los Nenazas.

La decisión estaba clara, para no usar caminos embarrados había que dirigirse a Morata por la Via Verde y huir del barro. Tras una sabía propuesta del Profe, salimos en dirección a La Poveda, esquivando los caminos que rodean la laguna de El Campillo y el campo de cultivo, usando la carretera que va a la finca de El Piul, bajo los cortados. Una carretera venida a menos, con muchos agujeros pero sin barro.

Una vez en el puente del Tren de Arganda, cruzamos un caudaloso río Jarama, muy crecido ese día, y no olvidamos esos días de verano con avispas reboloteando a nuestro alrededor. Aunque un buen susto se llevó Lemond cuando en cabeza del grupo empecé a agitar los brazos como si espantara a esos insectos, no vi su cara pero me la imagino.

La subida hacia la cementera muy tranquila hasta llegar al hospital, donde empezó mi agonía. Aunque el Profe había avisado que no estaba con buenas sensaciones, no fue así y lo fue para mi. Peor que de costumbre.

Nos juntamos de nuevo junto a la cementera, donde me esperaban impacientes, realizando la bajada en grupo con Lemond a la cola del grupo. Una parada poco antes del descanso, para la foto de grupo, con Morata al fondo.

Pelotón con Morata de Tajuña al fondo
Foto: Marqués

El platanito y la barrita, como era de esperar, en el helipuerto de Morata de Tajuña, donde recuperamos fuerzas e hicimos regreso hacia casa.

La vuelta muy parecida, descolgándome de nuevo del grupo esta vez por problemas técnicos de salida y pájara de nuevo después.

Eso si, una vez en la cementera hice una bajada brutal, tanto que llegué a adelantar al grupo en Arganda. Bueno, para no faltar a la verdad lo hice tomando el atajo del polígono y porque el resto hizo un par de paradas para esperarme. Tras una llamada, les esperé yo junto a los andenes del Tren de Arganda, en La Poveda.

Esperando en el Tren de Arganda
Foto: Marqués

Hasta el pueblo volvimos de nuevo por la misma carretera, todos en grupo hasta el pueblo.

Saliendo de la laguna de El Campillo empezó a chispear, un chispeo que poco a poco se convirtió en lluvia, que nos dejó empapados al llegar al final tras unos 62 km de recorrido.

Como no podía ser menos, acabamos en el Camelot, donde acudió el Holandés a hacer los honores.

Una vez nos ibamos también Rulo y familia acudieron a tomarse unas tapitas, e incluso y aunque no se bajó del coche, también hizo acto de presencia Josemari.

Un saludo a los que no salísteis.

13 de noviembre de 2011, por las lomas de Morata y la vega de San Martín

Se iniciaba accidentada la mañana, Antonio al ir a salir de casa, se encontró con una rueda pinchada. Tardó un buen rato en arreglarla, pues intentó poner una cámara rajada o la rajó en el intento de ponerla. Por la tanto la salida se retrasó hasta las 9:25 h.

Nueve valientes nos dimos cita en el evento, que en un principio y por la ruta que había preparado concienzudamente GPS, estaba destinada a una gran etapa nueva en una gran parte y con una longitud aproximada de 80-85 km. Una excursión hasta la laguna de San Juan en la vega del Tajuña en Chinchón, para llegar a Titulcia y de regreso por las lomas en zonas nuevas prospectadas por GPS y Rafita.

El caso fue que entre lo retrasos y el miedo a llegar a las 3 de la tarde, la ruta fue cambiada como ya contaré más adelante.

   
Video del paso por la avenida de Juan Carlos I, en Rivas
Autor: Josemari

La salida como viene siendo habitual, por detrás del Cerro del Telégrafo, hasta la Laguna del Campillo, la carretera de Chinchón y el muy conocido "camino vaaámono".

El grupo fue más o menos compacto hasta las primeras rampas del camino, con un Lemond pletórico por delante del grupo, en busca de quien sabe quien. Bueno él si lo sabe, o lo supo cuando llegaba a la parte más alta.

Trancas, Calzas y GPS en la cuesta vaaámono
Fotos: Lemond

Una vez llegamos todos a la via verde de Morata donde se realizó la primera foto de grupo. Llegamos todos hasta la cementera y a partir de ahí nos quedamos solo siete en el pelotón.

Pelotón bajo el puente metálico de la via verde de Arganda del Rey a Morata
Foto: Marqués
 
Antonio y Elevator volvieron por el mismo camino divirtiéndose un rato en la bajada, ya que la hicieron a todo trapo (40 km/h)....una pasada. Casi se tragan a un ciclista, en una curva y tuvieron que esperar que se apartara un rebaño de ovejas, pero llegaron bien tras unos pobres 40 km. si lo comparamos con los 60 realizados por el resto.

Subimos un trozo de la via verde hasta la cementera de Morata donde adelantamos a un grupo de patinadores/as, mucho ritmo llevaban.

Pero una vez llegamos a la cementera y visto lo que nos quedaba por delante, decidimos cambiar la ruta, quedaba mucho por delante y poco tiempo para hacerlo entero. Además, la mayor parte del grupo no estaba por la labor de continuar y menos mal dado a la hora que llegamos después.

La ruta a seguir pasó por el monumento de los caídos republicanos de la guerra civil que la mayoría ni lo verían, y de nuevo en manos de GPS, que como bien matizó Calzas después, nos castigó con una bajada de las que tanto le gustan, medio por campo a través y un tanto accidentado. Como alguno ha dicho después: "muy, muy divertido".

Lo de divertido sería para otros, porque Josemari y yo mismo, dimos con los huesos contra el suelo entre baches y piedras. Pero la cosa no fue a mayores.

Josemari me espero tras las caídas, y todos nos juntamos un poco más adelante junto a una cadena pegada a la carretera que sube desde el cruce de Vallequillas hacia Morata y Chinchón, donde casi ocurrió un percance de más importancia.

Llegada a la carretera de San Martín a Morata
Fotos: Trancas

Para continuar adelante, tuvimos que subir un pequeño tramo de carretera empinada y cruzarla para tomar una nueva senda. Allí y cuando yo la cruzaba, una moto que subía haciendo curvas y yo nos esquivamos por poco, o eso me dijeron los que vieron pasar la moto muy cerca de mi. Había una curva por medio y no la vi venir, creo que me salvo el cruzarme al carril de bajada porque sino......

La ruta siguio adelante tomando un camino conocido y recordado, ¿o quizás no?, por algunos del grupo. Curiosamente uno de los que faltaba y que se recupera de la operación de menisco, tuvo una caída por encima de una cadena, que le dejó sin memoria momentaneamente. Nos hicimos una foto de grupo junto a ella, que es conocida como la "cadena del Holandés" en los anales de la historia de los Nenazas.

Pelotón en la "cadena del Holandés"
Foto: Marqués
 
Continuamos hacia abajo por la urbanización de Vallequillas, para tomar el platanito en el bar junto a la carretera, allí donde Lemond vino a recoger a Jokin en aquella jornada fatídica.

La vuelta, tras cruzar el puente sobre el Jarama y atravesar la vega del Jarama en San Martín de la Vega, por la carretera de la Presa del Rey, la que nos lleva y nos trae habitualmente hasta la Warner.

Una parte recorrida a un ritmo considerable, que me dejó tocado, pues aguanté hasta la Presa del Rey con el grupo y lo perdí hasta que fui esperado en la barrera de Casa Eulogio, donde las vacas bravas pastan a sus anchas.

El resto ya lo conoceis, grupo estirado en la subida del pueblo hasta casa y el final para algunos en el Camelot con los ya nombrados 60 km. en nuestras piernas, donde nos juntamos solo cuatro del grupo. Muy buenas las tapas de nuevo, con paella y un revuelto de morcilla esquisito, que GPS ni probó, no dieron con su gusto.

Anímo para el dolorido operado y nos vemos el domingo a las 9 de la mañana.

6 de noviembre de 2011, a Morata en la "etapa del cojo"

A la nueva hora de costumbre, las 9:00, cinco Nenazas (Josémari, Calzas, Trancas, el Holandés y el Profe) estaban preparados para tomar la salida hacia Morata, y el Marqués de la Piedra para darla, cuando aparecieron el Gran Lemond y, sorpresa, el Cojo de Picos de Urbión (Rulo), dispuesto a dar batalla por los riscos de Arganda como si no hubiera sido operado hace un mes. Impresionante y digno de que la etapa se le dedique a él, como en su día teníamos que haber dedicado la de Chin Chao a Josémari, otro héroe.

Hay que destacar también que, después de un tiempo que no ocurría, todos los gallos del pelotón estaban juntos en una etapa, por lo que se preveía movidita.

Apremiados por el Marqués y bien abrigados, fuimos bordeando el Cerro del Telégrafo, como últimamente es habitual, para bajar hacia la Laguna del Campillo y coger la carretera de Chinchón hacia el camino Vaaámono. Algún escarceo por el asfalto, reagrupamiento al comienzo del camino que duró mientras los charcos cerraban el paso.

Josemari en la cuesta Vaaámono

Rulo en la cuesta Vaaámono

El Profe en la cuesta Vaaámono
Fotos: Trancas

A partir de que el camino estuvo en buen estado se rompió el pelotón para agruparse junto al puente de la ruta verde y desagrupamiento otra vez hasta llegar al helipuerto de Morata.

En el breve descanso, platanitos, fotos y Trancas zampándose un tubito de los que toma GPS, en vez de las magdalenitas habituales sentado muy recogidito como él sólo sabe. ¿Qué está pasando?

Pelotón al completo, en el helipuerto de Morata
Foto: Lemond
Arreglos: Antonio


El Profe con sus juegos
Foto: Josemari

Josemari en el helipuerto
Foto: Lemond

Video de la parada del platanito
Autor: Josemari

Con destino el Camelot montamos las burras para volver por el mismo camino, en dos grupos esta vez: el de los gallos y el de Cafarnaún, con los dos lisiados y el que no le iban las piernas luchando con la ruta verde y pensando en la subida del pueblo…

Al final el premio del Camelot en forma de cervecitas y las espectaculares raciones de oreja y paella.

En el Camelot a por las cerecitas
Foto: Lemond


Grande el Camelot y grandes los Nenazas.

30 de octubre de 2011, la vuelta a la Marañosa buscando suelo seco

Tras el cambio horario, amanecía una día despejado, como si no llegaran todavía los fríos del invierno. Con una semana un tanto húmeda y lluviosa, el pelotón se acojonó un pelín por miedo al barro y decidió realizar la etapa por suelo firme.

La etapa prevista fue salir por los cortados del Manzanares-Jarama hasta las estribaciones de la Warner.

Cortados en la junta de los rios Jarama y Manzanares
Foto: Marqués

Ocho valientes, ocho, salimos de buena mañana en esa dirección bajando al pueblo tras rodear el Cerro del Telégrafo. Cuando llegamos al Auditorio Miguel Ríos, vino el primer pinchazo de la mañana, una rueda de Josemari perdió aire y tuvo que cambiar de cámara.

El pinchazo de Josemari
Foto: Marqués

La inercia de otros días nos hizo continuar las calles hasta el Polideportivo del Parque del Sureste, como si fueramos camino de la laguna de El Campillo, por lo que hubo que hacer una pequeña vuelta.

Luego como tantas y tantas veces, carretera adelante hasta el edificio de Protección Civil, para cruzar el rio Manzanares por la finca de casa Eulogio y girar rio abajo en busca de la junta de los ríos y el desprendimiento

Allí las dos primeras bajas, Antonio y Juanma se daban la vuelta, aunque al segundo el cuerpo le pedía un poco más. Parece que tuvieron un buen regreso y llegaron a casa como auténticos jabatos.

Antonio y Juanma antes del regreso
Foto: Marqués

Pelotón en el desprendimiento
Foto: Marqués

El resto continuamos ruta para bajar hasta la Presa del Rey, no sin antes cruzarnos con un pequeño grupo que estorbando un poco hizo desmoronar a la parte de atrás del pelotón.

La parada del platanito en el final del camino junto a la carretera de San Martín.

Salva y Calzas llegando al platanito
Foto: Lemond

Josemari llegando al platanito
Foto: Lemond

Marqués llegando al platanito
Foto: Lemond

Video del platanito
Por Luismi Lemond

La cruzamos y entramos en el pinar del Caserio de Gozquez de Arriba, donde vino el segundo pinchazo de la mañana. Llevabamos muchas jornadas sin pinchazos y Calzas tuvo que hacer lo mismo que Josemari.

El pinchazo de Calzas
Fotos: Marqués

La ruta continuó por el pinar hasta subir al carril bici de la carretera de San Martín, carril por el que bajamos hasta coger el camino de vuelta hasta el puente del Manzanares de nuevo en Casa Eulogio.

Allí y en pelotón llegamos hasta Rivas pueblo, donde se acabó la tregua y como siempre, cada uno como pudo, para juntarnos algunos a tomar las "cerecitas" en el Camelot y completar un recorrido de 60 kilómetros, casi 40 si lo contamos en las millas que marca mi cuentakilómetros.