Manolo en la subida a los Lagos de Covadoga (Asturies)

Manolo nos manda unas fotos de la subida a los Lagos de Covadonga de hace un par de fines de semana.

Se nota toda la crudeza de una etapa con predominio de las precipitaciones, tuvo que llegar calado hasta los huesos.



Gracias Manolo

27 de mayo de 2012, por esos caminos de no se donde

El domingo de nuevo una buena representación del pelotón de los Nenazas nos juntamos en buscamos de esas rutas tan maravillosas que nos prepara GPS. En este caso el pelotón estuvo formado por 7 de nosotros y por Santiago, un amigo del Sargento Pegatinas, al que convenció para sumarse al grupo. 

Último día de salida a las 9:00 h., ya hemos decidido adelantar la hora y la próxima etapa la comenzaremos a las 8:30 h. Increíblemente a propuesta de Avispa, que aunque todavía está de baja, nos visitó una vez concluida la etapa. 

La salida hacia el Cristo de Rivas con una variante nada más llegar al Bar de La Rosa, pues en de bajar por la carretera hacia la 3M, seguimos adelante por el borde de la zona de obras para bajar después por unas sendas a la rotonda de la carretera de Vicálvaro.

Pelotón en lo alto
Fotos: Marqués

Una vez en la carretera, hasta el puesto de venta de frutas y demás productos hortícolas, para hacer un recorrido y así cruzar el puente metálico de la Costilla Tejana, tras muchas trampas a modo de barreras, cadenas y demás impedimentos. 

De allí tomamos una vereda bajo el viaducto del AVE a Barcelona que nos llevó hasta las inmediaciones del Lavadero de la Comunidad de Madrid, y después de un despiste nos juntamos de nuevo en la carretera M-203 entre Mejorada y Alcalá de Henares. 

Allí pegados a un cartel que ponía camino de Valdecelada, junto a una urbanizaciones ilegales llamadas el Balcón, el grupo se unió de nuevo para continuar cuesta arriba hasta pasar junto al antiguo y clausurado vertedero de residuos sólidos de Mejorada del Campo y asomarnos hacia el valle situado entre Loeches y Alcalá de Henares.

Sargento Pegatinas y Santiago 
Foto: Marqués

Vista general del valle 
Foto: Marqués

 
Pelotón junto vértice geodésico sobre el valle del Henares 
Foto: Marqués

La sorpresa vino unos kilómetros después, pues nuestro camino iba en paralelo a un tramo de autopista de peaje sin terminar con sus cabinas de peaje incluidas, allí en medio de la nada. Un despropósito más a sumar a los despilfarros de nuestros políticos. 

Allí se nos separó Antonio, de vuelta para casa hacia Mejorada y nosotros en otra dirección hacia Loeches. Le quedaban 9 km y medio que se los tomaría con calma.

Llegando a Loeches
Fotos: Josemari

Una vez en la carretera M-217 entre Velilla de San Antonio y Loeches, hicimos la parada para el platanito. Lo hicimos frente a una subestación eléctrica y en la puerta del Colegio Montfort, donde repusimos algunas fuerzas y sobre todo charlamos amigablemente para decidir el resto de la ruta. 

La decisión fue subir por las calles de Loeches para tomar la conocida ruta que baja hacia Velilla de San Antonio, pero no por el camino donde se nos cayó David sino por el que baja más recto hacia el rio Jarama. 

Una vez en Velilla y junto a la laguna, tomamos la senda del Jabalí, como no podía ser menos. Y ya en desbandada camino de casa o del Camelot tras subir el Cristo de Rivas. Unos por un lado y otros por otro, pero cada uno sabrá por donde porque yo cerraba el pelotón y no vi al resto hasta llegar al Camelot. 


Recorrido de la jornada 
Por Santi


Echamos en falta a algunos, a los padres de familia, a los trabajadores, al de la Feria del Libro e incluso a los desaparecidos en combate, que no dan señales de vida. 

Pues eso, que el domingo los que quieran o podais que estáis convocados a las 8:30 h. para salir donde queramos. A tomar por culo. 

20 de mayo de 2012, una etapa tranquila por Arganda y Velilla de San Antonio

Con los ecos de la reciente subida a las Zetas de la Pedriza, afrontábamos una nueva etapa dominical con ganas de bici por parte de un numeroso pelotón. 

En esta jornada matinal nos juntábamos 10 incansables pedaleros con una fresca temperatura y una seria amenaza de lluvia. Como de costumbre y a falta de GPS, salimos sin un destino claro, rodeando el Cerro del Telégrafo para llegar a la conocida avenida de Pilar Miró. 

Después de bajar hasta la laguna de El Campillo, cruzamos hacia la carretera de Chinchón para alcanzar el Vaáamono y subir por la pista de los Cerros Concejiles. 

Ahí empezamos a sufrir las primeras cribas, pues los de siempre quedamos a cola del pelotón para juntarnos arriba de la subida y poco después junto a la vía verde de Morata.

Pelotón de la jornada junto a una zona con Quejigos (Quercus faginea), porque Fagus sylvatica son las Hayas, querido Trancas

 Allí se decidió seguir subiendo para tomar el platanito en el parque de la Dehesa del Carrascal, aguantando todos juntos y hacer el descanso sentados en una de las mesas.

Después del platanito en la Dehesa del Carrascal, Arganda del Rey

La duda siguiente era por donde continuar y a pesar de no conocer el camino, decidimos seguir adelante justo por el lado contrario de donde habíamos venido. Sorpresa, a menos de 500 metros llegábamos al cementerio de Arganda y a las calles de la localidad, que estaba mucho más cerca de lo que la mayoría o quizás todos pensábamos. 

La ruta siguiente atravesó todo el pueblo de Arganda con la intención de alcanzar el rio Jarama y volver hasta casa por Velilla de San Antonio y el Cristo de Rivas, como así fue. Tomamos la carretera de Loeches y Alcalá de Henares hasta la rotonda donde se sale de Arganda y de allí por zona conocida nos dirigimos hacia la senda del rio Jarama, para seguir rio arriba. 

Las primeras gotas nos habían caído antes de llegar a la rotonda anterior, pero la parte peor vendría más adelante poco antes de llegar a Velilla de San Antonio pues una preciosa nube que venía del NW, es decir desde Rivas, empezó a descargar una fina pero constante lluvia que nos regaría durante un buen rato. 

Ahí vino la separación del grupo. Por delante la mayoría y por detrás charlando nos quedamos el Sargento Pegatinas y yo mismo. Al llegar a la laguna de Velilla mi intuición falló, pensé que el resto del grupo no había tomado la senda del Jabalí junto al rio y ambos seguimos por el camino recto que nos lleva a los viveros Don Pedro. Me di cuenta pronto, no había rodadas en el camino, pero ya era tarde para volver hacia atrás. 

Pero no, el resto siguió por el rio hasta la carretera de Vicálvaro a Mejorada, ya sin lluvia y ya no nos juntamos hasta llegar al Camelot. Los más rápidos cruzaron la carretera por el puente metálico, los más listos subieron la cuneta de la carretera y cruzaron por el puente de la carretera adelantándoles, y nosotros, tras esperar al grupo que no llegó, por donde los listos pero después. 

Ahí nos juntamos con Antonio rezagado y algo dolorido por las dos caídas que tuvo por la senda del rio, para subir por el Cristo y acabar en el Camelot donde nos esperaban casi todo el resto del pelotón tras unos 50 km. de recorrido. 

Lo del Camelot como siempre es otra historia, para no contar pero no para olvidar.

La familia Sáenz al completo

Ah, se me olvidaba, una vez subíamos para casa por la calle Jaén, Jokin y yo decidimos hacer una visita a mister Avispa, de baja desde hace un par de semanas por unas dolencias plantares en el omóplato inguinal de la segunda vértebra de ambas ancas. Recupérate macho que el grupo te echa de menos.

15 de mayo de 2012, mítica etapa en las Zetas de La Pedriza

Era el día señalado y aunque no con todas las cosas claras, me levantaba este martes festivo para coger el coche para encaminarme junto a GPS y Javi el Expreso camino de la Pedriza para intentar la subida de la mítica subida de las Zetas. 

Salíamos de la plaza a las 8 h., una comitiva de dos coches en dirección a la sierra madrileña. Llegábamos a Manzanares el Real poco antes de las 9 de la mañana y tras un cafelito en un bar de la localidad nos encaminamos hacia el aparcamiento de la entrada de este espacio natural. 

Pelotón antes de empezar


Después de unos breves preparativos, a las 9:25 h. se dio inicio a la etapa. En el primer kilómetro surgió el primer escollo de la jornada, con un rebaño de vacas serranas junto a una puerta que teníamos que cruzar para seguir adelante. El problema era una de las vacas que nos miraba mal, pero se solucionó pronto con una piedra y un grito: “Morucha”. La vaca se retiró y el pelotón siguió adelante. 

Ahí mismo empezó el calvario, una subida que ni yo ni ninguno de mis acompañantes teníamos claro si podría aguantar, 17 kilómetros empinados en todo momento para alcanzar la parte más alta de la ruta, el Cerro de los Pastores. Yo lo tenía claro, a trote cochinero, lento pero seguro. Al tran tran dejando atrás cuesta tras cuesta para lograr culminar esa proeza. 

Más o menos cuando llevábamos recorridos 9 kilómetros, en solitario por mi parte, por delante hicieron un alto en el camino para esperarme. La paradita me vino al pelo, pues pude recuperar fuerzas, beber y hacer unas instantáneas para inmortalizar el evento. 

Receso en la subida

Seguimos hacia arriba 


A partir de ahí empezaban las peores y más empinadas cuestas, donde se iba a ver si en realidad podía ser capaz de alcanzar la zona más alta. De nuevo nos montamos sobre las bicicletas y de nuevo sin agobiarme en absoluto seguí para arriba a mi ritmo descolgándome del pelotón. 

El Yelmo durante la subida

Una preciosa subida, dura donde las haya como se le predispone a una etapa por la sierra madrileña, en la que fui adelantado por varios grupos de ciclistas que me iban informando de lo que me quedaba hasta arriba. 

Tres paradas tuve que hacer para hacer fotos, beber líquido e incluso comerme un platanito. Uno de los grupos que me adelantó me informaba que me quedaban 3 kilómetros, los más duros de la subida, que me hizo meterme en la cabeza la idea de que era posible llegar arriba con las fuerzas que me quedaban, así que continué sin dudarlo. 

Las Zetas desde arriba delante de la sierra de los Porrones, por ahí hemos subido

Queda más camino por subir

Más adelante otro pequeño grupo me adelantaba, me quedaba hacer una nueva Z, unas curvas y lo lograría. Animo me decía para mí. Pasaba la anunciada Z y en una nueva subida a la vista de una nueva curva un par de muchachos que bajaban andando me anunciaban que esa curva era la última y que tras un tramo recto llegaría el punto más alto. No me lo podía creer. 

La Pedriza con el Yelmo desde más arriba


Me quedaban unos cientos de metros cuando unos ciclistas bajaban y me decían que el alto quedaba cerca, y en esos momentos en la lejanía pude observar dos siluetas reconocible a todas luces, mis compañeros de ruta GPS y Expreso que esperaba mi llegada arriba. 

Un grito salía de mi garganta, emocionado no podía más y las pocas fuerzas que aun me quedaban me hicieron llegar hasta unos 6 u 8 metros de la culminación, donde se me atravesó un tipo que iniciaba bajada y por evitarle sufrí un doloroso calambre en mi muslo izquierdo. 

Muy gracioso y de película fue el momento, no podía ni dejar la bici, ni moverme, ni nada de nada hasta que pasados unos instantes mi pierna se relajó pudiendo disfrutar definitivamente de lo que había logrado tras 2 horas y media de dura ascensión. 

Cartel en el Cerro de los Pastores

Pelotón en lo más alto

Testimonio de que llegué

En el Cerro de los Pastores estuvimos un buen rato disfrutando de una maravillosa mañana primaveral con una temperatura agradable y algunos neveros en las montañas que nos rodeaban. 

La Maliciosa desde el Cerro de los Pastores. La barriguita de Rafa a la izquierda.

Cabezas de Hierro desde el Cerro de los Pastores


Tocaba seguir adelante e iniciar la bajada, no sin antes hacer una breve parada en la parte baja del Ventisquero de la Condesa, un lugar situado bajo el pico de la Maliciosa, la Bola del Mundo y Cabezas de Hierro, para llenar mi botella con agua del rio en un lugar donde tantas y tantas veces subí en mi infancia junto con mi familia. El Manzanares. 

Rio Manzanares aguas abajo de su nacimiento en el Ventisquero de la Condesa, junto al Puente de los Manchegos


La ruta bajaba, bajaba y bajaba, aunque también subía en algunos tramos, sobre todo en uno de ellos, siempre acompañado de GPS y de Expreso, que velaban por mi integridad en todo momento.


Hemos perdido altura


El resto de bajada fue apoteósica, de nuevo en solitario y con el freno más al rojo vivo que un hierro en una fragua, sufrí de lo lindo por unas empinadas cuestas camino de Canto Cochino, la zona más baja del valle. 

Más abajo todavía


Pasamos junto a los Baños de Venus, Charca verde y otras zonas del rio como dije muy conocidas en mi infancia, y en un zona en curva con trozos de asfalto, con numerosas piedras afiladas, tuve un conato de caída de esas de las mías. Me vino a la mente el Profe pues salí del incidente como alguna que otra vez tras derrapar la bicicleta y yo saltar de ella por delante corriendo para no caer, y claro no caí. 

Poco más adelante y tras la barrera que corta la entrada de vehículos por el camino, me esperaban de nuevo mis abnegados acompañantes. 

Solo quedaba un tramo de un par de kilómetros o tres, con un pequeño puertecito a modo de tachuela final para acabar la etapa de nuevo en el parking de la entrada de La Pedriza. 

Ya estoy abajo


Eran las 2 de la tarde y completábamos una maravillosa etapa de unos 38 kilómetros, que recordaré por siempre y que ni decir tiene que os animo a todos los que nunca subisteis por esas montañas, lo hagáis sin dudarlo. Merece la pena. 

Yo dije no que no la repetiría jamás, pero como me dijo el Holandés: “A ti se te convence pronto, no sabes decir que no”.

6 de mayo de 2012, a la Warner después de las tormentas primaverales


Estaba claro que pocos Nenazas se iban a atrever a salir a pedalear por esos caminos tras una semana tormentosa. Incluso en las dos tardes anteriores, unas intensas aunque cortas lluvias, regaron nuestros campos, que bonito se va aponer todo el paisaje.

A las 9 de la mañana del domingo 6 de mayo, por cierto Dia de la Madre, 5 arriesgados e intrépidos ciclistas nos juntamos para hacer una nueva etapa tras un fin de semana sin ruta. Eso si, Avispa y Salva hicieron una corta etapa el miércoles, por la vía verde hasta la cementera y vuelta.

La duda era a donde ir, porque todo camino de tierra tendría que estar embarrada, como así fue. Dos rutas posibles, la cementera de Morata o ir a la Warner. Ganó la segunda propuesta y fuimos a la Warner.

Pelotón de la jornada 
Foto: Marqués

Durante el platanito 
Foto: Marqués

Poco que contar que no conozcais, salvo el predecible barro por los caminos de tierra, que embadurnó nuestras bicis que tuvieron que pasar por el lavadero una vez concluida la etapa.

Salva en un peligroso descenso 
Foto: Marqués

En el desprendimiento 
Foto: Marqués

Una etapa tranquila, sin sobresaltos ni noticias que contar, salvo que a la vuelta dos de nosotros volvimos por el carril bici del arroyo de los Migueles y el resto subió hasta nuestras casas transitando por la primera cuesta del camino de los cortados y continuando por la avenida del Campillo de San Isidro, la avenida de Juan Carlos I y otras calles hasta el Camelot.

Esperemos un grupo más numeroso para la próxima etapa, Nenazas.