13 de enero de 2013, rodeando el aeropuerto de Barajas

Amenazaba la noche anterior con una tormenta en forma de granizo de los que quitan el hipo, con algunas piedras del tamaño de una pelota de tenis, al menos eso nos aseguraba el Sargento, que incluso inmortalizó uno de ellos. Como decían aquellos conocidos habitantes de una pequeña aldea gala que resistía a las envestidas de las tropas romanas, por Tutatis parecía como si el cielo se cayera sobre nuestras cabezas.
 
Uno de los granizos
Foto: Sargento

Un día más de esos de los que a falta de guía, no sabemos dónde ir, a las 9 de la mañana, con una temperatura entorno a los 4º C, nos juntábamos 9 empedernidos de la rueda en busca de una nueva etapa.
La salida se hizo algo de rogar, entre la espera de uno al que se le debieron pegar las sábanas y la duda de nuestro destino, retrasamos algo el contacto con el asfalto.
Al final decidió Rulo, empeñado en hacer una etapa plana nos hacía bajar hacia la vega del Jarama por el Cristo de Rivas en dirección a San Fernando de Henares. Una bajada un tanto más relajada que otras veces, dado que en esta ocasión el suelo se mantenía todavía mojado tras la citada tormenta nocturna. Una caída no era lo más apropiado en dicha bajada.
Pronto estábamos junto a la depuradora de Casaquemada y el Puente del Moco, al que llamabamos Golden Gate, ese que cruza el Jarama hacia la finca de la Guindalera. Aunque esta vez no tocaba cruzarlo, pues nuestro camino no iba dirigido hacia Torrejón de Ardoz, sino río arriba camino de La Muñoza en el aeropuerto de Barajas.
La ruta continuó por el paseo de los Plátanos y tras girar a la izquierda por el paseo de los Chopos, para llegar casi hasta la glorieta de Europa, donde cruzamos el parque y sorteamos la carretera que une a ésta localidad con la M-50 y Torrejón. Dicho tramo discurre entre campos de cultivo y chabolas, estando lleno de charcos y barro producto de las lluvias nocturnas.
Siguiendo río arriba llegamos hasta el Estadio Municipal de San Fernando, zona polideportiva situada junto al río, muy cerca del Barrio de la Estación de Coslada. Recordar que ambos municipios  están unidos, con una calle que los separa físicamente. A cada lado de ella, el pueblo es diferente.
Volviendo a nuestro recorrido, la ruta continua siempre junto al Jarama, pasando bajo la vía del tren de cercanías, para cruzar sobre la M-21 y la A-2, encaminándonos hacia la vía pecuaria SR-71, que rodea al aeropuerto de Barajas, en la zona de La Muñoza.
Una vez en ella, solo nos quedaba seguir este vía situada entre el cauce del río Jarama reconducido tras la ampliación de las pistas del aeropuerto y las citadas instalaciones. Una ruta apenas empinada, donde disfrutan aquellos que les apasiona rodar con la bicicleta y un tanto monótona para los que estamos acostumbrados a los sinuosos caminos de Arganda, que suben y bajan sin tregua.
Tras cruzar bajo la carretera que une el pueblo de Barajas con Paracuellos del Jarama, la M-111, la ruta continúa en la misma dirección. Ahí el pelotón estaba dividido en dos grupos, los de delante tirando del grupo y algunos un tanto retrasados y más lentos, por detrás.
El cauce cementado del arroyo de Valdebebas es el siguiente lugar reconocible, donde sin pausa continuamos adelante para hacer la reunión tras cruzar el arroyo de las Zorreras, el que baja por debajo de las pistas del aeropuerto desde la depuradora de La Moraleja, hasta unirse con el río Jarama. Unos lo cruzaron por los bloques de cemento y otros sin miedo, directamente por el agua.

Cruzando el arroyo de las Zorreras
Video: Clavi
En ese lugar la foto de pelotón, un poco de reposo, Antonio de vuelta a casa y el resto a continuar camino rodeando las pistas del aeropuerto, rumbo Norte.
 
Pelotón de la jornada
Fotos: Marqués

Un problema de esta ruta es el molesto ruido sobre todo a la altura del despegue de los aviones, incrementado en el día de hoy por el fuerte viento dominante, que seguramente lo hiciera más molesto al tener que acelerar más los motores de los aviones en el despegue, provocando una mayor y molesta intensidad.
 
Elevator y un avión en despegue
Foto: Marqués

Poco después hay que cruzar un nuevo cauce, en este caso el arroyo de la Vega, que pasa por la depuradora EDAR  Arroyo de la Vega, del municipio de San Sebastián de los Reyes, por donde más adelante pasará la ruta.
Cruzamos bajo la M-50, para realizar un corto tramo de camino río arriba tal y como hiciéramos la primera vez que realizamos esta etapa, cuando GPS nos enseñó la ruta. Para girar de nuevo a la izquierda y enfilar hacia arriba hacia el citado municipio madrileño.
En la única cuesta de la etapa, obviando la subida del Cristo de Rivas, donde se estiró el pelotón entre risas de alguno y resoplidos de otros. Dicho camino acaba junto a una gasolinera situada junto a la A-1, para cruzarla hasta la zona de los centros comerciales denominada Plaza Norte 2. Tocaba hacer un descanso, unas fotos y sobre todo relajarse para la vuelta a casa.
 
Camino del Plaza Norte 2, con las 4 torres al fondo
Foto: Marqués


Casi pelotón en Plaza Norte 2
Foto: Marqués

La vuelta bajando la carretera asfaltada que baja directamente desde el Plaza Norte 2 a la depuradora EDAR Arroyo de la Vega, para cruzar bajo un puente y rodear las pistas del aeropuerto en dirección a nuestro camino de ida.
Es de destacar que no hubo apenas tregua de regreso, aunque el pelotón volvió a separarse en dos. Por detrás, con un miembro del grupo algo tocado y otro con la bici de nuevo perjudicada, volvía a perder aire tal vez por un nuevo pinchazo o quizás por un parche mal colocado. A la altura de la A-1 casi hubo unificación, aunque por poco no se junto el grupo.
Como se narra, la ruta fue idéntica a la de ida, salvo para Elevator que evitó la senda embarrada junto al río y en el Estadio Municipal de San Fernando se dirigió a la circunvalación del municipio enfilando hacia la carretera del Cristo, sin volver a pisar tierra en el resto del recorrido.
Los de delante llegaron sin ninguna novedad al Camelot, quedando uno por el medio y otros dos por detrás a merced de una bici que fue inflada de aire en numerosas ocasiones para evitar el cambio de la cámara. Quizás fuera un error, visto lo visto.
El final de un día ventoso, tras los 62 kilómetros recorridos, brindando con unas cerecitas en el citado bar Camelot, lugar habitual de final de las etapas. Que os voy a contar que no sepáis.
 
Ruta y resumen
Por Sargento

Y para finalizar animar al resto del pelotón a su reincorporación a las rutas dominicales, porque aunque no lo creáis se os echa de menos, Nenazas.


Tomas falsas
Fotos: Marqués
 

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