15 de febrero de 2015, atrapados por el barro en el camino de Morata


Había llovido por la noche, aunque ninguno nos imaginábamos que la cantidad de agua caída pudiera ser tanta como para conseguir lo que voy a relatar en esta crónica.

Nos juntamos 4 Nenazas, para esta etapa dominical. Como ocurre últimamente, no teníamos idea de dónde ir y el Gavilán que estaba de antojo propuso una etapita hacia Morata, un pueblo que no nos suena de nada.

Por las calles de Rivas camino de la laguna de El Campillo cierta humedad quedaba patente en el asfalto, aunque seguíamos sin imaginarnos lo que nos vendría encima.

Allí nos cruzamos por primera vez con los compañeros del MTR Rivas, que se concentraban en el aparcamiento de este espacio natural.

Subimos por la carretera de Chinchón, luego el Vaáamono, en pelotón más o menos compacto hasta llegar a la zona más empinada de este camino e hicimos reagrupamiento en la parte alta de este camino, junto al puente de hierro.

Manteníamos firmemente la idea de ir a Morata, como decía antes Gavilán tenía ganitas de comerse unas ricas palmeritas y en la elección del camino de acceso hasta este pueblo fue donde cometimos el error que terminaría siendo fatal para el desenlace de la etapa.

Decidimos ir por el camino del Piolín, mira que es un camino que cuando llueve se pone fatal de la muerte, pues sin pensarlo por allí que seguimos.

La primera casi sin problemas pero al llegar a la zona del olivar junto a la cantera grande cercana a la cementera nos cayó todo el peso del cielo sobre nuestras bicis.

El barrizal que se había formado era épico, a duras penas podías pedalear y al poco ninguno podía seguir adelante.




 






Bicis de Marques y de Jokin hasta arriba de barro
Fotos: Jokin y Marqués


Los de delante, Jokin y Volador fueron los primeros en parar, la bici de Volador del atasco había sufrido un percance de cierto alcance y la pieza que une el cambio a la rueda trasera se había partido.

A duras penas llegó hasta ellos Gavilán, pero pudo hacerlo. Marqués también llegó aunque empujando su bici, el barro se metió por todas partes posibles de su bici y ya no podía seguir dando a los pedales.


Delante del pelotón Nenaza otros dos ciclistas habían sufrido el mismo percance, la misma pieza rota, aunque debían llevar repuesto porque siguieron adelante muy rápidamente.


La bici de Volador había quedado prácticamente en dique seco, aunque una brillante idea surgió de la cabeza pensadora del pelotón, Gavilán. Sugirió corta la cadena y colocarla para que sin el cambio pudiera dar a los pedales.

Así lo hicimos, desmontamos la cadena y a duras penas la montamos de nuevo con un eslabón de esos que dicen que son rápidos. Muy rápidos no son, aunque logramos ponerlos.
 




Reparaciones varias
Fotos Jokin y Marqués


En el intervalo de tiempo en el que arreglábamos la MMR de Volador pasaron los del MTB de Rivas por nuestro lado. Uno de sus ciclistas sufrió la misma avería de nuevo, era el cuarto en un rato. La mayoría siguieron adelante aunque alguno se dio la vuelta.


El barrizal camino de Morata
Video por Jokin


Nosotros hicimos exactamente los mismo, darnos la vuelta y además  quedarnos sin palmeritas. Salimos de allí a pie, por el borde de la cantera para escapar hacia la cementera y la vía verde.
 
Huyendo del barro
Foto: Marqués


El camino de vuelta fue difícil, Volador tenía que detenerse de vez en cuando para recolocar su cadena que se salía de su sitio quedando colgando.

Bajamos hacía Arganda, la idea era limpiar las bicis en un lavadero de una gasolinera y se nos ocurrió que el mejor sitio era la BP de la antigua N-III junto al polígono de Arganda.

Hasta allí llegamos renqueando, la cadena no hacía más que dar la lata y poco a poco alcanzamos nuestra siguiente meta volante.

En el lavadero no éramos los únicos con la misma idea, un pelotón de ciclistas lavaba las suyas para dejarlas impecables. Nosotros le dimos un poco a la pistola para dejarlas un poco más limpias aunque sin mucho esmero que todavía nos quedaba sitio donde volver a mancharlas.

 
En el lavadero de la BP en Arganda
Foto: Marqués


Seguimos hacia la Poveda y sin cruzar el puente de las Avispas nos fuimos hacia Rivas por la margen izquierda del Jarama para cruzarlo por el Puente de Arganda.

Una vez en Rivas Jokin subió por los cortados y el resto por las calles, como solemos hacer siempre.

Al final llegamos al Chapu tras recorrer 43 kilómetros que parecieron el doble por el tiempo que tardamos, donde degustamos unas rondas, rememorando una torpe etapa donde nos tragó el barro.


 El cambio de Volador con la pieza rota
Foto: Marqués

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