Era
un día de antojos, un par de Nenazas teníamos ganas de ir a un lugar donde pasamos alguna
que otra vez pero hace mucho tiempo, cuando GPS nos llevó por esas tierras y
nos señaló el lugar donde hoy íbamos a ir en busca de un tesoro. Alguno sabréis
de qué se trata.
La
participación en la etapa, como es costumbre últimamente, baja pues solo
acudimos cuatro intrépidos a la convocatoria dominical. Parece que esto no se
recupera ni a tiros, aunque en alguna etapa hay espejismo, salimos más y se
hace algo parecido a un pelotón.
Salimos
por las calles del pueblo en dirección al río Jarama, cruzándolo pronto por el
Puente de Arganda, para subir río arriba por la senda que lo recorre por el otro
El Campillo.
Llegamos
hasta La Poveda, atravesando el polígono de Arganda para conectar con la Vía
Verde a la altura del Hospital del Sureste. Por la Vía Verde circulamos hasta
que giramos a la izquierda para adentrarnos en los caminos que suben hacia la Dehesa
del Carrascal.
Subimos
por el atajo de GPS, esas rampas empinadas que te hacen sudar un poquito. El
firme de los viales está en muy buen estado, han debido meter máquinas para adecentar
los caminos y cortafuegos. La verdad es que ha mejorado mucho y es algo que se
agradece.
Después
de la subida, acabamos en la Dehesa del Carrascal donde hicimos la parada del
platanito, igual nos precipitamos porque nuestro destino estaba más cerca de lo
que pensábamos.
En la Dehesa del Carrascal
Fotos: Marqués
Un
ratito de reposo, comida y otras historietas para de nuevo montarnos sobre las
bicis. En el último momento antes de salir, Elevator se emocionó más de la
cuenta con uno de sus chismes y se fue para el suelo, chocando incluso con el
pico del banco. Si es que hay que estar más pendiente y no dejar la guardia
despistada.
Seguimos
camino adelante para pasar junto al cementerio de mascotas y girar a la izquierda
para alejarnos del camino habitual hacia el Rock in Río.
Tras
cruzar la antigua NÍII y dudar un poco por donde seguir, llegamos a nuestro
destino la Torre de Telegrafía Óptica de Arganda.
Torre de Telegrafía Óptica de Arganda
Fotos: Marqués
Arganda del Rey tiene la suerte de conservar en su territorio,
uno de los pocos testimonios que se conservan de un curioso sistema de
comunicación que hoy, en plena era de las telecomunicaciones, donde la
información viaja en tiempo real de un extremo a otro del planeta, puede llamar
poderosamente la atención.
Era un sistema de transmisión exclusivamente gubernamental,
destinado a que las autoridades civiles y militares pudieran recibir
información y transmitir órdenes en el menor tiempo posible, sin estar en
ningún momento abierto a los particulares.
El planteamiento de partida era unir Madrid con todas las
capitales de provincia, ciudades de la costa y fronteras. De las varias líneas
proyectadas sólo se llegaron a construir la de Madrid-Irún, la línea Madrid-
Cádiz, y la que se corresponde con la Torre de Arganda, la línea que pretendía
unir Madrid con la frontera francesa: Madrid – Valencia – Barcelona – La
Junquera, aunque únicamente llegó a funcionar el sector Madrid-Valencia.
Se iniciaba en el edificio de la Real Casa de Aduana de la calle
Alcalá, seguían las torres de Cerro Almodóvar en Vallecas, Vaciamadrid (de la
que sólo ha quedado el topónimo), Arganda que sería por tanto la torre nº 4,
Perales de Tajuña, Villarejo de Salvanés y por último la nº 7 en Fuentidueña de
Tajo.
La Torre de Arganda es la que mantiene un mejor estado de
conservación, del resto apenas quedan trazas reconocibles, salvo la de Perales
de Tajuña, de construcción más sencilla y con mayor grado de deterioro.
Como ya quedó apuntado este sistema de comunicaciones tuvo una
escasa de la telegrafía eléctrica y las torres son abandonadas hacia 1857.
Atendiendo la petición del Ayuntamiento de Arganda del Rey, la
Torre de Arganda ha sido recientemente restaurada por la Dirección General de
Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid. El edificio presentaba un
estado de ruina y sobre la maltrecha azotea se encontraba alojado el hoy
desaparecido vértice geodésico.
La idea es dejar la torre plenamente operativa, tal como estaba
hace siglo y medio, y en el futuro, cuando la torre de Rivas o Perales sean
también reconstruidas, poder realizar recreaciones de este singular sistema de
transmisiones, lo que sería sin duda una experiencia sin precedentes y
absolutamente singular.
El Profe y Gavilán demostraron su paciencia mientras que Elevator y Marqués visitaban el lugar señalado por el GPS del teléfono,
para dejar constancia de su paso por el lugar.
En la Torre de Telegrafía Óptica
Fotos: Marqués
Tocaba seguir adelante, aunque no teníamos claro por dónde ir. Seguimos
por el mismo camino que traíamos desde la antigua N-III para ir en busca de la
R-3, aunque en el último momento Marqués eligió el camino equivocado y bajamos
por un empinado tramo de pista asfaltada paralela a dicha radial para cruzarla
más abajo por un túnel que nos llevaba hasta el otro lado. la idea era cruzar la R-3 por un puente situado en todo lo alto.
Sin
parar de bajar acabamos en la finca de la valla precintada por orden judicial,
esa por la que tantas y tantas veces bajamos desde Campo Real por el camino del
Botillo. Mirando mapas vemos que la zona se llama Lomo de Valdelospozos.
Una
vez allí seguimos bajando por la pista hacia la urbanización de los Villares,
de Arganda del Rey.
Llegando a Los Millares
Foto: Marqués
Una
vez pasamos todo el nudo de carreteras que hay en esa zona, como nos parecía
poco volvernos por el pueblo, decidimos hacer la vuelta hacia Velilla y el
Cristo de Rivas.
Para
ello elegimos una nueva ruta, un poco monótona pero diferente al camino que
hacemos habitualmente cuando vamos en esa dirección. Una pista que recorre todo
el llano hacia Velilla por una camino que va entre la R-3 y la M-208 hasta
enlazar con el camino por el que bajamos desde Loeches, por el que hicimos el
tramo que nos llevó hasta las lagunas de Miralrío, ya en Velilla de San Antonio.
Ahí
tuvimos que negociar y se decidió el camino más corto, desde Velilla hasta los
Viveros Don Pedro evitando la senda del Jabalí. Alguno tenía prisa y quería
estar pronto en casa.
Saliendo de Velilla de San Antonio
Foto: Marqués
El
último escollo era el Cristo de Rivas, donde cada uno dio lo que pudo para
llegar hasta arriba donde nos juntamos por última vez, despidiéndonos de
Elevator para ir el resto al Chapu a tomarnos unas cerecitas.
Subiendo el Cristo de Rivas
Fotos: Marqués
La
próxima más, Nenazas.