Hacen
falta pocas palabras, muy pocas, para abrir la caja de Pandora y esto es lo que
ocurrió en la ruta del domingo pasada. Nuestro GPS se dio por aludido por mis
palabras de la anterior crónica y diseñó una novedosa ruta con algunos tramos fuera de los caminos tradicionales de los Nenazas.
La
salida a tumba abierta por la carretera del Cristo de Rivas, como siempre cada
uno a su ritmo, para apelotonarnos de nuevo en la rotonda de la 3-M.
Íbamos
en pelotón compacto, a trote cochinero cuando Rafa frena para salirse de la
carretera y entrar en una pequeña senda bajo el viaducto de la R-3, Rulo
que no se había percatado hizo una pirueta tremenda que casi le hace dar con
sus huesos en el asfalto. Controlando la burra sin meterse en la vía sale
intacto del percance.
Así
en fila recorrimos un trecho a la sombra del susodicho para así llegar hasta el
puente de hierro de Mejorada, el cual cruzamos como no lo hacíamos hace mucho
tiempo.
Nada
más cruzar un giro a la izquierda para bajar por una endiablada cuesta, corta
pero solo apta para los más hábiles. Salva eres un máquina y lo sabes.
Siguiendo
la nueva ruta pedaleamos bajo el viaducto del AVE y pasamos cerca de la Laguna
de las Islillas, en Mejorada, donde tomamos una cuestecilla para salir por detrás
del pinar que hay junto a la M-203, esa carretera que se dirige hacia Torrejón
y Alcalá de Henares, para así entrar en la localidad mejoreña por la parte de
atrás.
Recorrimos
unas calles de Mejorada para salir de nuevo al campo muy cerca del cementerio
de la localidad, esa zona ya la conocimos hace mucho tiempo.
Subida
por los campos al este de este pueblo hasta el tramo de autopista de peaje sin
concluir y tomamos dirección hacia Loeches. Una zona un poco echada a perder y
secorra, por la que cruza el arroyo Pantueña que a la vuelta volveríamos a
cruzar en Velilla de San Antonio.
Una
vez en Loeches alguien sugirió el Colombiano, pero no era el día, una subida
demasiado fuerte para el estado de forma de alguno de nosotros. No digo nombres,
que todo se sabe. Así que la decisión fue ir por la M-300 hacia la cuesta de
las piedras por la que pasa el camino hacia otro conocido pueblo, Campo Real.
En
las primeras cuestas alguno pusimos pie a tierra para llegar hasta el primer
rellano, se nota que hemos perdido fuelle. Y en el segundo envite solo Rafa
parece que se hizo con la cuesta y llegó hasta arriba montado, el resto más o
menos distancia pero a pie empujando la bici.
Hasta
llegar a Campo Real, perdí contacto con el grupo o con los grupos, porque
aunque llegué arriba poco después que Luismi y Rulo, no los volví a ver hasta
llegar al citado municipio, donde me esperaba Rafa para acompañarme hasta el
punto de avituallamiento en las lavaderos de Campo Real.
Allí
Josemari se entretenía haciendo fotos y el resto comiendo para recuperar
fuerzas junto a ese gran chorro del que sale un agua fresca de la que algunos
aun se resisten a beber. Yo sin embargo bebo siempre.
Tocaba
vuelta hacia casa y la lógica nos dictaba que haríamos regreso por el camino
pedregoso de siempre pero en sentido contrario. Esa antigua carretera
destrozada que nos lleva de nuevo hacia la M-300.
Una
vez cruzada la carretera, una corta subidita y tocaba improvisar. Se nos
ocurrió ir por un camino desconocido y al final hubo que cruzar un olivar para
salir de nuevo a un camino con firme decente.
Ese
camino nos llevó hasta la R-3, donde en vez de cruzar el puente que teníamos
delante giramos a la derecha circulando paralelos a dicha autopista de peaje
hasta llegar hasta otro camino conocido, el camino del Clavi que baja desde Loeches
a Velilla.
Camino
abajo llegamos hasta el arroyo Pantueña, como dije antes, donde Rafa cruzó por
el agua y el resto por el improvisado puente de madera. Así fue como llegamos
hasta Velilla.
Cruzamos
el pueblo, con talanqueras incluidas y dándole a los pedales directos hasta los
Viveros Don Pedro con solo la subida por la carretera del Cristo por tercera
semana consecutiva, donde cada uno de nuevo dio lo que pudo, juntándonos al
final en el Chapu tras los 46 kilómetros de rigor. A tomarla, ya sabéis.
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