8 de diciembre de 2013, explorando nuevas rutas en Perales de Tajuña


Una jornada más en la que el grupo de arriesgados Nenazas quedaban convocados en la plaza para ir en busca de nuevas experiencias para elegidos.

Eso sí, mañana preciosa con el cielo completamente despejado no apta para frioleros porque como decía un finolis “hace un bris que corta el cutis”, sobre todo cuando el pequeño pelotón bajaba por las calles del Rivas en dirección hacia el pueblo. Los dedos de manos y pies congelados, oiga.

Lo más destacable la vuelta al pelotón de un ausente desde hace meses, Clavi. Ánimo y constancia para que vuelvas por tus fueros que se te echa en falta.

No queríamos cruzar el puente de las avispas, cada vez está peor y como contábamos en anteriores crónicas han puesto un cartelito donde se eximen de responsabilidad en caso de accidente. Por ello. Cruzamos el Puente de Arganda, puente de hierro de la antigua nacional a Valencia ya existente en tiempos de la Guerra Civil.

Nada más cruzarlo, giro a la izquierda para circular por la orilla del río Jarama en dirección a La Poveda. Ese camino se hace largo y pesado, seguramente por ser estrecho, sinuoso y tener unos tramos pedregosos y otros en los que se va muy pegados a la valla metálica de una finca de ganado.
 
Senda junto al Jarama
Foto: Marqués


No había una dirección clara en el pelotón, aunque para eso estaba GPS también reincorporado tras un periodo de inactividad, que si sabía dónde nos iba a llevar. Sí, dije bien, donde nos iba a llevar.

La subida desde La Poveda por el carril bici y el polígono, para alcanzar los alrededores del Hospital del Sureste. Un trocito de carril bici y de nuevo a subir camino del parque de la Dehesa del Carrascal.

Esta vez GPS nos volvió a sorprender con una ruta nueva por el pinar, siempre innovando en pro de hacernos una etapa interesante aunque a veces más dura de lo deseado por algunos.

Pero esta vez no iba a ser así, nos subió por un trazado interesante no demasiado duro, muy bonito y que nos llevó hasta la Dehesa de una forma diferente. En fin, un acierto más de nuestro guía.

Llegamos a la Dehesa del Carrascal en grupo, y allí nos iba a abandonar Clavi que daba por cumplida su travesía con el grupo para regresar en solitario hacia su casa. No hay que abusar después de la inactividad.
 
Pelotón de la jornada
Foto: Marqués


El grupo continuó hacia delante para dirigirnos hacia el Rock in Río pasando por el cementerio de mascotas llamado el Último Parque. En grupo llegamos hasta en Rock in Río, dejándolo atrás después de darle la vuelta por el lado sur, el de la rampa a modo de tobogán que esquivamos sin demorarnos.

El destino era Perales de Tajuña y para dirigirnos hacia allí hicimos un itinerario zigzagueante por los conocidos olivares de la zona. Para un lado, para el otro y así consecutivamente como si estuviéramos perdidos.
 
Hacia Perales de Tajuña
Foto: Marqués


Para al final llegar a lo alto del valle del río Tajuña, donde teníamos por delante una curiosa bajada.
 
 

Perales desde arriba en el inicio de la cuesta e imagen desde la mitad de la bajada
Fotos: Marqués y Josemari (respectivamente)


Una vez hace un año más o menos en otro día invernal GPS nos había bajado por la zona. Una senda pedregosa, jodida como pocas donde algunos pusimos pie a tierra para bajar a patita sin vergüenza.
 
El Profe en la cuestecilla
Video por Josemari
 


Esta vez nos cambió la ruta de bajada, haciendo una senda menos jodida que la de la otra vez, aunque fuera de las posibilidades de alguno, y digo alguno porque la gran mayoría hizo la bajada montado en la bici, y yo de nuevo sin vergüenza volví a bajar a patita. No están las cosas para ostiarse pa ná.

Un recuerdo de David y Gavilán, que hubieran disfrutado cantidad en una bajadita a su medida como esta.
 
Espera a mitad de la bajada
Foto: Josemari


Un último tramo empinadísimo, con rampa de cemento incluida nos llevaba hasta las calles de Perales completando una bajada en la que GPS llegó a confesar que no la había hecho sobre ruedas sino inspeccionándola andando. Sin comentarios.

La parada del platanito en una calle del pueblo donde había un poyete de piedra a modo de banco donde pudimos descansar, comer un poco y sobre todo discutir las experiencias que habíamos tenido y las que vendrían después.
 
Parada del platanito en Perales de Tajuña
Foto: Marqués


Entre las alternativas dadas por nuestro guía, la más acertada y al fielegida, ir a la gasolinera de la A-III por una pista nueva que sube en paralelo a la carretera que une a esta localidad con Campo Real y que una vez arriba cruza bajo la A-III en dirección al citado pueblo. Una pista desconocida incluso para GPS que solo había visto en Google y no en directo.

El cartel en el inicio de la pista nos indicaba su nombre, Paseo de la Ermita, e iría adornado por muchos más carteles que indicaban los lugares por donde íbamos cruzando. Veréis una muestra aunque no todos porque sino no hubiera llegado arriba con demasiadas paradas.
 
Cartel de las Ermitas de Perales


Cartel del Mirador de Peñarrubia
Fotos: Marqués


Una super empinadísima cuesta en la que todo el personal tuvo que poner pie a tierra culminaba el camino antes de llegar a lo alto. Con tierra muy suelta, no dejaba que te mantuvieras encima de la bici y todos subimos a pie un buen trozo.
 


Subida por la pista desde Perales de Tajuña a la A-III
Fotos: Marqués


Una vez arriba reunión y continuación hacia delante sin demora por la citada carretera para girar a la izquierda antes de cruzar bajo la A-III y retomar rutas ya conocidas por el pelotón.

Volando nos acercábamos hacia el Rock in Río. Esa zona de asfalto es la apropiada para alcanzar velocidades altas y llegar lo antes posible a la bajada hacia casa.

Tocaba bajar, eligiendo para ello la ruta más corta y rápida, la que rodea la A-III y que pasa por el área recreativa de la Fuente del Valle.

Allí fue donde no sé cómo pero aunque si sé el porqué, me desenganché del pelotón que continuaba volando y completé una bajada en solitario sin tener a la vista en ningún momento a mis compañeros de viaje. Iba deprisa y ni por esas pude alcanzarlos.

La reunión el Puente de Arganda, de nuevo en el de hierro, tras completar el mismo  camino que a la ida, junto a la orilla del Jarama, aunque esta vez en solitario.
 

 


En el Puente de Arganda
Fotos: Josemari


Tocaba subir el pueblo, con dudas en el lugar donde tomar las cerecitas, si en el Champú como últimamente, para así juntarnos con el lesionado Avispa o quedarnos en el Miró, un poco antes de terminar la etapa.

Como Avispa no dio señales de vida, elegimos el Miró que es un lugar socorrido y con buenas viandas.
 
En el Bar Miró
Foto: Marqués


Solo nos quedaban hacer un par de kilómetros para llegar a casa para completar los 64 kilómetros recorridos, y así lo hicimos ya con los deberes cumplidos una vez terminamos de subir la avd. Pilar Miró y rodear el Cerro del Telégrafo por la ruta habitual hasta nuestros hogares.

Rafa, ¿dónde te quedaste?, que perdimos contacto en ese tramo.
 
Para Luismi
Foto: Marqués

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