No hay quien pueda con algunos Nenazas,
irreductibles como los personajes de aquella Aldea Gala muy famosa por sus
personajes que tomaban una poción mágica
y que los romanos no podían hacerse con ellos.
En esta ocasión 4 de las más
valientes, Jokincenturix, Profetix, Voladorix y Marquecurcix, fueron los protagonistas
de esta aventura dominical.
Los irreductibles Nenazas de la etapa
Foto: Jokin
La salida con muchas dudas,
no nos poníamos de acuerdo en la ruta a seguir, lo tenemos todo tan trillado que
las ideas se agotan o cuesta que salgan a flote.
Pronto Jokincenturix como un buen Druida tomó el
mando, es el puto amo de las rutas Nenazas, ya lo sabéis bien. Nos
propuso ir a Morata por el Vaáamono, luego el camino del Piolín para bajar a
Morata por el camino del tractor que aun no había visto después de las
reparaciones que ha sufrido éste.
Camino del tractor arreglado
Foto: Marqués
Pues esa fue la ruta hasta
Morata, ni más ni menos. Sin nada destacable más que Profetix tardó en
calentarse, ya le conocéis cuando lo hace es implacable.
En Morata una breve parada,
una compra de una pequeña cajita de ricos Conejitos (palmeras de la Panadería
Conejo, que te hace llegar a viejo) para el postre del lunes a la noche y a
seguir que nos quedaba mucho por delante.
Para seguir Jokincenturix
quería subir el valsuputamadre y si él tiene ese capricho los demás agachamos
la cabeza y a donde nos diga. Eso si en vez de ir por la carretera buscamos una
ruta alternativa por la vega del Tajuña, que ya hicimos en la otra dirección
hace muchos lustros, y así esquivamos la carretera.
Los caminos de la vega del Tajuña
están perfectos, el problema es que dan muchas vueltas y rodeos hasta que
llegas a donde quieres. Así que improvisando para acá y para allá llegamos
hasta las estribaciones de la laguna de San Galindo en el término municipal de
Chinchón junto al camino por el que bajamos alguna que otra vez de este
emblemático pueblo.
Una vez allí girar a la
derecha para alcanzar la carretera M-313, cruzarla e iniciar el ascenso a la
urbanización Valgrande, por la senda que todos conocemos como Valsuputamadre.
La subida tremenda al
principio, con un barro pegajoso que hacía dificultosa cada una de las
pedaleadas que había que dar. Ahí ocurrió el goteo de ciclistas, con Jokincenturix
a la cabeza, sin despeinarse, detrás Profetix, a su ritmo, a su zaga Voladorix
incansable como pocos y a la cola del pelotón rezagado por perder el tiempo
para tomar un bocado antes de la subida, Marquecurcix.
Llegando a la Urbanización Valgrande
Fotos: Jokin
Hasta arriba llegamos todos,
no puede ser menos. Poco a poco, lentos pero seguros. Allí hicimos la parada
del platanito, reposamos un rato y programamos el resto de la etapa.
La vuelta hacia la
cementera, por la Cañada Real, es la única forma de ir hasta la vía verde para
acercarnos rápidamente a casa. Al llegar al Vaáamonos nos volvimos a reunir para
lanzarnos hacia abajo, eso sí, unos más rápidos que otros. Sin más datos.
Una vez en la carretera de
Chinchón, en línea uno detrás de otro camino de la Laguna de El Campillo para
sufrir menos.
Jokincenturix se subió por
el camino de los Cortados, como hace casi siempre. Los demás, también como
siempre, por las calles de Rivas hasta verse superados por el aventurero.
El final en el Chapu con
casi 60 kilómetros en nuestras piernas, quién da más. Ahí nos tomamos las
cerecitas de rigor, acompañados del Gavilanix e hijo. No hay excusa para no
acabar con unas rondas de fresquitas cerecitas para reponer fuerzas.
Y para finalizar parafraseando
una frase famosa que diría uno de esos Galos llamado Obelix, acabo diciendo: “Por
Tutatix, estos Nenazas están locos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario