4 de marzo de 2012, a Titulcia también llegamos

La amenaza de GPS de realizar la etapa a Titulcia se cumplió, y la que hasta ahora era la etapa reina, la de Chinchón, cayó y fue sustituida por esta, pese a quien le pese. 


Convocados de nuevo a las 9 de la mañana en la plaza, allí nos juntamos 9 Nenazas dispuestos a realizar la ruta. La salida y como se ha hecho habitual, rodeando el Cerro del Telégrafo hasta llegar a la av. Pilar Miró. Seguimos por el camino habitual por las calles de Rivas, polideportivo del Parque del Sureste y la laguna del Campillo. De allí, otro camino habitual, la carretera de Chinchón y el Vaáamono. 


Ya en esas tierras empezó mi calvario, aunque con un escudero de lujo marcándome el ritmo para llegar hasta arriba. Allí tenía que haber terminado mi ruta, aunque al ser una etapa de nuevo cuño me encabezoné en seguir adelante animado por Rulo, comprometido a aguantar conmigo hasta el final. 

Pelotón menos uno 
Foto: Holandés


Seguimos hacia delante todos juntos hasta llegar al Restaurante el Alto en la carretera de Chinchón M-311, donde hacen conejos al ajillo, junto a la Cementera de Morata. Allí dos dejaron el pelotón y otro debería haberlo hecho, pero las ganas de recorrer nuevos caminos pudieron más y decidió seguir adelante. 


Los siguientes kilómetros los realizamos por los olivares del Camino Boca de la Zorra (Google earth dixit), ya recorridos la semana anterior, pues GPS fue recogiendo uno a uno los cartelitos colocados en la anterior ruta. Su mérito fue recoger casi todos ellos, pues a uno se o debió tragar la tierra o llevárselo el viento, ¿quién sabe? 


Por aquellos sinuosos caminos llegamos hasta la vía pecuaria que recorre la zona alta, para pasar por diversos puntos ya conocidos en anteriores rutas. El último conocido fue el camino que subimos en una etapa hace ya tiempo, que venía desde la Vega del Pingarrón hasta la vía pecuaria por la que discurría nuestra ruta de este día. 


Sinuosas pistas y pedregosos caminos nos llevaron al final hasta el casco urbano de nuestro pueblo de referencia en este día, Titulcia. 


Llegada de la cola del pelotón
Autor: Josemari


En esos momentos los cuenta kilómetros ya marcaban 40 kilómetros y otros tantos o alguno más nos quedaban por delante.





El grupo en Titulcia

Fotos: Josemari


Recordé aquellos años cuando trabajaba en un lugar por el que pasamos después, cuando en algunas ocasiones paraba a comerme unas pelotas que vendían en una panadería de dicho pueblo. 


Nada más comentarlo, el Profe con mucha sabiduría nos aconsejó ir en su busca y comérnoslas para huir de las pájaras por falta de alimento. Dicho y hecho, nos presentamos en la puerta de la panadería, remozada y sin pelotas. Pero en su lugar, unos hermosos pepitos fritos de crema y azúcar, que nos iban a ayudar para continuar la etapa con algunas fuerzas renovadas. 


Tras el acopio de comida y agua en una fuente de la localidad, siguió nuestra ruta. Esta vez tomamos la carretera de Titulcia a Villaconejos M-320, girando a la izquierda por una pista que recorre la vega del Tajuña en dirección a Morata. 

Avispa Lemond
Foto:Holandés


Realizamos una parada, preparada por GPS, junto a la dolina que hay junto a la laguna de San Juan, término municipal de Chinchón. Un agujero impresionante, producido por el hundimiento del suelo en un terreno kárstico, donde tras una intensa y corta subida, nos hicimos unas fotos y continuamos adelante. 

GPS subiendo el camino hacia la dolina 
Foto: Holandés

La dolina 
Foto: Josemari

Avispa y Profe en la dolina
Foto: Holandés


Pasamos junto a la laguna de San Juan, donde ya perdí el contacto con el grupo, aunque GPS y Rulo continuaron a mi lado, para hacer menos mala mi agonía. 


Tras cruzar la carretera que une Chinchón con la carretera de Titulcia a Morata M-404, seguimos hacia delante por la pista que recorre la vega del Tajuña, pasando por la laguna de Casasola, el castillo de Casasola y la laguna de San Galindo. En éste último humedal catalogado ya estuvimos una vez, ese día de la etapa de Chinchón, por lo que el resto del camino era ya conocido por la mayoría de nosotros. 


Hasta llegar a la carretera de Titulcia-Morata M-313, fui penando tras los pasos de Rulo y GPS, pero allí empezaba la subida de Valgrande y eso ya eran palabras mayores. GPS tiró para delante, contactando con el grupo al llegar arriba, pero a mí, que me adelantó hasta una tortuga que vive en Valgrande, me costó una barbaridad llegar hasta arriba. 


Por el camino me crucé de nuevo con el presentador de TV, Juan y Medio, que a caballo debe pasearse muy a menudo pues no es la primera vez que coincidimos. 


Y unos 400 metros antes de llegar arriba, tuve que poner pie a tierra con una amenaza grave de calambre en el vasto interno de mi muslo izquierdo. Llegué andando lo que me quedaba, que era poco, hasta donde me esperaba de nuevo Rulo, y allí sin pausa volvimos a subirnos sobre la bici y tiramos para delante. 


El resto fue regresar por los pasos de la mañana, salvo el recorrido por los olivares, rodear la cementera por el mismo lugar que usamos por la mañana y acercarnos poco a poco al Vaáamono para bajar. 


La hora cada vez era más preocupante, podíamos llegar a las tantas a casa. Pero una llamada del Holandés cuando circulábamos a la altura del camino que sube a los Cerros Concejiles, nos anunciaba que había llegado a casa y que se ofrecía a socorrernos, y llevarnos hasta casa. 


Un kilómetro después, recibí una nueva llamada, esta vez GPS se ofrecía a venir a buscarnos. No hacía falta ya, aunque se agradece. 


Después de llegar a la carretera de Chinchón, tomamos dirección hacia Rivas, pero poco antes de llegar a las antenas de RNE, ya venía Jokin con el coche escoba que nos recogía. 


Eran las 14:45 y aparte de los 9 kilómetros que nos quitó, sobre todo pienso que lo mejor de todo fué los tres cuartos de hora mínimos que nos hubiera costado llegar a casa. 


El recorrido final según me cuentan debió estar entre los 82 y 84 kilómetros según versiones, lo que hace esta etapa la más larga hasta la fecha, aunque por poco. 


Quiero agradecer en estas líneas a todo el grupo, pero sobre todo cronológicamente a mis escuderos Elevator, GPS y sobre todo Rulo, que me hicieron la etapa un poco más llevadera. Y al Holandés, que acortó mi agonía y me llevó a casa un poco antes de lo que hubiera llegado. 


Gracias Nenazas.

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