Era el día señalado y aunque no con todas las cosas claras, me levantaba este martes festivo para coger el coche para encaminarme junto a GPS y Javi el Expreso camino de la Pedriza para intentar la subida de la mítica subida de las Zetas.
Salíamos de la plaza a las 8 h., una comitiva de dos coches en dirección a la sierra madrileña. Llegábamos a Manzanares el Real poco antes de las 9 de la mañana y tras un cafelito en un bar de la localidad nos encaminamos hacia el aparcamiento de la entrada de este espacio natural.
Pelotón antes de empezar
Después de unos breves preparativos, a las 9:25 h. se dio inicio a la etapa. En el primer kilómetro surgió el primer escollo de la jornada, con un rebaño de vacas serranas junto a una puerta que teníamos que cruzar para seguir adelante. El problema era una de las vacas que nos miraba mal, pero se solucionó pronto con una piedra y un grito: “Morucha”. La vaca se retiró y el pelotón siguió adelante.
Ahí mismo empezó el calvario, una subida que ni yo ni ninguno de mis acompañantes teníamos claro si podría aguantar, 17 kilómetros empinados en todo momento para alcanzar la parte más alta de la ruta, el Cerro de los Pastores.
Yo lo tenía claro, a trote cochinero, lento pero seguro. Al tran tran dejando atrás cuesta tras cuesta para lograr culminar esa proeza.
Más o menos cuando llevábamos recorridos 9 kilómetros, en solitario por mi parte, por delante hicieron un alto en el camino para esperarme. La paradita me vino al pelo, pues pude recuperar fuerzas, beber y hacer unas instantáneas para inmortalizar el evento.
Receso en la subida
Seguimos hacia arriba
A partir de ahí empezaban las peores y más empinadas cuestas, donde se iba a ver si en realidad podía ser capaz de alcanzar la zona más alta. De nuevo nos montamos sobre las bicicletas y de nuevo sin agobiarme en absoluto seguí para arriba a mi ritmo descolgándome del pelotón.
El Yelmo durante la subida
Una preciosa subida, dura donde las haya como se le predispone a una etapa por la sierra madrileña, en la que fui adelantado por varios grupos de ciclistas que me iban informando de lo que me quedaba hasta arriba.
Tres paradas tuve que hacer para hacer fotos, beber líquido e incluso comerme un platanito. Uno de los grupos que me adelantó me informaba que me quedaban 3 kilómetros, los más duros de la subida, que me hizo meterme en la cabeza la idea de que era posible llegar arriba con las fuerzas que me quedaban, así que continué sin dudarlo.
Las Zetas desde arriba delante de la sierra de los Porrones, por ahí hemos subido
Queda más camino por subir
Más adelante otro pequeño grupo me adelantaba, me quedaba hacer una nueva Z, unas curvas y lo lograría. Animo me decía para mí. Pasaba la anunciada Z y en una nueva subida a la vista de una nueva curva un par de muchachos que bajaban andando me anunciaban que esa curva era la última y que tras un tramo recto llegaría el punto más alto. No me lo podía creer.
La Pedriza con el Yelmo desde más arriba
Me quedaban unos cientos de metros cuando unos ciclistas bajaban y me decían que el alto quedaba cerca, y en esos momentos en la lejanía pude observar dos siluetas reconocible a todas luces, mis compañeros de ruta GPS y Expreso que esperaba mi llegada arriba.
Un grito salía de mi garganta, emocionado no podía más y las pocas fuerzas que aun me quedaban me hicieron llegar hasta unos 6 u 8 metros de la culminación, donde se me atravesó un tipo que iniciaba bajada y por evitarle sufrí un doloroso calambre en mi muslo izquierdo.
Muy gracioso y de película fue el momento, no podía ni dejar la bici, ni moverme, ni nada de nada hasta que pasados unos instantes mi pierna se relajó pudiendo disfrutar definitivamente de lo que había logrado tras 2 horas y media de dura ascensión.
Cartel en el Cerro de los Pastores
Pelotón en lo más alto
Testimonio de que llegué
En el Cerro de los Pastores estuvimos un buen rato disfrutando de una maravillosa mañana primaveral con una temperatura agradable y algunos neveros en las montañas que nos rodeaban.
La Maliciosa desde el Cerro de los Pastores. La barriguita de Rafa a la izquierda.
Cabezas de Hierro desde el Cerro de los Pastores
Tocaba seguir adelante e iniciar la bajada, no sin antes hacer una breve parada en la parte baja del Ventisquero de la Condesa, un lugar situado bajo el pico de la Maliciosa, la Bola del Mundo y Cabezas de Hierro, para llenar mi botella con agua del rio en un lugar donde tantas y tantas veces subí en mi infancia junto con mi familia. El Manzanares.
Rio Manzanares aguas abajo de su nacimiento en el Ventisquero de la Condesa, junto al Puente de los Manchegos
La ruta bajaba, bajaba y bajaba, aunque también subía en algunos tramos, sobre todo en uno de ellos, siempre acompañado de GPS y de Expreso, que velaban por mi integridad en todo momento.
Hemos perdido altura
El resto de bajada fue apoteósica, de nuevo en solitario y con el freno más al rojo vivo que un hierro en una fragua, sufrí de lo lindo por unas empinadas cuestas camino de Canto Cochino, la zona más baja del valle.
Más abajo todavía
Pasamos junto a los Baños de Venus, Charca verde y otras zonas del rio como dije muy conocidas en mi infancia, y en un zona en curva con trozos de asfalto, con numerosas piedras afiladas, tuve un conato de caída de esas de las mías. Me vino a la mente el Profe pues salí del incidente como alguna que otra vez tras derrapar la bicicleta y yo saltar de ella por delante corriendo para no caer, y claro no caí.
Poco más adelante y tras la barrera que corta la entrada de vehículos por el camino, me esperaban de nuevo mis abnegados acompañantes.
Solo quedaba un tramo de un par de kilómetros o tres, con un pequeño puertecito a modo de tachuela final para acabar la etapa de nuevo en el parking de la entrada de La Pedriza.
Ya estoy abajo
Eran las 2 de la tarde y completábamos una maravillosa etapa de unos 38 kilómetros, que recordaré por siempre y que ni decir tiene que os animo a todos los que nunca subisteis por esas montañas, lo hagáis sin dudarlo. Merece la pena.
Yo dije no que no la repetiría jamás, pero como me dijo el Holandés: “A ti se te convence pronto, no sabes decir que no”.