20 de abril de 2014, asalto a la Casa de Campo

Un día de esos como otro cualquiera, con poca presencia entre los miembros Nenazas del pelotón, que no señores que no hay manera de juntarse para hacernos la foto oficial.

En un principio los participantes de la etapa eran cinco, aunque uno de ellos solo salía a darse una vueltecilla pues tenía compromisos y tenía que hacer vuelta rápidamente, pero al menos salió que no es poco.

Convocados a las 9 de la mañana, como es costumbre hubo algo de retraso, a alguno sin especificar nombres se le pegaron las sábanas y se quedó aplastado, retrasando la salida. En la lejanía David avisado por guasap tendría que esperar en solitario.

En torno a las 9 y cuarto salía el pequeño pelotón con dirección a la pista que rodea el Cerro del Telégrafo, al llegar a lo más alto aparecía David que desesperado no podía esperar más y acudía en busca del grupo.

El destino ya estaba pactado, David llevaba tiempo reclamando una etapa hacia Madrid y estaba claro que tocaba subir Manzanares arriba remontando el río.

Cruzamos la autovía prontamente, con dirección a la Escuela de Protección Civil, por la pista asfaltada que cambia a tierra en cuanto pasas estas instalaciones.

Jokin ya planeaba su regreso aunque aun aguantó un poco más, era demasiado poco para él. 

Pero poco más adelante y antes de cruzar el arroyo de Valdemingómez tenía que hacer regreso.

Allí nos paramos unos instantes, la foto de pelotón lo necesita y no había más remedio. Después nos despedíamos de Jokin y seguíamos camino adelante.


Pelotón de la etapa 
Foto: Marqués



La senda de los charcos ya lo conocéis todos, sinuoso, pedregoso y estrecho, y claro con algunos puntos con acuíferos que dificultan el paso en algunos sitios. La verdad es que estaba en bastante buen estado y solamente se complicó un poco más de la cuenta cuando se cruzan las zonas más húmedas, el primero ya lo habíamos cruzado, el segundo unos charcos que desaparecen en verano pero que estaban prácticamente secos y el tercero más engorroso, el que cruza otro arroyo del que desconocemos  su nombre, pero que baja desde la zona del vertedero de Madrid.


Una vez cruzado este arroyo el cronista se descolgó del pelotón entretenido en cosas varias. Ya le conocéis.






Por la senda de los charcos 
Fotos: Marqués


Al poco tiempo  junto  circulábamos por el camino junto a la Depuradora Sur, ya en término municipal de Getafe. Hay que cruzar la Cañada Real Galiana, donde se reunía de nuevo el grupo, para continuar hacia delante dejando a un lado la finca de la Torrecilla de Iván Crispín y al otro la zona de Valdecarros y los cantiles de la Gavia, la zona más degradada del recorrido.




Por Valdecarros y los Cantiles de la Gavia 
Fotos: Marqués



Con la boca abierta y por detrás del grupo circulaba David que se bautizaba en esta ruta y anonadado por la frondosidad de la espesura del bosque de ribera, no dejaba de alucinar. Por fin había conseguido convencernos para que le acompañáramos por esta ruta.

A la ida subimos por la margen izquierda del río, protegidos del sol por las ramas de los árboles, ya tendríamos tiempo a la vuelta de recorrer el río por la margen derecha.


Ruta junto al río Manzanares 
Foto: Marqués


Se cruza bajo varios puentes de la maraña de carreteras de la zona para pronto llegar a la zona de la Caja Mágica. Ahí comienza el Parque Lineal del Manzanares, junto al barrio de Villaverde Bajo, zona previa al Nudo Sur donde ya entraremos en el Madrid Río, la zona urbana por excelencia en la ruta. 

Allí como es normal gente, mucha gente. Esquivando paseantes, patinadores, ciclistas, es lo que hay.



Con Madrid al fondo 
Foto: Marqués


La verdad es que por la mañana no había demasiada gente, la Semana Santa, las horas tempraneras para algunos pero sobre todo el frescor de la mañana  seguro que influía en que la gente aun no estuviera de paseo por la zona.

El primer destino era el Estadio del Glorioso, donde todos los atléticos del pelotón han cumplido pleitesía alguna vez y solo nos quedaba David por hacerlo.

Pletórico estaba nuestro compañero que no se creía donde estaba, no paraba de hacerse fotos para recordar este día. No se quedaba a la zaga el Hombre Volador que aunque es veterano en la ruta, disfruta mucho cuando visita el campo de su equipo de refererencia, el Glorioso Atlético de Madrid.






David y Chema frente al estadio Vicente Calderón 
Fotos: Marqués



En esos momentos el Gavilán como el enanito gruñón refunfuñaba un poco, quería hacer vuelta para casa y el resto del grupo tratábamos de convencerle que quedaba poco para llegar a la Casa de Campo y que allí teníamos que llegar si o si.

La distancia desde el Calderón hasta el Lago de Casa de Campo la verdad es que es mínima y el Gavilán que no calculaba que fuera así, no se lo podía creer.  Solo hay que hacer 3 o 4 kilómetros más y ya estaríamos allí.

Pasamos el Puente de Segovia, con el único semáforo del recorrido y ya enseguidita estábamos en el Puente del Rey para adentrarnos en la Casa de Campo tras cruzar la Puerta del mismo nombre.

El paseo del Embarcadero es nuestra siguiente parte de la ruta, que transcurre bajo la frondosidad de los viejos árboles plantados a los lados.

Al Lago de la Casa de Campo llegamos rápidamente, lugar donde haríamos la parada del platanito y donde nos haríamos fotos para el recuerdo de la etapa. El día era espectacular, la luz perfecta y el ambiente el apropiado para disfrutar de lo que estábamos disfrutando.






En el Lago de la Casa de Campo 
Fotos: Marqués


Solo nos quedaba la vuelta a casa y con 35 kilómetros recorridos hasta el momento ya sabíamos lo que nos quedaba por delante, solo había que hacer un pequeño cálculo y un sumatorio evidente.

Salíamos de nuevo por el paseo del Embarcadero hacia la Puerta del Rey, Gavilán hizo una breve parada para repostar en una fuente, el agua tenía que durar hasta llegar a Rivas. Y a seguir.


Puerta del Rey 
Foto: Marqués


La vuelta por el Madrid Río fue un poco más estresante, el contingente peatonal era superior al de la ida, aunque al pasar el Calderón y el Puente de Toledo nos cambiamos de orilla del río. Igual por allí habría menos gente.


El Puente de Toledo 
Foto: Marqués



Pero no, la gente era más o menos la misma. Había que estar ojo avizor, sin perder en ningún momento la atención para no causar ningún accidente. David tuvo que había tenido varios conatos en alguna ocasión, tuvo un pequeño despiste aunque en el último momento antes de provocar el accidente pudo pegar un giro a su bici para esquivar por poco a un anciano que tranquilamente paseaba por el parque. El grito que le dimos igual también ayudó pues así la anécdota se quedó en eso y no pasó a mayores.

Todo lo que quedaba por delante os lo imaginareis, con el pelotón circulando hacia Rivas por todo lo descrito antes, con David destacado por delante y el trío perseguidor por detrás.


Te pillé 
Foto: Marqués


En la zona del arroyo desconocido perdí contacto y no volví a ver a mis acompañantes hasta llegar al arroyo de Valdemingómez, ya sabéis que mi lema en algunas ocasiones es “lento pero seguro” y por esa estrecha senda soy más precavido de la cuenta.

Cruzando el arroyo por tol medio del agua llegué hasta donde me esperaban mis acompañantes, que descansaban mientras yo llegaba. Y sin tregua seguimos adelante.



Cruzando el arroyo de Valdemingómez
Video por David


Solo nos quedaba llegar hasta Rivas y subir para casa. En esta ocasión y como nadie nos esperaba en el Chapu, decidimos cambiar de lugar de rehidratación.

Habíamos cambiado el lugar habitual de subida por las calles de Rivas, había que pasar por el BBVA a repostar pasta. Por ello elegimos la avenida Pablo Iglesias y nos paramos en los soportales en un bareto conocido por David. En él nos tomamos las cerecitas, las ricas y espléndidas tapas, para comentar la etapa y despedirla de la forma adecuada.



Asalto a la Casa de Campo
Video por David


Una vez concluida la puesta en común tiramos para casa, subiendo por la calle Jovellanos y por Silvia Munt hasta llegar a la calle Pilar Miró, donde enlazaríamos con la ruta habitual que pasa junto al Cerro del Telégrafo.

A casa llegamos con 71 kilómetros en nuestras piernas, pero con la satisfacción de lo bien hecho y con la convicción de que etapas así también son dignas del pelotón Nenaza.


Ruta y perfil de la etapa 
Por David


Nos vemos.

13 de abril de 2014, recorriendo caminos del sureste madrileño

Una nueva convocatoria bajo mínimos, parece que no hay mucho quórum entre los Nenazas últimamente, la cosa está malamente. ¿Qué hay  que hacer para invertir la tendencia?

Hay gente pidiendo a gritos una nueva foto de pelotón,  pero de esta forma no hay manera de conseguirla. O salimos más o no hay nada que rascar.

El caso es que nos juntamos 4 Nenazas en busca de la aventura y cuando pasa eso, mal vamos porque toca subiditas empinadas y mucho más.

Salíamos los cuatro sin rumbo fijo pero pronto alguien proponía ir hacia la Warner. Aunque eso es poco para alguno así que sin duda la etapa se alargaría al infinito y más allá.

Pronto estábamos bajando hacia el pueblo, para cruzar bajo la A3 rápidamente y pedalear hacia los edificios  de la Escuela de  Protección Civil, cruzando el puente sobre el Manzanares junto a Casa Eulogio.

Una vez en el cruce de caminos la dirección correcta nos lleva hacia la izquierda para ir río abajo en busca de la Junta de los ríos Jarama y Manzanares bajo el desprendimiento.
Hasta allí llegamos en dos grupos, con Jokin y el Hombre Volador por delante y Jamones junto a Marqués por la parte trasera. Si no es así no hay forma de  hacer reportaje fotográfico en toda regla.






Jamones circulando antes del desprendimiento 
Fotos: Marqués


En el desprendimiento nos juntamos todos por última vez, Jamones hacía cupo de viaje de ida  y nos dejaba como tantas veces para volver al hogar. Con él se fueron mis antiparras que se me cayeron al hacernos la foto de pelotón. Aunque me di la vuelta cuando me di cuenta, allí no había rastro de las gafas ni de Jamones. Menos mal que él se dio cuenta y las recogió.


Pelotón en el desprendimento
Foto: Marqués


El trío restante siguió adelante por la pista asfaltada de la Confederación Hidrográfica del Tajo, un camino firme y sin apenas baches, solo hay alguno y se pueden esquivar perfectamente. Nos acompañaron en todo momento los Milanos negros, habituales y cada vez más abundantes aves en la zona.




Milanos negros
Fotos: Marqués




Pasando el desprendimiento
Fotos: Marqués


Una vez enfrente de las Cuevas de Luis Candelas, antes de llegar a La Carrascosa, nos salimos de esta pista, tomando el camino que sale en perpendicular y donde hay que cruzar la primera CADENAAAA. Luego llegaría la segunda.....






Por las huertas de San Martín de la Vega
Fotos: Marqués


Serpenteando caminos entre las huertas de San Martín  de la Vega, donde recogían espárragos de temporada nos dirigimos río Jarama abajo hacia este municipio.

Al llegar a Gózquez de Abajo hay que girar a la izquierda, para seguir por el camino ese que siempre está adornado por multitud de charcos , ¿qué tendrá que casi siempre los hay?

Al llegar más o menos a la mitad del camino nos cruzamos con un pelotón femenino, donde la última componente se fue al suelo cuando Jokin paró para cederle el paso.  Algo pasó que se rebozó por el barro de uno de los charcos de donde salió embadurmada de una capa marrón. Mala suerte aunque la cosa no fue a más y todo quedó en una anécdota.




El incidente en el barro
Fotos: Marqués


Seguimos camino adelante, en busca del puente que cruza el río entre San Martín y Morata, y ahí empezaría el calvario de la jornada. Había que subir por una conocida cuesta de las que quitan el resuello, la de la Urbanización de Las Vallequillas.

Esa cuesta la cojas como la cojas, no es plato de gusto. El primer tramo es muy empinado aunque por estar cubierto de cemento se hace más llevable. Lo peor viene después, cuando el cemento se acaba u se queda el caminito con cantos rodados. Hay algún tramo que quita las ganas de seguir hacia arriba, pero no queda más remedio que armarse de paciencia y seguir subiendo.

Arriba al lugar de parada habitual llegó en cabeza Jokin, como si no. Tras su estela llegue yo y al poco llegaba el Hombre Volador, en baja forma por la inactividad.






Llegando al platanito en Vallequillas
Fotos: Jokin


Allí nos comimos el platanito, charlamos amigablemente y planificamos por donde seguir. Las fuerzas se recuperaron un poco y enseguida volvimos sobre las bicis.


Encina en flor
Foto: Marqués


En pelotón fuimos cañada adelante hacia la Cementera de Morata,  aunque Jokin nos había propuesto bajar a Morata por Valgrande, no consiguió convencernos. La cosa no daba para mucho más.






Por la Cañada y por la Vía Verde
Fotos: Jokin y Marqués


Pasamos la Cementera y llegamos al Vaáamono poco después. Allí negociamos para cambiar el camino de bajada y volver a elegir al igual que la semana pasada el camino que discurre en paralelo a la Vía Verde. Un camino agradable y mucho mejor que la inaguantable a veces, Vía Verde.

Una vez en los alrededores del Hospital del Sureste, ya en Arganda volvimos a negociar. En vez de cruzar el puente de las Avispas parecía lógico ampliar un poco la ruta e irnos hacia Velilla de San Antonio.

Cruzamos el polígono de Arganda, no sabíamos por donde pero llegamos perfectamente a donde se pretendía, la carretera hacia Velilla. Circulamos por ella un rato, hasta la rotonda de los pinos antes del polígono de Miralrío.

Allí nos salimos de la carretera y de nuevo pisamos tierra. En vez de seguir adekante por la pista paralela a la carretera, giramos a la izquierda para pedalear entre el río Jarama y las lagunas de Miralrío. Hacia mucho tiempo que no íbamos por esa estrecha senda.

Llegamos a Velilla tras cruzar una cadena antes del puentecillo que cruza el arroyo Pantueña. En Velilla un Circo ocupada la explanada de las afueras, aunque eso quedaba fuera de nuestro camino y no alteró nuestra ruta.


Llegando a Velilla de San Antonio
Foto: Marqués


Para seguir, como tantas y tantas veces, tomamos la Senda del Jabalí, con mucho gentío en su parte inicial pero muy agradable después cuando el camino es más ancho y aunque te cruzas con gente se esquiva con facilidad.


El Hombre Volador por la Senda del Jabalí
Foto: Marqués


Serpenteando junto al río llegamos a pasar pronto la zona de debajo de la Ermita del Cristo de Rivas, dejando a un lado el último tramo junto al río, para salirnos hacia la zona de las pequeñas charcas un poco más alejadas del cauce que nos llevó a la pista que te acerca hasta la puerta de los Viveros Don Pedro.

Solo quedaba por delante la subida del Cristo de Rivas, donde el pelotón se estiró y desmembró. Por delante Jokin, por el medio Marqués y cerrando el grupo el Hombre Volador.

De esa manera y en ese orden, tras unos 66 kilómetros recorridos llegamos al Chapu, donde nos esperaban unas ricas, frescas y rehabilitadoras cerecitas para celebrar algún año más cumplido por uno de los integrantes del pelotón.

Ciao Nenazas

6 de abril de 2014, de nuevo a la ruta de las palmeritas

La tarde del sábado fue una de esas tardes de tormentas primaverales, que por donde pasa la nube deja una buena cantidad de agua a modo de precipitación y eso es algo que no se lleva bien con la práctica del MTB. Aunque ya sabéis, guarros pero valientes.

Para esta primera mañana del mes de abril se preveía una escasa asistencia de nenazas, ya que aparte de la desbandada general de la mayoría del personal, que ha olvidado ya como se monta en bici y que parece que no volverán al grupo, alguno de los más fieles al pelotón tenían imponderables que no les permitían unirse a nosotros. Así el pelotón solo estuvo compuesto por dos unidades y a poco que ni salimos.

Anunciaban un precioso día de domingo, pero la mañana amaneció con el cielo encapotado. Nubes no, una niebla de las que recordamos en algunas salidas durante el invierno. Aunque ya conocéis el refrán, “mañanita de niebla, tarde de paseo”. Y así fue.

Salíamos un tanto retrasados Avispa y Marqués, las sábanas se pegaron a los dos únicos componentes del pelotón y por eso no empezamos a circular hasta las 9:20 h, más o menos.

Se preveía barro y por eso había que elegir caminos de los que no se embarran y vía verde, mucha vía verde.

Salimos rodeando el Cerro del Telégrafo, como casi siempre, dirigiéndonos hacia el pueblo para llegar rápido hasta la laguna de El Campillo.



Atravesando el parque del Cerro
Video por Avispa


Una vez allí, aunque con dudas por la niebla que era menos espesa abajo que arriba, fuimos hacia la carretera de Chinchón para hacer los primeros kilómetros por ella para llegar hasta la parte baja del camino Vaáamono.

Como bien sabéis es un camino que apenas se embarra, salvo un tramo en la parte baja o cuando llueve como si no costara que puede llegar a ser caótico. Pero en este caso el camino mantenía el tipo y era correcta la elección.



Subiendo el Vaáamono
Video por Avispa


Cuanto más ascendíamos por el Vaáamono se volvía a espesar la niebla. La vegetación del entorno llena de telarañas evidentes por la humedad de la niebla que se acumulaba en los hilillos. Precioso espectáculo.


Telaraña en el Vaáamono 
Foto: Marqués


Avispa se adelantó, quería estrenar su nueva cámara de video y hacer unas tomas de mi llegada arriba. Así se hizo.



Llegando al puente metálico
Video por Avispa


Una vez en lo alto del Vaáamono, sin pausa nos colamos hacia la Vía Verde y tiramos hacia Morata. Sin duda el municipio más visitado en las rutas de los Nenazas de Rivas. ¿O no?


Por la Vía Verde 
Foto: Marqués


Avispa seguía probando su cámara, hasta que la batería dijo basta. La carga no debía ser la óptima y se agotó demasiado pronto. Igual hay que llevar una de repuesto.



Bajando la Vía Verde
Video por Avispa


Bajamos toda la Vía Verde con el suelo húmedo y rodeados de niebla. Sin parar en el helipuerto, seguimos cuesta abajo hacia la plaza del pueblo. Por allí pasaba una prueba ciclista que se desarrollaba en Morata, no sabemos que ni como, pero allí estaban ciclistas subiendo por las cuestas. 



Ciclistas por las cuestas cerca de Morata de Tajuña 
Foto: Marqués 
 

Por segunda semana consecutiva iba a aprovechar para la compra de una cajita de ricas palmeritas para postre en lunes por la noche. Una cola larga en la pastelería nos retrasó un tanto, pero eso no era escusa para degustar algunas de esos dulces y así lo hicimos sentados junto a la fuente de la plaza.




Parada del platanito 
Foto: Marqués


Tocaba la vuelta y tras hacer subida callejeando por las estrechas callejuelas del municipio llegamos de nuevo a la Vía Verde. Pero ahora tocaba la cuesta arriba.

A buen ritmo hicimos la subida, todavía con niebla aunque menos espesa. En poco tiempo estábamos arriba, se nota el ritmo que podemos mantener muy diferente al de años atrás.

Una vez en el puente metálico, llegamos a la conclusión de que había que cambiar el camino de bajada y evitar el Vaáamono. La decisión fue salirnos de la Vía Verde y bajar hacia el Hospital del Sureste por el camino que discurre bastante en paralelo al esta vía. Buena elección porque su estado era correcto y así evitábamos unos kilómetros por suelo duro.

Una vez de nuevo en la Vía Verde, hicimos ruta de nuevo por ella hasta los alrededores del Hospital. Pero ya conocéis el atajo que pasa por el polígono y así nos plantamos muy rápido en La Poveda.

Una vez allí tacaba cruzar el puente de las Avispas, no queda otra si no quieres circular por la margen izquierda del Jarama hasta el Puente de Arganda.  Y una vez en la otra orilla bajamos a la senda junto al río para llegar hasta el parking de la laguna de El Campillo en paralelo al río.

Solo nos quedaba la subida del pueblo, la cual hicimos a buen ritmo pues las piernas todavía daban un poco más.

Llegamos al Chapu tras unos 57 kilómetros recorridos a eso de la una de la tarde, buena hora. Donde tocaba la degustación pertinente de cerecitas.


Ruta y perfil de la etapa 
En Wikiloc por Avispa


En el Chapu Foto: Avispa Al poco de sentarnos llegó GPS que se había apuntado a una ruta en Villarejo de Salvanés y llegaba en esos momentos tras hacerse unos kilómetros por esas tierras del SE madrileño. X Ruta BTT de los Peirones de Santa María, con un par.






Ruta de los Peirones de Santa María, Villarejo de Salvanés 
Fotos: GPS


También hizo una corta visita Jokin, castigado este domingo aunque hizo una rutita el sábado para no perder ritmo.

Un saludo, Nenazas.