9 de octubre de 2011, y fuimos a Chinchón

Y se cumplió el reto, fuimos a Chinchón.
Habíamos quedado a las 8:30 h. en la plaza y allí acudimos 8 de los Nenazas en bici y uno más con ella en el maletero de su coche. La previsible dureza de la etapa hacía cagarse por las patas abajo a más de uno, incluido el que escribe.
Sobre todo celebrado el regreso de Josemari. ¡Que cojones tienes compañero!, volver a la bici este día señalado y después de tantos meses sin montar.  
La ruta preparada como siempre por GPS, como te lo curras, aunque presionado por todos, tuvo que cambiarla en varias ocasiones. Todo quedó en 78 km, aunque lo previsto superaba los 90 o 100.
La salida prevista incluía la bajada hasta la laguna de El Campillo por la ruta nueva los cortados. Primera negociación y primer cambio. Bajamos por detrás del Cerro del telégrafo pero continuamos por las calles de Rivas, pasando por el Auditorio Miguel Ríos.
Ya en la laguna de El Campilllo se reincorporó el noveno Nenaza y continuamos la marcha hacia Chinchón. El coche escoba quedaba ahí.
Segundo cambio, GPS tenía preparada la ruta hacia el Rock & Rio con bajada hacia el Tajuña, segunda negociación y como decía segundo cambio. Subida por la cuesta “Vaaamono” hasta la Vía Verde a Morata.

El Profe culminando la subida Vaaamono

Josemari culminando la cuesta Vaaamono

Marqués culminando la subida Vaaamono
Fotos: Trancas

Final de la subida Vaaamono desde arriba
Foto: Lemond

Una vez en ella, pero sin cogerla, cruzamos bajo el puente de chapa y tomamos dirección a Morata, incluyendo la cuesta abajo en picado hasta las calles de Morata. No es tan mala como creímos en un principio.
Tomamos la Vía Verde del Tajuña, en dirección a Perales de Tajuña, en paralelo a la carretera y al río Tajuña.

GPS adoctrinando al pelotón
Foto: Lemond

Unos kilómetros más arriba, nos salimos de la Vía Verde y cruzamos por un ancho camino que nos llevaba hacia una cementera. Un camino muy cómodo y como nos anunciaba GPS de subida constante pero cómoda. Con unos pasos entre cortes a las rocas, muy espectaculares.

Josemari entre rocas
Foto: Marqués

El camino se veía cortado por la cementera, pero GPS que había preparado la ruta de forma concienzuda, nos guió por otro camino que la sorteaba y que volvía a conectar con el camino por una empinadísima rampa, que según creo nadie logró subir sin poner pie a tierra.

Trancas casi sube el cuestorrón

Calzas y GPS pie a tierra en el cuestorrón

GPS pie a tierra en el cuestorrón
Fotos: Lemond

Una vez todos juntos hubo unos minutos de relax, para un pequeño bocado, unas fotos y poco más, porque ni me dio tiempo a guardar la cámara cuando el pelotón ya iba en marcha, dejándome atrás.

Pelotón una vez subido el cuestorrón
Foto: Marqués

El resto de subida lo hice prácticamente solo, salvo el tramo final, en el que GPS me esperaba para llegar hasta Chinchón. El resto del pelotón disgregado se saltó un nuevo tramo de la etapa, entrando al municipio por la carretera de Valdelaguna, en vez de ir por un pequeño pinar.

Parte delantera del pelotón a su entrada en Chinchón
Fotos: Lemond

Cuando ambos entramos en la plaza de Chinchón el resto del grupo ya estaba allí, no faltaba nadie.
La plaza estaba dispuesta como plaza de toros, con sus burladeros, y todo, con el suelo cubierto de arena, es decir, dispuesto para hacer corrida de toros. Nunca lo vi así en directo.

GPS con ayuntamiento de Chinchón a su espalda

Lemond estirando músculos

Rulo, que torero
Fotos: Marqués

De nuevo unos minutos para repostar, comida y bebida, unas fotos y sin demora nos dirigimos a realizar la vuelta a Rivas.       

Pelotón en la plaza de Chinchón
Foto: Marqués

El principio de la bajada un tanto tortuoso, con un camino con una capa de fina y polvorienta tierra blanca, peligrosa y complicada.

Paisaje desde Chinchón con la cementera de Morata al fondo
Foto: Marqués

Una vez acabado ese tramo, vino un nuevo descenso, esta vez precioso y de buen firme. Un paisaje muy chulo hasta llegar al río Tajuña, de nuevo.
Para cruzar el río, un pequeño puente, y camino hacia delante con el grupo disgregado. Pasamos junto a la laguna de San Galindo, seguro que nadie la vio, también junto a la ermita del mismo nombre, ¿se fijó alguien?, y una vez en la carretera se volvió a juntar el pelotón.
Ahí vino lo más duro, la subida hacia la urbanización Valgrande, empinada cuesta mucho más dura después de tantos kilómetros recorridos.

Bici de Lemond en Valgrande
Foto: Lemond

Una vez arriba, volvimos a juntarnos, en la zona alta de la urbanización junto a una fuente, alivio para algunos.

Trancas descansando
Foto: Marqués

Ahí vino el tercer cambio, GPS tenía preparada la bajada hacia la Urbanización Vallequillas para volver a casa cruzando el rio Jarama y por el camino de los cortados que otras veces tomamos para ir a la Warner.
Tanta ruta parecía mucho para las cansadas piernas y se decidió la vuelta por la cementera de Morata y de nuevo el camino “Vaaamono” para bajar hasta Rivas pueblo.
Ahí se debió disgregar todo el pelotón. Por detrás, quedamos 3, y a llegar a la laguna de El Campillo, hicimos lo posible y lo imposible por meternos en el coche escoba, aparcado desde la mañana. Nuestras fuerzas no daban para más.   
El final aunque algunos no lo podíamos creer, en casa de Lemond, con los anunciados callos.
Madre mía, que bien nos sentaron, como dice Trancas, ni aquarius, ni barritas ni hostias de esas, donde estén unos buenos callos, se quite todo.

Raquel (Lemond's wife) y sus callos
Foto: Lemond

En resumen, gracias Raquel.
Y para finalizar, dar las gracias también a GPS por la preciosa ruta preparada a conciencia y sobre todo, ten en cuenta que algunos no estamos preparados para mucho más de eso.  Más castigo del cuerpo es mucho para alguno, yo mismo sin ir más lejos.
Aunque en un futuro quien sabe si la haremos entera. Todo es posible.

1 comentario:

rulo de rivas dijo...

De las mejores etapas, crónicas y final etapa en casa de Raquel. Las nenazas somos cojonudos. Que pena que este domingo no puedo salir, pero intentaré estar para la segunda parte en el Camelot