25 de marzo de 2012. Por las lomas de Arganda...si hay que ir se va, pero ir pa´na........

Después de los estragos causados por la etapa a Chinchón del pasado domingo, la afluencia de Nenazas esa mañana estaba entre interrogantes. Se había hablado de hacer alguna ruta suave con la que serenar los cuerpos y las mentes, hubo incluso alguna tímida propuesta durante la semana de etapa llanita y de transición, pero está claro que nuestro GPS es como los Reyes Magos: tú les pides lo que quieres, que ellos te traerán lo que les salga de los coj...

El caso es que nos juntamos 6 Nenazas en el punto de reunión, 3 de los habituales y otros 3 a los que antes de salir hubo que refrescar los conceptos básicos del pedaleo, puesto que hacía semanas que no nos honraban con su presencia. Hubo notables ausencias en el pelotón, unos lesionados, otros con obligaciones, alguno confundido por la noche y, sobre todo, la del cronista –reportero habitual, nuestro insigne Marqués de la Foto.

Y allá que nos fuimos, en dirección al Vaáamono. Pero como bien dijo alguno, era el día de las “vueltas tontas” y empezaron pronto. Nada más salir, bajada por el pinar y, para calentar piernas, nos lanzamos, siguiendo a GPS, por el sendero que bordea el cerro en sentido contrario al habitual, añadiendo algún tramo más, muy entretenido, para acabar en el mismo sitio de partida y enfilar ahora sí dirección al Auditorio, la laguna del Campillo y carretera de Chinchón.

En la laguna hubo un ligero amago de un grupo de ciclistas de unirse a los Nenazas en su ruta, puesto que uno era conocido de Rulo, pero se ve que nuestro porte de atletas los acobardó y echó para atrás, así que continuamos los seis, camino del Vaáamono. Al poco de comenzar éste, sorpresa para alguno de los Nenazas, ya que nos desviamos del camino cogiendo la subida del Monte Cerros Concejiles.


A partir de ahí, nos pusimos en manos de GPS y empezamos un carrusel continuo de subidas y bajadas en un palmo de terreno. Desde la primera desviación de la subida de los Cerros Concejiles que cogimos, éste que habla, no se enteró por donde iba. Para ser breve, durante unos 25 kms subimos varias cuestas cortas pero duras y nos despeñamos, unos más que otros, por alguna bajada apta sólo para locos del descenso, llenita de piedras de buen tamaño, en la que alguno de nosotros, entre los que me incluyo, prefirió apostar por la integridad física y, aparcando la dignidad ciclista, echar pie a tierra.

Rulo, el pirata cojo 
Foto: Holandés


En fin, que después de bajar los humos a algún fantasma que quiso adelantarnos subiendo y al que hubo que poner en su sitio, acabamos comiendo el platanito en el merendero de La Dehesa.


Una dura jornada 
Foto: Holandés 

De ahí iniciamos ya la vuelta al Camelot, pasando por una finca donde pudimos ver de cerca varios novillos bravos, detrás de un cercado, claro.

De nuevo, cuesta pa´rriba, cuesta pa´bajo algunos kilómetros más, para acabar tirándonos por un sendero muy estrecho, rematado en un tobogán del que algún Nenaza disfrutó mucho y otros más bien nada, que para gustos los colores, afortunadamente.

Desde allí y a ritmo vivo, atravesamos la carretera que une Arganda con la de Chinchón para acabar saliendo a ésta última a la altura de las antenas de Radio Nacional. Luego, lo ya habitual, de nuevo la laguna y, con alguno cruzando hasta los dedos de los pies para que no surgiera la idea de subir por los cortados, nos lanzamos a por la recompensa del Camelot cada uno por donde le pareció.

Total, etapa rápida, que no del todo corta, 53 kms, bonita, muy variada y entretenida, y todo en muy poco espacio, para poder acabar a buena hora disfrutando de una cerecita o dos o tres, aunque sin poder ver al Aleti, por problemas de la técnica, hasta casi el final del partido, a pesar de los esfuerzos del Avispa y Rulo por sintonizar al equipo de sus sinsabores, como luego se demostró.

Y lo siento Marqués, no hay foto de grupo, tan solo alguna rápida. Y es que sin ti, no es lo mismo.

Una parte del pelotón 
Foto: Holandés

18 de marzo de 2012, volvimos a Chinchón, uffff

Cuando al Holandés se le ocurrió, o eso creo recordar, ir a Chinchón, pasó por mi mente aquella etapa de principios del otoño, cuando ir a Chinchón era un sueño que se cumplía. 


Ahora mismo puede que no tenga clara noción de cúal de las dos veces fue más dura para mí, pero coincido con los comentarios de alguno y matizo que ha podido ser la más dura de las realizadas hasta ahora, incluso más que la de Titulcia, y eso que en esa también se sufrió. La madre del cordero con la etapita de la Chinchón. 


Fuimos convocados por el Holandés a las 9 menos cuarto para salir un poco antes, pero ninguno hizo caso y salvo el que escribe, y nadie se presentó hasta las 9 en punto o algo más.  


Salimos raudos y veloces para bajar el pueblo, camino de la carretera de Chinchón, y para subir el Vaáamono. Ni siquiera se hizo la sendita que rodea el Cerro del Telégrafo. 


En el Vaáamono se despidió Antonio, como casi siempre y bien que lo hizo, porque yo no tenía en mente realizar toda la etapa y lo hice. Seguí en parte animado por Josemari pues quedamos en volvernos al llegar a Morata. 


El pelotón de la jornada 
Foto: Marqués

Rodeamos todas las canteras de Morata hasta llegar a la senda empinadísima por el camino del infierno que también cansa piernas y brazos, como dice el Holandés. Y en ese punto ya en Morata, deberíamos habernos dado la vuelta o al menos yo lo debería haber hecho. 


Pero sin nada de tregua, seguimos por la Vía verde del Tajuña en dirección hacia Perales de Tajuña, hasta cruzar la carretera que une ambas localidades, la M-313, para empezar la subida de 12 kilómetros continuos, de la que os hablaba de nuevo el Holandés en su correo. 


A los pocos kilómetros de empezar a subir, y para esquivar una pequeña cementera, hay que hacer un rodeo, que ya conocéis los que vinisteis la otra vez, y retomar de nuevo el mismo camino tras subir una cuestecita, que como bien dice Josemari, no hay cojones de subirla encima de la burra. Muy empinada y con piedras sueltas, ninguno la subió sin empujar la burra a pie. 


Profe y Marqués subiendo el cuestorrón 
Fotos: Josemari

Un trago de agua, una barrita y para adelante, que Chinchón nos esperaba. La subida cada uno como pudo y el pelotón se juntó en la bella plaza de Chinchón. Allí todos eramos repetidores de aquella etapa del 9 de octubre del año pasado. 


Los que llegamos a Chinchón 
Foto: Marqués

Allí hubo tiempo de fotos, platanito, de beber y algunos incluso de comernos un trocito de Leche frita, que supo a gloria. 


Josemari y Lemond en la plaza de Chinchón 
Foto: Marqués


Lemond había propuesto volver tras nuestros pasos para no bajar hacia el Tajuña por el camino previsto y así esquivar la subida a Valgrande, tras atravesar este rio. Pero GPS nos convenció rápidamente que daríamos mucha más vuelta y que el camino hecho así era mucho más corto. 


Lo será, sí que lo será, pero duro de cojones os lo aseguro a los que no lo conozcáis, porque después de bajar las terrazas del Tajuña, cruzar el rio y recorrer el maldito caminito lleno de baches junto a la laguna de San Galindo, llegamos a la carretera y delante teníamos la subida de Valgrande o Valsuputamadre, como bien la llama Josemari


La subida es agotadora, sobre todo cuando llevas muchos kilómetros ya en las piernas. Aunque había que llegar hasta arriba y se llegó, mal pero se llegó. 


A tres ya los perdimos definitivamente por delante, y los otros tres nos rejuntamos en la zona alta de la urbanización. Solo nos quedaba continuar hasta la cementera, el Vaáamono, la carretera de Chinchón al Puente de Arganda y la subida por las calles del pueblo. Para completar alrededor de 80 kilómetros de ná.


Los de atrás no llegamos a la cita del Camelot y eso como dice Josemari es: IMPERDONABLE.


Te dedico esta crónica Profe, porque no te nombro en ella pero estas en cada párrafo delante de mi, igual que de mi bicicleta en toda la etapa.

LA PRIMERA DEPILACIÓN. HUMOR CICLISTA PARA ECHARSE A LLORAR

Éste es el caso de la siguiente historia: un aficionado a Mountain Bike que decidió un día depilarse y después escribió su hilarante experiencia. He aquí lo que ocurrió:

Día 1. La decisión
Llego a casa nervioso y excitado. Hoy he decidido que voy a poner en práctica la depilación de la que tanto hablan en el Foro y, de paso, sorprender a mi Cuchi Cuchi y pasar una noche de sexo animal. 

He decidido depilarme las piernas, pubis y testículos, para quedarme suave como un CD virgen, que dicen que para la bicicleta va muy bien y si te descalabras por el monte no pillas infección en las heridas, aunque se te salga el hueso. Además, haber si se anima la cosa matrimonial que últimamente anda de capa caída.

Como no tengo ni idea de cómo hacerme la depilación, pregunto a uno del foro aprovechando que veo en una foto suya que él también se rasura (curiosidad sana, nada de mariconeo).

Leo y apunto sus consejos:
1. Primero rapar con máquina de cortar el pelo.
2. Utilizar espuma o gel.
3. Pasar maquinilla, nunca a contrapelo.
4. Luego echarse crema hidratante.

No puede ser tan difícil. Todas las tías de las fotos con las que me la meneo llevan el chochete como la pantalla de un PC. Esto será coser y cantar. Mañana me depilo, ya lo he decidido.


Día D. La depilación

Llego a casa y manos a la obra. Primero la máquina de cortar el pelo. Esto es fácil. Intento pensar en el Fary manteniendo relaciones homosexuales con Tinky Winky porque el cosquilleo de la maquinilla en las pelotas me está poniendo cachondo, y como me líe... Acabo el primer rasurado con la máquina.

- ¡Coño, cómo mola! - pienso. Ahora llevo el mismo corte de pelo en la cabeza, en la perilla y en la polla. Soy capicúa. Procedo con la espuma. Esto también tiene su gracia. Vuelvo a pensar en el Fary y Tinky Winky. Con la espuma, mi pito parece un Papá Noel. Hago el bobo delante del espejo:

- ¡Aaaaahhhhh!, un pene rabioso, ¡Aaaaahhh!. Bueno, al grano que me distraigo. Cojo la cuchilla de afeitar. Se van a cagar, es la Guillette Mach3 Turbo TDI 16v. Ésto corta más que la sierra de Viernes 13. Grácilmente, levanto mi escroto para tener una mejor visión.
Primera duda:

- Vale, hazlo en el sentido del pelo. ¡Coño!... ¿Cuál es el sentido del pelo en un cojón?
Cagada, yo tengo el huevo redondo (¿qué raro, no?). Los pelillos no parecen tener un "sentido". Simplemente, salen de punta. Bueno, entonces dará igual. Voy pasando la maquinilla con cuidado, aunque no evito darme un pellizquito. Miro a ver si por el corte que me acabo de hacer en el huevo asoma el pollito.

No ha habido suerte. No asoma ni un esperma. Lo he pasado mal cuando he llegado a la zona que linda con el ojo de Sauron, casi atrás, pero la cosa no ha ido mal. Ataco el otro huevo, más de lo mismo, como en el chiste:

- Manolo, ¿sabes que tengo abilismo?
- No jodas, ¿y eso qué es?
- Un huevo grande y el otro lo mismo.

Voy a atacar los muslos, ahí casi no tengo vello, excepto en la zona más próxima a la bolsa escrotal. Sin problemas. Queda tan suave como las nalgas de una quinceañera patinadora. Toca la parte superior, que afeito sin problemas.

Bidé y agua caliente... Parece que noto algo de escozor en algunos puntos. Serán cortecitos. Me miro al espejo. Joder, qué impresión. Parece que vuelvo a tener 10 años: No, no lo digo por el tamaño del pene, lo digo por la calva, joder.

Pero algo va mal. Observo grandes deficiencias. Veo las piernas peludas y, llegando a los muslos, de repente, una calva. Los mismo sucede en la panza: baja un canalillo de pelos desde el ombligo y al llegar al paquete: ¡Zas! Parecen los montes de Chernobyl. Y por detrás es aún peor, ¿Cómo voy a llevar un culo peludo y que al girarme parezca que ha llegado el otoño?. Queda de pena. Calma, que no cunda el pánico. Aún quedan 2 horas para que llegue CuchiCuchi. Tengo tiempo, espuma, cuchillas y pulso de cirujano (con cirrosis, eso sí). No queda otro remedio.

Primero el culo. ¿Alguien se ha depilado el culo sólo?. Mientras lo hago siento que soy el primero en intentarlo. Me retuerzo hasta que me cruje el espinazo para poder verme. No llego a verme el culo y empiezo a afeitar sin ver: - ¡Mierda! ¡se me olvidó pasarme la máquina del pelo primero!. Ya da igual. Llego a la zona del ano. No veo nada. Cojo un espejo de mano de mi CuchiCuchi, el que utiliza para depilarse las cejas y esas cosas. Me pongo en la cama como una mujer en el paritorio. Con el espejo de la pared y el de mano hago posturas hasta que me veo el culo. ¡Coño! Tanto tiempo juntos y apenas nos conocíamos. Un par de minutos y cortecitos después, y a base de pasarme la mano por el "lomo", dejo de notar pelos. ¡Culo depilado!.

Después de eso, las piernas no tienen dificultad. El torso lo hago leyendo el Hola:

- Joder con el Rey, cómo se lo ha pasado en la visita a Marruecos.
Bueno, pues dos cuchillas y medio bote de espuma después… ¡No me reconozco!. Coño, hasta parezco un deportista. ¡Qué fresquito se nota! El aire hace cosquillitas por zonas que antes estaban abrigadas. No sé si ponerme trocitos de papel en los cortecillos, como hago con la barba. Decido que mejor no, no vaya a verme mi mujer y me suelte: - ¡Anda! ¡Qué disfraz de momia más guapo!. Una duchita para eliminar todos los pelillos y restos de espuma, mientras con la maquinilla voy repasando algún despistado. Esto me gusta, me siento limpio. No sé, como más higiénico sin tanto pelacho.

Queda el paso de la crema hidratante. Vamos allá. Busco entre los potingues de CuchiCuchi. Hay cosas rarísimas. Por un momento dudo... ¿no estaré buscando entre sus cosas de restauración de muebles?. Leo: lifting, reafirmante, Anti-age… ¡Ésta!: Leche desmaquilladora hidratante. Justo lo que busco.

Espero que me dé para todo el cuerpo. Empiezo a untarme en el mismo orden que me he afeitado: - Joder, pues será todo lo hidratante que quieras, pero pica como su fruta madre. Voy untando crema mientras todo me va escociendo.

- Joder, joder, joder...

Ahora entiendo cuando las tías dicen que lo pasan mal con la depilación.
Cuando termino parezco una anchoa en lata. Tengo que sujetarme a la cama porque pego un resbalón en la tarima flotante. Me apunto mentalmente el nombre de la crema por si un día CuchiCuchi me deja practicar el sexo anal. Joder como desliza, con esto le meto yo la tranca entera y se piensa que es el meñique. Y no lo digo por el tamaño, lo digo por lo que resbala la crema, joder.

Me escuece todo el cuerpo. Parece que tengo un hormiguero cabreado en los huevos. Me pongo la ropa y me voy a sacar al perro, que me mira con cara de querer cambiar de dueño. 

A ver si se va calmando la cosa. Horrible. Cualquiera que me vea pensará que tengo una batería de coche enchufada a las pelotas. Voy como si me soltaran descargas. Escuece todo, pica que rabia. Algo pasa...

Llego a casa y me desnudo. ¡Ostias! ¡Estoy más rojo que Llamazares!. Uhhhhh, que la he cagado, que la he cagadooooo. Pero si yo he seguido las instrucciones de los Mountabikeros Rasurados S.A. ¿Será que los buenos ciclistas tienen la chorrilla más resistente?

Decido volver a ducharme con agua fría y la cosa se calma, pero donde me rozo me pica un huevo (nunca mejor dicho). Aguanto como un campeón a que vuelva CuchiCuchi. Me conoce como si me hubiera parido, así que según entra por la puerta y me ve, dice: - ¿Qué has hecho?

Es como cuando le digo que voy a comprarme un casco para la bici que está en oferta de 40 euros... y vuelvo con uno que cuesta 175 euracos. Según entro por la puerta tiene la carita igualita a la de este momento. Igual, igual…

- Verás, creo que la he cagado - le digo, con cara de perrito asustado.

- ¿Qué has roto? ¿Cuánto te ha costado? ¿Llevas mucho tiempo tirándotela? - sus ojos fulminando mi cara de chico bueno.

- Que no, que no, que no es una cagada de esas... mira.

Me desnudo y le enseño mi obra. Parezco un alemán en Torrevieja un 2 de Agosto. O una gamba de Huelva. O algo mucho peor.

- ¡Ay la madre que te parió!... pero si estás en carne viva - me suelta, mientras en su boca se va formando una sonrisa maquiavélica.

- Yo es queee... quería darte una sorpresita... quería raparme los huevos y eso... pero claro, quedaba mal, y tirando, tirando...

- Pero.. ¿cómo lo has hecho?... ¿con hacha?

- Noooo. Yo creo que ha sido la crema hidratante. Ahí si que me ha empezado a picar.

- ¿Qué crema te has echado?

- Ésta… - le enseño la crema de futuras relaciones anales entre ella y yo.

- ¿La desmaquilladora?….

( JAAAAAAAAAAAAAA AAAAAAJAAA) (JAAAAAAAAAAA AJAAAAA) (JAAAAAA AAAAAAA AAJAA) (JAAAAAAAAAAAAAAAA)


Día 4. Los picores de la Muerte

Por fin se han pasado los picores. Lo peor ha sido el culo. Me he retorcido como si tuviera lombrices. Parecía que había plantado el ano en un avispero. El pecho pica y la zona genital también. Tanto me he rascado que un amigo me preguntó:

- Tío… ¿no te habrás ido de putas y te han pegado algo?. No tuve valor a explicarle lo ocurrido, así que ha dejado de hablarme porque es amigo de mi mujer y piensa que soy un putero.

Voy a intentar hacer el amor con mi mujer. Estos dos días ni me la he meneado. Cualquier movimiento irritaba alguna zona de mi cuerpo y terminaba rascándome mientras veía como mi pene (casi la única zona de mi cuerpo que no está irritada) se bajaba. Ahora me noto mucho mejor, casi no me pica nada, no tengo nada irritado. Ayer tenía unos granos rojos por todo el cuerpo, como picaduras de mosquito. Mi mujer decía que tenía "cada poro de tu cuerpo cabreado contigo". Pero hoy se va a cagar. Eso sí, le diré que se abra de piernas en el borde de la cama.

No quiero roces.

11 de marzo de 2012, de nuevo al Cerro del Viso

Un nuevo domingo y una nueva ruta de los Nenazas de Rivas por los caminos y sendas del SE madrileño. 

A las 9:15 h., ya no se presentaba nadie más y 6 de los más aguerridos nos disponíamos a afrontar una nueva ruta. Pero la duda era donde ir, a las ordenes de GPS y de su famosa frase “a tomar por culo”, empezamos bajando el Cristo de Rivas. 

La bici de repuesto de GPS
Foto: Marqués

La idea no estaba clara en un principio, se proponía ir tirando para delante, y decidir sobre la marcha. 

Bajamos hasta los Viveros Don Pedro, de ahí a Velilla de San Antonio y decidimos subir a Loeches, recordando el camino donde tuvimos el último accidente, el ostión de David. Hice una parada para recuerdo del susodicho, donde queda retratado el punto exacto de la caída, no podía ser menos. Un recuerdo para que te recuperes pronto. David, ya te queda menos. 

Donde el ostión de David 
Foto: Marqués

De Loeches la ruta continuó hacia Torres de la Alameda, y allí se planteaba la negociación, seguir hacia Valverde de Alcalá o ir al Cerro del Viso, a la contra de la última vez. Gano la segunda propuesta y el pelotón integro siguió hacia el Cerro del Viso. 

Por medio una zona inundada que alguno no recordaba y otros no conocían, donde agua y barro volvieron a ser un impedimento para la mayoría. 

Una vez pasado este escollo, subida la siguiente cuesta, cruce de carretera y vía del AVE, con paso de tren incluido, y ocurrió la nota simpática de la mañana. El Profe se desequilibro en una parada de negociación, no liberó una de sus pies del pedal y cayó al suelo, aplastando el platanito, haciendo de él una hermosa compota de plátano. Ni que decir tiene, que aparte del plátano, el Profe no sufrió mucho más que las consabidas risas del resto de cabrones. 

El Profe se cae 
Foto: Marqués

En ese momento el Gavilán casi me convenció para no subir al Cerro, y rodearlo, mientras el resto lo hacían, para juntarnos de nuevo abajo. Pero pudo más el poder de convicción de Elevator, que se comprometió a aguantar junto a mí toda la etapa e hizo que el pelotón se mantuviera compacto para continuar hacia arriba. 

Unos antes y otros después, llegamos a lo alto del Cerro. Unas fotos y refrigerio, solo para los más adelantados y cuesta abajo por esa pista que recordareis de la última vez cuando la subimos. Dos malditas zanjas, en la pista hacen pensártelo y bajar con cuidado. 

Pelotón de la jornada 
Foto: Marqués

El Profe, genio y figura 
Foto: Marqués

Debajo del Cerro, nos juntamos de nuevo, de forma breve, y desde ahí a los dos más rápidos los perdimos de vista, y los otros cuatro, haciendo la goma con esperas en algunos puntos, fuimos hasta Torrejón de Ardoz, el Castillo de Aldovea, el Caserío del Henares, la Guindalera y las estribaciones de San Fernando de Henares. 


Siempre con Elevator a mi lado y en mi ayuda, para hacer el camino menos pesado. Solo quedaba un tramo de carretera, la subida del Cristo y el descanso del guerrero en el Camelot, al que solo acudimos 3, la santa esposa del Avispa y Josemari, que había avisado que se pasaría a recibirnos.


Concluimos la etapa después de unos 54 kilómetros, más o menos. 

4 de marzo de 2012, a Titulcia también llegamos

La amenaza de GPS de realizar la etapa a Titulcia se cumplió, y la que hasta ahora era la etapa reina, la de Chinchón, cayó y fue sustituida por esta, pese a quien le pese. 


Convocados de nuevo a las 9 de la mañana en la plaza, allí nos juntamos 9 Nenazas dispuestos a realizar la ruta. La salida y como se ha hecho habitual, rodeando el Cerro del Telégrafo hasta llegar a la av. Pilar Miró. Seguimos por el camino habitual por las calles de Rivas, polideportivo del Parque del Sureste y la laguna del Campillo. De allí, otro camino habitual, la carretera de Chinchón y el Vaáamono. 


Ya en esas tierras empezó mi calvario, aunque con un escudero de lujo marcándome el ritmo para llegar hasta arriba. Allí tenía que haber terminado mi ruta, aunque al ser una etapa de nuevo cuño me encabezoné en seguir adelante animado por Rulo, comprometido a aguantar conmigo hasta el final. 

Pelotón menos uno 
Foto: Holandés


Seguimos hacia delante todos juntos hasta llegar al Restaurante el Alto en la carretera de Chinchón M-311, donde hacen conejos al ajillo, junto a la Cementera de Morata. Allí dos dejaron el pelotón y otro debería haberlo hecho, pero las ganas de recorrer nuevos caminos pudieron más y decidió seguir adelante. 


Los siguientes kilómetros los realizamos por los olivares del Camino Boca de la Zorra (Google earth dixit), ya recorridos la semana anterior, pues GPS fue recogiendo uno a uno los cartelitos colocados en la anterior ruta. Su mérito fue recoger casi todos ellos, pues a uno se o debió tragar la tierra o llevárselo el viento, ¿quién sabe? 


Por aquellos sinuosos caminos llegamos hasta la vía pecuaria que recorre la zona alta, para pasar por diversos puntos ya conocidos en anteriores rutas. El último conocido fue el camino que subimos en una etapa hace ya tiempo, que venía desde la Vega del Pingarrón hasta la vía pecuaria por la que discurría nuestra ruta de este día. 


Sinuosas pistas y pedregosos caminos nos llevaron al final hasta el casco urbano de nuestro pueblo de referencia en este día, Titulcia. 


Llegada de la cola del pelotón
Autor: Josemari


En esos momentos los cuenta kilómetros ya marcaban 40 kilómetros y otros tantos o alguno más nos quedaban por delante.





El grupo en Titulcia

Fotos: Josemari


Recordé aquellos años cuando trabajaba en un lugar por el que pasamos después, cuando en algunas ocasiones paraba a comerme unas pelotas que vendían en una panadería de dicho pueblo. 


Nada más comentarlo, el Profe con mucha sabiduría nos aconsejó ir en su busca y comérnoslas para huir de las pájaras por falta de alimento. Dicho y hecho, nos presentamos en la puerta de la panadería, remozada y sin pelotas. Pero en su lugar, unos hermosos pepitos fritos de crema y azúcar, que nos iban a ayudar para continuar la etapa con algunas fuerzas renovadas. 


Tras el acopio de comida y agua en una fuente de la localidad, siguió nuestra ruta. Esta vez tomamos la carretera de Titulcia a Villaconejos M-320, girando a la izquierda por una pista que recorre la vega del Tajuña en dirección a Morata. 

Avispa Lemond
Foto:Holandés


Realizamos una parada, preparada por GPS, junto a la dolina que hay junto a la laguna de San Juan, término municipal de Chinchón. Un agujero impresionante, producido por el hundimiento del suelo en un terreno kárstico, donde tras una intensa y corta subida, nos hicimos unas fotos y continuamos adelante. 

GPS subiendo el camino hacia la dolina 
Foto: Holandés

La dolina 
Foto: Josemari

Avispa y Profe en la dolina
Foto: Holandés


Pasamos junto a la laguna de San Juan, donde ya perdí el contacto con el grupo, aunque GPS y Rulo continuaron a mi lado, para hacer menos mala mi agonía. 


Tras cruzar la carretera que une Chinchón con la carretera de Titulcia a Morata M-404, seguimos hacia delante por la pista que recorre la vega del Tajuña, pasando por la laguna de Casasola, el castillo de Casasola y la laguna de San Galindo. En éste último humedal catalogado ya estuvimos una vez, ese día de la etapa de Chinchón, por lo que el resto del camino era ya conocido por la mayoría de nosotros. 


Hasta llegar a la carretera de Titulcia-Morata M-313, fui penando tras los pasos de Rulo y GPS, pero allí empezaba la subida de Valgrande y eso ya eran palabras mayores. GPS tiró para delante, contactando con el grupo al llegar arriba, pero a mí, que me adelantó hasta una tortuga que vive en Valgrande, me costó una barbaridad llegar hasta arriba. 


Por el camino me crucé de nuevo con el presentador de TV, Juan y Medio, que a caballo debe pasearse muy a menudo pues no es la primera vez que coincidimos. 


Y unos 400 metros antes de llegar arriba, tuve que poner pie a tierra con una amenaza grave de calambre en el vasto interno de mi muslo izquierdo. Llegué andando lo que me quedaba, que era poco, hasta donde me esperaba de nuevo Rulo, y allí sin pausa volvimos a subirnos sobre la bici y tiramos para delante. 


El resto fue regresar por los pasos de la mañana, salvo el recorrido por los olivares, rodear la cementera por el mismo lugar que usamos por la mañana y acercarnos poco a poco al Vaáamono para bajar. 


La hora cada vez era más preocupante, podíamos llegar a las tantas a casa. Pero una llamada del Holandés cuando circulábamos a la altura del camino que sube a los Cerros Concejiles, nos anunciaba que había llegado a casa y que se ofrecía a socorrernos, y llevarnos hasta casa. 


Un kilómetro después, recibí una nueva llamada, esta vez GPS se ofrecía a venir a buscarnos. No hacía falta ya, aunque se agradece. 


Después de llegar a la carretera de Chinchón, tomamos dirección hacia Rivas, pero poco antes de llegar a las antenas de RNE, ya venía Jokin con el coche escoba que nos recogía. 


Eran las 14:45 y aparte de los 9 kilómetros que nos quitó, sobre todo pienso que lo mejor de todo fué los tres cuartos de hora mínimos que nos hubiera costado llegar a casa. 


El recorrido final según me cuentan debió estar entre los 82 y 84 kilómetros según versiones, lo que hace esta etapa la más larga hasta la fecha, aunque por poco. 


Quiero agradecer en estas líneas a todo el grupo, pero sobre todo cronológicamente a mis escuderos Elevator, GPS y sobre todo Rulo, que me hicieron la etapa un poco más llevadera. Y al Holandés, que acortó mi agonía y me llevó a casa un poco antes de lo que hubiera llegado. 


Gracias Nenazas.