Esta es una de esas etapas que
por sencillas y conocidas, no tiene mucho que decir ni explicar, pero con un
esfuerzo, intentaré contar algo de ella.
Estábamos dentro de una
ciclogénesis explosiva, que apenas se notó salvo por el viento fuerte y
molesto, que no viene nada bien cuando vas montado encima de una bici.
Convocados el sábado por Jokin,
acudimos 7 Nenazas a la cita dominical, con alguna baja de última hora y uno
que hacía mucho tiempo que no tocaba rueda.
La salida un tanto retrasada, uno
que llegaba un poco tarde y mi bici volvía a estar con la rueda trasera sin
aire. Esta vez reventó por un defecto de la cámara. La llevé por la tarde a
Decatlón y la devolví.
Después de tanta penuria, y en
honor de Casper tomábamos la salida en dirección
a Morata, ya que aún no conocía este municipio del sureste madrileño y tenía
ganas de hacerlo, así como de probar las tan nombradas palmeritas morateñas.
La salida por el pinar del Cerro
del Telégrafo, había llovido en cantidad el día de antes y había miedo a la
senda estrecha que lo da la vuelta. Y enfilados por la avd. Pilar Miró en busca
del pueblo.
Una vez en la laguna de El Campillo,
como tantas y tantas veces elegimos la subida por la carretera de Chinchón y el
Vaáamono, que la lluvia no le afecta en absoluto.
La llegada hasta arriba un tanto
escalonada, pero sin demasiadas diferencias, y después de las fotos de rigor,
Antonio se volvía tras el cupo cumplido.
Pelotón de la jornada
Fotos: Marqués
El resto no lo dudamos, y vía
verde adelante tomamos dirección hacia Morata, sin pausa y con prisa. Una
bajada vertiginosa que nos llevó en un pis pas hasta el helipuerto de Morata.
Ahí unas nuevas fotos, que Casper
tenía muchas ganas de posar sobre la gran H pintada sobre el suelo y rápido
sobre la bici que nos esperaban las palmeras en Morata.
En el helipuerto de Morata de Tajuña
Fotos: Marqués
En los últimos bolardos antes de
entrar a Morata, se mascó la tragedia. Según parece unos ciclistas que subían
decidieron no apartarse y tras el frenazo del Sargento, el Gavilán tuvo que
hacer un caballito inverso para no comérselo. Su rueda delantera frenó en seco
y la trasera se levantó del suelo. Si le pasa a otro, hostia segura pero el
Gavilán es el puto amo sobre ruedas.
Entre risas y charlatadas
llegamos hasta la plaza de Morata, entrando el pelotón en la pastelería en
busca del preciado bocado. Es de destacar que el Gavilán se marcó un tanto e
invitó al resto a palmeritas morateñas, que fueron degustadas con placer en la
plaza delante del ayuntamiento.
Fotos: Marqués
La vuelta evitando en carril de
la vía verde, pues tal y como se hizo en la primera salida de Casper con el grupo,
el pelotón eligió la subida por carretera en dirección a Arganda del Rey. Es de
contar que la mayoría la desconocíamos. Una subida un tanto empinada que nos
llevaba hasta la zona de las canteras, junto a las explanadas donde vuelan con
avioncitos.
Arriba nos juntamos todos, para
tomar el camino archiconocido que nos lleva hacia la cementera y sin parar
pronto estábamos bajo el puente metálico de la vía verde, para cruzarlo y
empezar la bajada de nuevo por el Vaáamono.
La bajada a todo trapo, con el grupo
estirado pero sin demasiado espacio entre los ciclistas, para juntarnos de
nuevo junto a la carretera de Chinchón y enfilar hacia Rivas.
La subida hasta casa por las
calles de Rivas en tres grupos, con Avispa y Gavilán por delante, Sargento y
Casper por el medio, y el Profe y Marqués a corta distancia.
Cada grupo llegó al Camelot tras
52 km por separado al elegir rutas diferentes para la subida, pero allí nos
juntamos a platicar sobre la etapa y recuperar líquido, tomando unas cerecitas
que supieron a gloria.
Ruta en plano y en foto aerea
Por Sargento Pegatinas
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3876430
Un enlace que nos manda Casper de la vuelta de la ruta en Wikiloc:
Un saludo al resto y esperamos
veros pronto.
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