20 de julio de 2014 Unos videos de la salida post-extremera

Me ha pedido Marqués que relate  la etapa del domingo post-estremera o extremera.  Pues bien, como ni tan siquiera se me pasa por la imaginación intentar emular la oratoria de nuestro cronista por derecho, simplemente me limitaré a informar lo que fue de la etapa.

Salimos solamente  GPS y Yo ( Avispa) que poco me gusta el alias. Los demás todos  estaban fuera de Madrid, imagino que tomando contacto con las vacaciones  de verano.

Y nos fuimos a Valverde de Alcalá bajando por el Cristo y subiendo por el pueblo...... Etapa que hicimos casi sin parar, excepto 5 minutos en Valverde para selfi y plantanito.

El selfi:




Y sin mas historia nos fuimos de Valverde al chapu, 60Km de etapa y a las 12:30 jarreandonos. Y colorin colorado .....

En el chapu:




Estos son videos ilustrativos de la etapa, porque como una imagen vale mas que 1000 palabras o sea  6 imágenes equivalen  a mas de  6.000 palabras, pues eso que me ahorro.

Llegando a Valverde....


 


Bajando hasta Loeches....




Rafa encuentra una serpiente en el agua.....




Pescadores  del salmón salvaje en aguas del Sella... o mas bien carpas fluorescentes  en el Jarama...




Y por aquí  ni puta idea.... 




Y por fin en casa..... con gilipollez incluida.




Perfil de la etapa, gracias al Marqués... la experiencia es un grado....

13 de julio de 2014, la mítica etapa de la Vía Verde del Tren de los 40 Días a Estremera

Era unos de esos días que no se olvidarán cuando pasen los años y nos pongamos a contar a nuestros nietos ese día en el que hicimos una ruta de 120 kilómetros a Estremera.

Era un tema pactado, ideado en un principio por el Profe y abrazado por Jokin y por el Marqués, presuntamente los más duros del pelotón, ¿o no?

Se ideó tras la otra mítica etapa en la que fuimos a Orusco en la etapa de los 104 kilómetros que nos metimos para el cuerpo. Pero eso había que superarlo.

Igual no era la mejor época para la realización de esta etapa, demasiado calor haría la etapa más dura aun. Pero estaba convocada y no podíamos echar marcha atrás.

Así habíamos sido convocados a las 8 de la mañana para pillar un poco más a la fresquita, y allí más o menos perjudicados por la noche acudimos unos cuantos, que no pocos Nenazas.

Además, nos acompañaban dos compañeros del Gavilán, Óscar y Fran, avisados por éste para que se vinieran con este insigne grupo de vecinos e hicieran ruta con los Nenazas.

En un principio tratamos de elegir la ruta más cómoda y rápida de cruzar las lomas de Arganda para luego caer hacia Perales de Tajuña.

Así hicimos los primeros tramos bajando por el pueblo y tomando la carretera de Chinchón como yendo hacia el Vaáamono para evitar el puente de las Avispas o el tramo de río donde se preveía una afluencia importante de mosquitos y otros insectos molestos.

La verdad es que dimos una vuelta un poco innecesaria e igual por otro sitio hubiéramos ido mejor pero salió como salió y fue la forma de llegar hasta el Hospital de Arganda con pocas cuestas y con pocos insectos.

Subimos un rato por la Vía Verde, para desviarnos hacia el Rock in Río por la zona de la Fuente del Valle, esa área recreativa situada bajo la A-3.

Allí nos abandonó GPS, perjudicado por la noche y desmotivado para una etapa tan larga y por suelo firme. No son estas sus rutas preferidas, ya lo sabemos.

En un rato estábamos ya en lo alto, junto al Rock in Río donde entonces tocaba bajar hacia Perales de Tajuña. Allí elegimos la ruta más corta y rápida para bajar, siendo la mejor forma la carretera asfaltada que une a Perales con Campo Real.

Como bajaba el personal por la carretera, los cuentakilómetros debieron ponerse al rojo vivo pues alcanzaron velocidades entorno a 65 kilómetros. O a alguien dijo eso, que alguno no pasó de 50.

En Perales la primera parada de avituallamiento, corta y para unir al grupo, alguno más lento quedó por detrás. Comer y beber rápido y p’adelante.

Había que ir hacia Tielmes, el siguiente pueblo en la ruta. Esta vez fue Marqués el que erró en la elección de ruta. Había visto en wikiloc una que iba bajo los cantiles de yeso donde está el Risco de las Cuevas para llegar a este pueblo por la carretera. Lo malo fue que el último tramo de una especie de Vía Verde era una estrecha senda entre plantas que hubo que bajar casi a pié. Cosas de no conocer y probar.

Esta senda discurre por el trazado del antiguo Ferrocarril del Tajuña, aunque en este tramo la Vía Verde no aprovecha dicho trazado ferroviario. Permite reconocer y apreciar los llamativos e interesantes resultados de la acción geológica, biológica y humana de la zona. En la actualidad se conservan unas 50 cuevas repartidas en dos grupos, separadas por un estrecho barranco en las que se encontraron materiales de distintas épocas que están depositadas en el Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares. Fueron declaradas Monumento Nacional en 1931.




Risco de las Cuevas, Perales de Tajuña
Fotos: Marqués

Una vez en Tielmes solo cruzar el río Tajuña y junto a éste hicimos una paradita sobre todo para el repostaje de agua en una fuente que hay junto al puente de piedra de la localidad. Pone no potable, que no quiere decir que no se pueda beber sino que no lleva cloro. Un aviso para navegantes.




Después continuar por la Vía Verde del Tajuña para no dejarla ya hasta que llegáramos hasta Estremera.

Unos cuantos kilómetros más adelante y antes de llegar a Carabaña se separaba nuestra ruta de la Vía Verde del Tajuña y empezaba la Vía Verde Tren de los 40 días, nuestro siguiente recorrido.


Pensábamos que esta parte era más o menos llana, cosa totalmente incierta. La accesión hacia Estremera es de unos 13 kilómetros y al menos los 10 primeros son de subida, tendida en la mayoría de los casos, pero subida al fin de al cabo.

 








Llegando a lo más alto antes de bajar a Estremera
Fotos: Jokin


Solo quedaban unos 3 kilómetros hacia abajo para alcanzar nuestro pueblo de destino, dejando a ambos lados las localidades de Valderacete, primero a la derecha, y Brea de Tajo, después a la izquierda.

 




Entrando en Estremera
Fotos: Jokin


Llegábamos casi exhaustos pero ahí entrábamos por las calles del pueblo. En el escudo nos juntamos para hacernos unas fotos que inmortalizaran nuestra llegada. Parecía imposible, pero por fin estábamos en Estremera.

 






Entrando en Estremera, Escudo
Fotos: Marqués






















El bocado y rehidratado lo hicimos en el Mesón del Jamón, un garito manejado por dos rumanas donde menos bocadillos de jamón debía haber de todo. Aunque parecía mentira lo único que hacían era bocatas de lomo y de tortilla, y eso es lo que debíamos echar p'al cuerpo.


En el Mesón del Jamón
Foto: Avispa



Todos elegimos el de lomo, salvo Avispa que se tomó y no entero, el de tortilla. Acompañando a los bocatas, tercios de cerveza, claritas, coca colas e incluso alguno se regó con un cafelito. Para todos los gustos.

Mientras hacíamos la comilona una curiosa procesión con una furgoneta en la que habían atado una figura de un santo pasó junto a nosotros. Tras la furgoneta unos cuantos coches. Creo que el patrón de los conductores es San Cristobal y no era la fecha de esto. ¿Qué sería?

La vuelta la hicimos en dos grupos, con Jokin, Gavilán, Fran y Óscar por delante, esperando a ratos, y por detrás el Profe, Avispa y Marqués, más tranquilos y sin tanta prisa.










En Tielmes volvimos a juntarnos, pues los de delante esperaban en la fuente junto al puente de piedra. Ya no había tanto reparo a beber de ella. El calor era cada vez mayor y el agua es bien recibida de cualquier manera.

Camino de Perales volvimos a hacer dos grupos, idénticos a los de antes. Pese a que Óscar había sufrido algún calambre e iba tocado. Los calambres le repetirían más adelante.

Tocaba subir hacia el Rock in Río y lo más lógico es subir por la pista asfaltada que pasa por la Fuente de La Gasca. Es una subida dura, al menos para los mortales.

La subida hizo estragos, estiró al pelotón de forma que cada uno circulaba a su ritmo, no podía ser de otra forma.

Cuando llegábamos a la altura de la fuente volvían a esperarnos. Avispa sin pensarlo mucho pasaba de largo, incomprensible. El Profe y Marqués recibíamos sobre nuestras cabezas el agua de los botes de Gavilán y Jokin, a modo de las vueltas ciclistas. Por un momento soñamos estar subiendo el Tourmalet.

Hicimos una parada para beber agua, refrescarnos e incluso sumergir la cabeza bajo el fresco chorro de agua del caño de la fuente que nos hizo revivir un rato.

Continuamos la marcha, ya quedaban las últimas rampas. En lo alto nos esperaba Avispa, casi deshidratado bajo un sol atorrante y sin entender porque no había parado a beber. Madre mía que metedura de pata.

De ahí en adelante ya no volvimos a ver al grupo delantero, que con más fuerzas se alejó definitivamente. Nosotros a trote cochinero haríamos el resto de la etapa en triplete.

Por delante desde el Rock in Río hicieron bajada por la Dehesa del Carrascal y la tripleta trasera eligió la bajada por el mismo camino por donde habíamos hecho el camino de subida.

Paramos en la Fuente del Valle, donde Marqués metió los pies con zapatos incluidos en su pilón. No había otra forma de recoger agua y así descansarían mis pies un poco mejor.

Bajada sin tregua hasta La Poveda, donde no había ni Cristo por las calles. Luego cruzamos el puente de las Avispas para evitar subir por la otra orilla. Avispa lo eligió así y los otros le concedimos su deseo.

Había que oírle después cuando cruzábamos el puente. Grito tras grito, chillido tras chillido. Y Marqués calmándole para evitar que con el pánico que le dan empezara a mover los brazos y las avispas nos picaran a ambos. Llegamos a la otra orilla sin problemas y sin picotazos, como debe ser.

Nos quedaba recorrer la orilla de la laguna de El Campillo y llegar al pueblo. El recorrido de subida lo hicimos de nuevo a gusto de Avispa, que estaba con antojos.

Después de pasar el Miguel Ríos continuábamos hacia delante evitando la avenida Pilar Miró, para llegar hasta la avenida de Los Almendros que nos llevaría hasta el Chapu donde nos esperaba el resto del pelotón.



Cuenta kilómetros de Jokin
Foto: Jokin


Ruta y perfil
En wikiloc por AVISPA

En ese momento el cuentakilómetros de la bici de Marqués marcaba 120 kilómetros, toda una cifra que se convertiría en 121,600 al llegar a casa tras el refrigerio con dos cerecitas en nuestro bar de referencia.


Pues ahí queda eso, para los restos. 

6 de julio de 2014, cuanto nos gusta la Casa de Campo

Parece que le hemos cogido gustillo a esta etapa que nos lleva río Manzanares arriba para llegar hasta el Madrid Río y dar la vuelta en la Fuente de la Casa de Vacas en la Casa de Campo.

Porque este domingo volvimos a repetirla tal y como la hicimos hace pocas fechas.

Eso si, esta vez el Profe y Marqués fueron acompañados por Avispa, que no conocía aun el tramo por encima del Vicente Calderón.

El día nublado, mucho mejor para montar en bici. Parece que el duro calor veraniego se está retrasando.

No voy a detallar nada para no ser cansino, mejor lo veréis en el reportaje fotográfico que hice por todo el recorrido. 








































Imágenes de la jornada
Fotos: Marqués

El final en el Chapu después de recorrer 82 kilómetros de vellón. Ahí queda eso.

29 de junio de 2014, al Bosque de Morata de Tajuña

Nuestro querido colega GPS nos había preparado una ruta y por eso había miedo en el ambiente del pelotón Nenaza.

Cuando Rafa prepara alguna ruta nueva, agarrarse los machos que toca jornada de ruta corta con subidas y bajadas a tutiplén. Una etapa de las rompe piernas.

Se unía al grupo un amigo de Avispa, que haría con nosotros los primeros tramos de la etapa.
La salida un tanto convulsa de esas que tanto le gustan a GPS. 

Salimos por el parque del Cerro del Telégrafo y los miembros del pelotón dirigidos por GSP se tiraban cuesta abajo por la senda que baja hacia el río Jarama.

Por detrás, oliéndonos la jugada el Profe y yo decidíamos obviar esta parte y esperar al grupo en la rotonda bajando hacia la Ermita del Cristo de Rivas. Rulo que tampoco estaba muy por la labor de tirarse por la cuesta, en el último momento se dio la vuelta y se vino con nosotros.

La espera fue larga, pero al fin veíamos subir a nuestros compañeros por una cuesta para pronto bajar hasta donde les esperábamos.

Voy a olvidar lo que salía de la boca de alguno de los que hicieron el primer tramo, pues no lo debieron pasar demasiado bien en la bajada. Me lo temía pues incluso andando es una zona para ir con cuidado.

Una vez juntos nos tiramos a tumba abierta por la carretera del Cristo, para salirnos de la carretera junto a los viveros Don Pedro, tocaba ira hacia Velilla de San Antonio y lo haríamos por la senda del Jabalí.

Ese camino es muy bonito y sobre todo fresco pues discurre en muchos de sus tramos bajo la vegetación de ribera.

En pelotón llegamos hasta Velilla y nada más pasar el pueblo y cruzar sobre el puente del arroyo Pantueña tuvimos que hacer un nuevo alto en el camino.

La bici del amigo de Avispa había tenido un pequeño percance y paramos arreglarlo. Ya sabéis, un pinchazo.

Entre picadura y picadura, los mosquitos estaban revueltos, cambiamos la cámara de su rueda y a seguir.

Seguimos adelante por la vega del río Jarama, por la margen izquierda. En un momento dado por detrás nos descolgamos y perdimos la cabeza del pelotón sin saber por dónde seguir adelante.

Tras un rato de esperas y cruce de llamadas de teléfono, volvimos a reunirnos junto al puente de las avispas. Allí el amigo de Avispa se despedía y el resto seguimos adelante hacia La Poveda.

Una vez en La Poveda empezamos a subir por la Vía Verde en dirección al Hospital del parque del Sureste, era la forma más rápida de acercarnos hasta nuestro destino, Morata de Tajuña.

Era allí donde GPS nos tenía reservada una pequeña ruta por una zona desconocida por el pelotón Nenaza. Una delicatesen de las que tanto le gustan.

Llegamos hasta las canteras de Morata, en lo alto de este pueblo y desde allí tocaba bajar. La ruta era desconocida, una senda por la que unas cuantas veces pasamos muy cerca pero que no supimos hasta donde llevaba y esta vez era la buena.

En el primer tramo antes de la carretera nos descolgamos Rulo y yo por detrás, ya sabéis los más precavidos del pelotón.

Una vez en la carretera intuimos que lo correcto era meternos por una senda estrecha que cruza la carretera por debajo pero elegimos otra ruta para enlazar de nuevo con el grupo.

Tras unas dudas y recorrer unos caminos, oímos las voces de GPS que nos llamaba. Estábamos cerca y por un camino en perfecto estado bajamos hasta donde nos esperaba.

Al final nos juntamos con el grupo en un curioso paraje de Morata de Tajuña. Es el Parque Juan de Ávalos, más conocido en Morata como El Bosque. Una zona ajardinada con zonas verdes, zonas deportivas, columpios e incluso un kiosco para pasar las noches de verano al frescor de los árboles.


Pelotón de la jornada
Foto: Marqués


Allí hicimos la parada del platanito, mientras la cual recorrí algunas zonas del parque.

Llama la atención una gran estatua, La Templanza, estatua donada por su creador Juan de Ávalos, una gran escultura con tres dragones a los pies de un hombre muy alto vestido con una túnica.  


La Templanza de Juan de Ávalos
Foto: Marqués


Adentrándonos en el interior nos encontramos con una gran piedra, conocida como los Pies de Cristo. Una piedra recuperada de las canteras del Morata con unas curiosas marcas sobre ella que le dan nombre.


Los Pies de Cristo
Foto: Marqués


Más dentro todavía encontramos una pequeña cascada artificial con dos charcas con una higuera y un puente que cruza su parte trasera. Un oasis en medio del bosque.


La pequeña cascada
Foto: Marqués


Una vez concluida la parada, repuestos, comidos y bebidos tocaba la vuelta para casa. La subida hacia el camino del Piolín la hicimos por una senda que va entre los pinos del Bosque.

Al principio tiene unos tramos un poco jorobaos, nos tuvimos que bajar de la bici y subirla a cuestas en algún punto, pero luego todo cambió y aunque no dejaba de subir, lo hacía más o menos suave por lo que se hace muy agradable. Al menos a mi me encantó ese tramo y creo que a las ardillas con las que nos cruzamos también les gusta.














Subiendo a lo alto desde El Bosque
Fotos: Jokin


Una vez arriba como ya apuntaba antes cogimos el camino del Piolín, pasando junto a las canteras de Morata para juntarnos de nuevo junto al puente metálico de la Vía Verde. Ese si lo conocéis seguro.

Para bajar a petición de la mayoría elegimos el camino que va en paralelo a la Vía Verde, el personal está muy harto del Vaáamono.

Y a partir de ahí vinieron mis problemas que concluyeron en el abandono de la etapa que os contaré a continuación.

Por detrás nos volvimos a descolgar Rulo, Avispa y yo. Pero una vez en la Vía Verde y cuando fui alcanzado por Rulo nos percatamos que había pinchado.

Mientras intentábamos la reparación, cambiando la cámara de la rueda trasera pasó Avispa, que iba muy cansado a cola de pelotón.

Hicimos el cambio pero algo fallaba, al intentar inflar de nuevo la rueda el aire entraba con dificultad y no conseguíamos poner la rueda a punto.

Hartos de darle a la bomba y con la rueda a medio inflar, bajamos por la Vía Verde hasta poder llegar a una gasolinera para inflar la rueda con el compresor.

Ni por esas, no había manera, el compresor se ponía a 7 bares y aun así no entraba aire suficiente. Volvimos a reanudar la marcha pero la rueda se iba desinflando poco a poco hasta que poco antes de llegar a La Poveda la bici dijo basta.

Andando llegué hasta la carretera donde esperaba Rulo y donde concluimos nuestro periplo de ese domingo.

Tuvimos que usar el comodín de la llamada y ponernos en contacto con Jokin para que bajara a buscarnos. Tras unas gestiones y viendo que comíamos allí, logramos que se viniera a por nosotros con mi coche.

Tras una cerecita en Casa Julián, para olvidar, llegó Jokin. Cargamos las bicis y para casa.

En el Chapu nos esperaba el pelotón Nenazas, el Profe celebraba cumpleaños y era algo para recordar, medio siglo no se cumple todos los días.

Felicidades Profe, tu sí que eres grande y gracias a Jokin que perdió un poco tiempo en bajar en ayuda de los necesitados, como debe ser.