16 de octubre de 2011, a Campo Real recordando etapas olvidadas

Tras la resaca de la jornada dominical anterior, en la que fuimos a Chinchón, ¿o se os ha olvidado ya?, se notó un descenso en el número de arriesgados y entregados deportistas.

La salida fue convocada por última vez a las 8:30 h., a partir del siguiente domingo la convocatoria se cambia a las 9:00 h.

Como nos faltaba el guia, los primeros momentos fueron de consenso, para tomar la decisión de hacer una ruta olvidada desde hace tiempo, a Campo Real.

La bajada por el pueblo, la laguna de El Campillo y el puente de las avispas. A esa hora la temperatura fresquita dominante tiene paralizados a los enemigos de Lemond y no hay problema al cruzarlo.

Continuamos por la vega del Jarama, rio arriba en dirección a Velilla hasta la rampita que lleva a la carretera que cruzamos antes de ponernos en ruta hacia los olivares de esa zona de Arganda.

Pelotón en el puente sobre la R-III
Foto: Marqués

Nada más cruzar el puente sobre la R-III, junto al peaje, vinieron los primeros problemas. Al igual que la semana pasada, el campo parecía la segunda guerra mundial. Tiros y más tiros, pues los escopeteros nos rodeaban.

De repente sonaron varios tiros a nuestra izquierda, y una indefensa Codorniz cruzaba sobre nuestras cabezas esquivando perdigones. No creo que le fuera muy bien, porque según la perdimos a nuestra derecha, sonaron nuevos disparos que puede que acabaran con la vida del animalito indefenso.

Pasada esa zona y tras unas breves palabritas con un cazador, parece que la presión cinegética bajó, pues no hubo problemas en el siguiente tramo de la etapa.

Llegamos para cruzar una nueva carretera, la que une Arganda con Loeches, otro tramo conocido. Y allí comenzó la subida hacia Campo Real.

Ahí el pelotón se disgregó hasta llegar a la plaza de dicho municipio, llegado todos sin novedad, pero separados unos de otros.

El plátano en la plaza, sobre todo echando en falta la presencia de algunos que no habían podido acompañarnos en esta jornada. Dormilones, enfermeros, convalecientes, viajeros y quien sabe que más, no habían salido con nosotros este domingo.

Parte del pelotón en la plaza de Campo Real, de relax. Ojo al plátano del Profe
Foto: Josemari

Pelotón en la plaza de Campo Real
Foto: Marqués

La vuelta fue otro cantar. Para no bajar la maldita trialera que tanto nos costó en la última etapa, tomamos la empinada calle que nos llevaba hacia la zona alta a las afueras del pueblo, esa donde nos hicimos una vez una foto sobre una cosechadora.

El Profe esperando a la bajada hacia Arganda

Comunidad de regantes

Otra de la comunidad de regantes

Josemari y Salva arrancando
Fotos: Lemond

De ahí hasta Arganda, el camino hacia abajo, atravesando unos tramos conocidos con muchas piedras, pero sin problemas para el pelotón.

Una vez en el fondo del valle, sufrimos de nuevo el estruendo de unos tiros cercanos, y continuamos sin pausa hacia el portón de hierro para salir de la finca.

Pero curiosamente, la barrera que cortaba el paso no estaba puesta y el portón completamente abierto, no impedian el paso por lo que no fue un escollo en el camino.

Al llegar de nuevo a los alrededores de Arganda hicimos un nuevo consenso. La duda era volver sobre nuetros pasos de la mañana, cruzando el puente de las avispas y subir por el pueblo, o tomar dirección a Velilla para hacer camino de vuelta por el Cristo de Rivas.

Convencieron más los temores a los insectos que los coches de la carretera del Cristo y volvimos atravesando Velilla por la ruta rápida, llegando a los Viveros Don Pedro y para terminar subiendo por la carretera del Cristo.

En ella, Lemond tomó la delantera hasta el Camelot, con Josemari detrás y el trio restante a la zaga. Subiendo el trio se conviertió en cuarteto por breves instantes y hasta el bar de la Rosa llegamos en trio. Allí nos separamos, con el Profe y Salva machacando pedales por delante, Josemari adelantandome con la técnica de la 13-14 y uno que sufrió menos que otras veces en los dos últimos tramos empinados hasta la avenida de las Provincias.

Todo acabó en el Camelot, tras 55 kilómetros de ruta, donde se nos unió el enfermero para las cañas. Digno final para esta y otras etapas.

El Profe en el Camelot

Marqués en el Camelot
Fotos: Lemond

Es de mención que una vez acabado el trámite de las cañas del Camelot, tres de los ciclistas de la etapa le hicimos una visita al convaleciente y nos comimos la tortilla que Mari tenía preparada para la comida.

Muy buena por cierto y gracias a la cocinera sobre todo porque tuvo que hacer otra para la comida familiar.

La maltrecha rodilla de Rulo, tras la artroscopia
Foto: Marqués

Dedico la crónica al impaciente Rulo, aburrido convaleciente de su operación de menisco, que hoy solicitaba este escrito con un correo electrónico muy explícito.

El domingo más, pero recordar a las 9:00 h.

No hay comentarios: